El número uno de taquilla en EEUU en su estreno ha sido para Los pecadores, una historia de vampiros ambientada en el Sur del país en la era de la segregación racial. Y aunque en España el film de Ryan Coogler (Black Panther) no ha triunfado de manera comparable, las críticas han sido mayoritariamente positivas ante el que ha sido el film original (no es una secuela ni una adaptación) de más éxito en varios años desde el estreno de Oppenheimer y Nop, de Jordan Peele, en 2022.
Pero la película, además de un giro argumental bastante radical bien avanzado el metraje que transforma un drama de época y musical en un film de terror, alberga otro elemento novedoso. Tan novedoso que podría representar cierto peligro para el sistema de estudios de Hollywood.
Coogler, de 38 años, exigió a Warner Bros recuperar los derechos de la película cuando esta cumpla 25 años de su estreno. Un elemento nada baladí en tanto es precisamente la explotación de los films lo que reporta beneficios a la empresa. Solo algunos directores como George Lucas o Richard Linklater han conseguido a lo largo de toda la historia este tipo de concesiones por parte de un estudio.
Será la primera y única película de su filmografía que el director de Creed y Wakanda Forever posea, dado que se trata de una iniciativa personal para este proyecto específico que él mismo calificó en Business Insider de "simbolismo personal". La película, protagonizada por Michael B. Jordan en el doble papel de dos hermanos gemelos, está basada en recuerdos de su abuelo, a quien nunca conoció, y su tío James, que murió en el año 2015.
El guion de Sinners, aquí Los pecadores, fue objeto de una guerra de ofertas entre varios estudios antes de que Warner Bros se llevase el gato al agua. La razón, que concedió al director sus solicitudes económicas en cuanto a la redaudación del film (retorno desde el primer dolar recaudado y no lo habitual, cuando el film recupere el presupuesto invertido), pero también el montaje final y la propiedad de la misma 25 años despues del estreno.
El (buen) trato de Coogler con el estudio esta asustando a muchos ejecutivos de estudio, que califican en Vulture de "muy peligroso" el trato al que ha accedido Warner hasta el punto de que podría significar "el final del sistema de estudios". Hay, no obstante, algún precedente reciente, como el de Sony con Quentin Tarantino en 2017 para Érase una vez en Hollywood, en un acuerdo que se movería entre los 10 y los 30 años, según las diferentes fuentes.
Solo directores con una importante trayectoria pueden acceder a esta clase de tratamiento, que no obstante parece indicar que algo ha cambiado en Hollywood tras la pandemia. Hay casos puntuales como el de Mel Gibson con La Pasión de Cristo, que fue en parte financiada por él mismo. Y es que, exagerada o no esa afirmacion publicada en Vulture, el sistema de estudios se basa en la explotación de su extenso catálogo cinematografico en lo referente a secuelas, remakes, reestrenos, venta o alquier de los derechos, reemisiones, alquiler y venta, merchandising y otros productos… En definitiva, exprimir a perpetuidad el film.