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Déjame entrar: Remakes y vampiros

La película sueca Déjame entrar se alzó hace menos de dos años no sólo como el mayor hito moderno del cine vampírico, sino como una de las películas más incuestionablemente bellas y poéticas del cine reciente. Su director, Tomas Alfredson, utilizó la novela de John Ajvide Lindqvist para presentar un sombrío retrato de la infancia, y en última instancia una película de vampiros alejada de las idioteces de Crepúsculo.

Ahora, Matt Reeves, director de la apreciable Monstruoso, demuestra ser tan buen copista como cineasta. La nueva versión de Déjame entrar es un filme respetuoso con su precursor, del cual es casi una mimesis. Si algo funciona, no lo cambies, parece haber pensado. Por eso, conserva del original todo lo esencial, algo que le ha valido las críticas de muchos, probablemente de los mismos que la rechazarían con ardor si no hubiera sido preservado. ¿Significa esa falta de riesgo que estamos ante una mala película? ¿Significa que los que los críticos con la película están equivocados? En absoluto, en ambos casos...

Lo cierto es que la práctica del remake no es ni nueva ni tan funesta como parece, por mucho que en ocasiones delate el nulo interés de la industria por correr riesgos. Reeves ha optado por utilizar como base la película de Alfredson más que la novela de Lindqvist, de modo que la nueva Déjame entrar funciona, simplemente, porque la anterior película era rematadamente buena. No se ha adaptado el material literario para elaborar una versión realmente novedosa, sino que se ha optado por la vía de la, en ocasiones, excesivamente vilipendiada práctica del remake. El caso es que sea como fuere aquí está la película, y que la historia de los dos jóvenes Romeo y Julieta infantiles vuelve a capturar desde el primer fotograma.

Reeves consigue reproducir la misma sensación de aislamiento y soledad del filme sueco, de nuevo impresa en todos los instantes de la historia. Por mucho que el director insista más de lo necesario en ubicarnos en la América de Reagan (quizá tratando de buscar significados nuevos en el enclave geográfico), o que cuente parte de la historia en forma de flashback, y que perdamos algo de la capacidad de sugerencia del original (como en ese momento en el que Owen llama a su padre para preguntarle si el mal existe, por otro lado extraordinariamente interpretado por Kodi Smit-McPhee), Déjame entrar sigue siendo una historia bella y poética, terrible y tierna a la vez. El filme no desdramatiza los sucesos que ocurren en pantalla y conserva su misterio, y logra incluso ser más ágil y acompasada, aunque es cierto que la imitación del filme de Alfredson desdibuja un ápice la sustancia de la película.

Pero Reeves tiene la decencia y el buen gusto de preservar de forma respetuosa las claves y el tono de la historia, de comprenderla, por mucho que ésta hubiera sido hecha antes. Los niños Kodi Smit-McPhee (visto en La carretera) y Chloe Moretz están brillantes en cada plano. Y Reeves ha reforzado algunas de las virtudes de la original utilizando una portentosa y sutil música, obra de Michael Giacchino, y potenciando la virulencia de los ataques vampíricos, como ese que tiene lugar dentro de un coche en la gasolinera y que resulta fundamental para la historia. En esto último hay que subrayar que sí salimos ganando.

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comentarios
1 HGE, día

Vi la original no hace mucho (la compré en DVD hace unos meses) y pienso lo mismo: bella, sugerente, poética y terrible; una buena película de vampiros (y por tanto no demasiado apta para el público infantil, aunque desde luego más que "Crepúsculo", que no logré terminar porque ¡es cierto! es una auténtica cursilada blandurria, como su protagonista la niña famélica esa de Kristen que sólo invita al sopor depresivo, desde luego no a la atracción erótica). No sé si tiene mucho sentido hacer un remake tan pronto, pero claro: es que a veces da la impresión de que si en USA no "traducen" ciertas pelis del cine europeo (o las de terror japonés) el público no acude a verlas, y no sé: no tenía entendido que el público USA fuera tan "autoctonista" (¿eran necesarias las versiones de "Ring"?).

2 Erbilyos, día

Se me hará extraño ver el remake con otra música distinta de la que compuso Johan Soderqvist para la versión original. La he escuchado muchas veces y es un portento. Creo que le corresponde gran parte del mérito de la película sueca. Esta nueva versión no la he visto todavía, pero no tengo ninguna prisa por hacerlo. Me gustó mucho la original y me provoca ciertos recelos acercarme a un remake de una película que me haya dejado una gran impresión (además la he visto tres veces en los últimos dos años). A veces me ha sucedido que he visto la versión americana de una película extranjera antes de ver la original, y después ésta me ha defraudado un poquito aunque fuera igual de buena o mejor. Eso me sucedió con The Ring (supongo que echaba mucho de menos a Naomi Watts en la versión original japonesa, entre otras cosas). Importa mucho cuál hayas visto primero, sobre todo si la calidad cinematográfica es similar. Esta versión de Déjame entrar tal vez sea más apropiada para los que no hayan visto la original. Cuando se habla del fenómeno de los remakes de Hollywood, se menciona siempre que es síntoma de una escasez de ideas (que parecen haber emigrado a la TV) y de la aversión al riesgo por parte del tinglado empresarial, pero yo creo que se olvida un factor importante: en los EEUU existe una considerable demanda del público, que pide ver esas películas en inglés y con actores conocidos. En los foros de IMDb es frecuente ver preguntas de estilo de "¿Quién sería el protagonista en la versión americana?" Lógicamente, ese público prefiere ver a Tom Cruise en lugar de ver a Eduardo Noriega, o a Naomi Watts en lugar de Susanne Lothar o Nanako Matsushima.

3 Juanmagh, día

Hola Erbylos. El tema del remake lo ha analizado usted perfectamente. Obviamente, el público americano es muy nacionalista con lo que consume, y bastante es que Matt Reeves haya comprendido y respetado la naturaleza de la película sueca. Creo que el propio escritor Lidqvist está contento con el resultado. Creo que el que no ha visto la película sueca debería volar a ver esta versión americana. Luego, si es menester, que se compren el DVD de la otra. En el caso de The Ring, le confieso que me gustó más la versión norteamericana. Porque la ví antes, y porque me parece mejor...sólo por cómo Naomi Watts defiende el personaje, ya me identifico más con ella. Como usted mismo creo que dice, la práctica del remake está muy muy extendida. La propia película sueca no deja de ser una adaptación de un libro...y que yo sepa nadie ha arremetido nunca contra las adaptaciones. Otra cosa es que hiciera falta ver la misma película un año después...En fin, la pescadilla que se muerde la cola.

4 Arturito, día

La novela da un miedo terrible; y esté o no bien escrita, que eso importa menos: es "expresionismo". Junto a la estatua del "chalado de Nueva Inglaterra" (Lovecraft, el que escribía mejor y demás familia)) habrá que colocar la del "chalado de Escandinavia".