
En la lista de actrices más veteranas figuras Joan Collins, que cumple noventa y dos años este 23 de abril y sigue en activo. Las hay que se refugian en series de televisión cuando el físico las traiciona, mucho antes de alcanzar esa edad. Pero es que Joan todavía incorpora personajes protagonistas en la gran pantalla. Su última película ha sido el thriller Murder between friends. Y ahora se dispone a llevar a la pantalla la vida de la muy controvertida Duquesa de Windsor, de soltera Wallis Simpson, que enamoró al rey de Inglaterra Eduardo VIII, el que por amor, renunció al trono en 1936, abdicando en su hermano menor para casarse con la dama norteamericana, quien divorciada un par de veces no fue nunca aceptada en la Corte británica. Ese filme llevará por título The Bitter End o El amargo final.
Joan Collins está encantada con ese personaje, que ella
misma ha definido como "el de una mujer icónica cuya historia nunca antes se ha llevado al cine". Se ha documentado cuanto ha podido para poder interpretar la vida de la Duquesa. Sabedora, probablemente de que, amén de incontables recortes de diarios y revistas y libros, existe un dossier donde se cuenta que era una
mujer adúltera, frecuentadora de burdeles chinos, para aprender una refinada técnica sexual. Puede que tal documentación fuera falsa, interesada para sus enemigos. En el Reino Unido era pública la consideración que se tenía sobre ella: mujer de mala reputación que corrompía a la Real Familia por su relación amorosa con el rey Eduardo VIII. Una puta, en román paladino. Sobre quien recayó, después de contraer matrimonio con el monarca el 11 de diciembre de 1936, una durísima campaña, en la que se relacionó a la pareja con un viaje a Alemania en 1937 para entrevistarse con Hitler y fotografiarse con él alzando el brazo con el saludo nazi. De esto último hubo pruebas fotográficas inequívocas.
Joan Collins tiene una extraordinaria vitalidad. Longeva que no aparenta los noventa y dos años que cumple. Cuida al máximo su físico. Y desde luego se ha sometido a varias operaciones de cirugía estética en el transcurso del tiempo. Con fortuna. Las hay quienes no salen bien paradas después de servirse del botox y todas las posibilidades cosméticas al servicio de la mujer. Lo que ignoramos es si aceptará aparentar en la pantalla la
vejez que acompañó a la Duquesa de Windsor sus últimos días, hasta fallecer de neumonía bronquial el 24 de abril de 1986.
La revista Tatler ha definido esta película de Joan
Collins, cuyo rodaje se había previsto iniciar este mes de mayo, como "el glamour melodramático". Porque ha de contener muchas fiestas a las que los Duques de Windsor acudían a menudo: llevaban una existencia de puro ocio, sin saber qué hacer, al no tener obligaciones profesionales de ningún tipo. Es previsible que Joan Collins exhiba su poderoso atractivo y aparezca guapa,
obviamente. Lo que no era en realidad la Duquesa. Que Joan Collins vaya a interpretar a una mujer vilipendiada e incomprendida no le es ajeno. Recuérdese cuando dio vida a un malévolo personaje femenino, aquella pérfida Alexis Carrington Colby, de Dinastía, un magnífico culebrón televisivo, que le proporcionó una incuestionable popularidad en todo el mundo.
Nacida en Paddington, Londres, Joan Collins ha desarrollado su carrera artística en Estados Unidos, ya desde la década de los 50 del pasado siglo. En su filmografía, destacan entre otros títulos: Las noches del Decamerón (1953) junto a Joan Fontaine; La reina virgen (1955), cuya protagonista era Bette
Davis, y luego ya en 1979 Quemadura, donde encabezaba el reparto con Farrah Fawcet.
Abundan en los papeles que aceptó interpretar los de mujeres dominantes, prepotentes, sirviéndose de su físico. La frivolidad como lema, dentro y fuera de la pantalla. Pero se olvida que también ha publicado varias novelas y no es desde luego alguien que sólo parezca ser alguien superficial.
Cinco matrimonios
Se ha casado en cinco ocasiones. El último marido, que
hace ese número quinto de su biografía sentimental, se llama Percy Gibson, y es quien más le ha durado desde que contrajeron matrimonio en 2002. Madre de dos hijas y un varón. La mayor es Tara, nacida en 1963 y la benjamina, Katyana, en 1972. Entre medias, Alexander, que vino al mundo en 1965.
En un par de ocasiones tuve la oportunidad de cruzar un breve diálogo con Joan Collins, en Londres y en Palma de Mallorca. La encontré bella, refinada y cortés. Con una mirada, mientras sonreía, que me pareció su mejor arma para fulminar a sus admiradores. Seductora de los pies a la cabeza.