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'Algo le pasa a mi yerno', la comedia francesa que se burla de viejas y nuevas masculinidades

Algo le pasa a mi yerno es una comedia con Christian Clavier estrenada en cines españoles.

Algo le pasa a mi yerno es una comedia con Christian Clavier estrenada en cines españoles.
A Contracorriente

Decía Walter Benjamin que uno puede averiguar el pulso de los tiempos mirando de cerca a sus manifestaciones artísticas más ordinarias, mediocres. Y Algo le pasa a mi yerno es exactamente eso, una comedia de reuniones familiares sin una sola sombra de duda, ni visual ni moral; una nueva adición al ya abundante corpus de peliculas cómicas de señores en crisis existencial y comedias familiares destinadas al remake en otras cinematografías europeas.

Pero Benjamin tenía razón y algo que podemos hacer es concederle a Algo le pasa a mi yerno el tiempo que, con total seguridad, los espectadores franceses le han concedido: la película de Arnaud Lemort (Un verano en Ibiza, también al servicio de Christian Clavier) va de las crisis de la antigua y la nueva masculinidad, aquella que exhibe su superioridad intelectual pero también aquella que escapa del cliché del macho protector, que afronta el ridículode la inseguridad y los sentimientos.

La historia de Algo le pasa a mi yerno cabe en una servilleta: durante una reunión familiar en la que su hija le persentará a su futuro marido, el fatuo doctor interpretado por Clavier descubre que es su paciente más palizas. Y ya está, nos sabemos todo lo demás: el género de la comedia francesa en su acepción más industrial, poblado de situaciones familiares y clamores al cielo, solo es algo más sofisticada que su variedad española.

Nada en contra, en todo caso, de la coña a costa de la idiosincrasia del cuñado, del yerno y demás fauna de las reuniones familiares, pero films como Algo le pasa a mi yerno atraviesan ahora mismo su particular vía crucis de mediocridad. Hubiera estado bien que Lemort hubiera adornado el film de una puesta en escena menos "netflix", que su parodia de las viejas y nuevas masculinidades se basase en algo más que un puñado de equívocos alargados. Es, en todo caso, un film servicial, entretenido, para esa audiencia que quiere y merece películas que ocupen un precioso término medio, que escapen a la tiranía de las franquicias y la mediocridad de esa cataplasma de estrenos independientes e ínfimos que adornan la cartelera.

El foco en las inseguridades masculinas y el tono blanco del invento triunfan finalmente. Algo le pasa a mi yerno brilla precisamente por poner la lupa en esas fallas pero, al final, decide que es mejor concederles su espacio. Un respiro entre tanta terapia alternativa, conciencia de género, reformulación de roles, que viene atosigandonos la última década.

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