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'The Ritual' desaprovecha a Al Pacino haciendo de exorcista

El Ritual, film de terror protagonizado por Al Pacino y Dan Stevens, se estrenó en España el 6 de junio.

El Ritual, film de terror protagonizado por Al Pacino y Dan Stevens, se estrenó en España el 6 de junio.
Pacino en El Ritual | Inopia

El de El Exorcista debe ser la esquematización argumental más reconocible y usada del género de terror. Y El Ritual, que precisamente basa su acción en el caso documentado que William Peter Blatty y William Friedkin usaron de modelo para su ficción acaecido en 1928, no se sale ni un ápice del carril. La película de David Midell, eso hay que reconocérselo, tira de reparto: tanto Al Pacino como Dan Stevens, convertido ya en un genio y figura del género, son dos caras interesantes que podrían haber proporcionado al film un aura algo más vistosa.

Porque si algo es El Ritual es pobre, con una tristeza, la que desprenden sus imágenes, que se debe más al desánimo que a una intención de imprimir un tono concreto. Si William Friedkin logró disfrazar su fábula del Bien y el Mal de cine semi-documental, Midell trata de hacer lo propio con esa ya demasiado traída y llevada cámara en mano. Si muestras como El Exorcista del Papa o El Exorcismo de Emily Rose al menos lograron modulaciones de tono aunque sea en clave de serie B de estudio, El Ritual tan solo se ampara en ese aire de seriedad que más bien la asemeja a un telefilm de sobremesa. Jamás hubiéramos imaginado un film de Al Pacino como exorcista como algo tan plano.


Una pena, en tanto el caso del exorcismo de Emma Schmidt, pseudónimo de Anna Ecklund y el más extensamente documentado en el catolicismo, al menos daba para un relato interesante y tenso, resultando la chica en un mero McGuffin sin atributos de personaje (desobedeciendo una de las reglas capitales del film de Friedkin) y desaprovechando algun resorte que el guion deja aquí o allá (la posibilidad de que Anna y el cura veterano oculten alguna clase de nexo). En este sentido el film carece incluso de las filigranas habituales de Pacino, que se conforma con aportar su presencia y recitar frases como "gruñe al ver una iglesia" con una desgana desesperante.

La presencia episódica de Patrick Fabian, protagonista de, esta vez sí, un decente film del género como El último exorcismo (2010) y ciertos momentos de confrontación entre dos actores tan vitales como Stevens y Pacino apenas justifican la espera hasta el exorcismo final de un film. que se ampara demasiado en la habitual generosidad del aficionado al terror.

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