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El misterio de la muerte de Tony Scott

Hace una semana, la noticia de la muerte del realizador Tony Scott –o mejor dicho, su suicidio- conmovió a la comunidad cinematográfica norteamericana y al aficionado al cine en general. No sólo por la muerte de un director en activo, sino por una manera –quitándose la vida arrojándose del puente Vincent Thomas en Los Angeles-, ciertamente impropia de un realizador de cine afamado y consagrado. A continuación se sucedieron las versiones e incluso un asomo de polémica. La cadena ABC señaló que al director se le acababa de notificar un fulminante e inoperable cáncer cerebral, extremo que fue desmentido por la familia inmediatamente. Todavía hoy, sólo queda remitirse a las numerosas notas de suicidio –secreto de sumario- y a la autopsia de las autoridades, que saldrá a la luz en semanas.

Tachado con frecuencia de efectista, manipulador, violento o patriótico –y lo era-, el cine del británico era pura apología del artificio visual, y siempre se situó en segundo lugar respecto al de su hermano Ridley, responsable de clásicos de la ciencia ficción como Blade Runner y Alien, y defenestrado una vez más por la reciente Prometheus.

Tony Scott, hasta ese momento director publicitario, debutó con un filme de vampiros de diseño que hoy es considerado de culto, El Ansia, para luego catapultarse al Olimpo de los realizadores de Hollywood gracias a Top Gun. La cinta, producida por Jerry Bruckheimer y el también fallecido Don Simpson, es todavía a día de hoy una de las cintas más exitosas de la historia, así como la responsable de lanzar a Tom Cruise como estrella cinematográfica y de crear una verdadera ola de patriotismo encuadrable en la era Reagan de los ochenta. Después, se sucedió una carrera con altibajos (Revenge, Dias de Trueno) pero que fue creciendo en intensidad y calidad de manera inesperada.

Tony Scott tuvo que labrarse cierto prestigio a puñetazos, pero desde luego que lo hizo. Aún ahora hay quien se lo disputa, tachándole de mero artesano de thrillers dispuestos en torno a estrellas de turno como Will Smith, Bruce Willis o quien acabaría siendo uno de sus fetiches actorales, Denzel Washington. Pero echemos un vistazo a los filmes abordados por el director en los noventa, como Amor a quemarropa o Marea Roja (ambas con Quentin Tarantino, quien dispensó públicamente Top Gun del escarnio crítico en el filme Duerme conmigo) o la trepidante y hasta cierto punto premonitoria Enemigo Público, que siguen resultando brillantes. Algún fallido experimento ocasional (Fanático) se alterna con títulos extraordinarios y a reivindicar, como la excesiva El último Boy Scout (un fracaso en su momento, y ahora ensalzada por todos), la ejemplar Spy Game o la desconcertante El fuego de la venganza, una de las favoritas de quien esto escribe, por cierto.

Su últimas películas, el entretenido thriller Asalto al tren Pelham 123 e Imparable, podrían considerarse menor por, respectivamente, tratarse de un remake y lo exiguo de su propuesta (un tren descontrolado a detener) pero también una muestra más del inequívoco músculo visual y narrativo de su puesta en escena.

El efectista Scott se hallaba, en definitiva, en plena efervescencia creativa. A sus 68 años, manejaba media docena de proyectos entre cinematográficos y televisivos –la aclamada The Good Wife entre ellos-, y se encontraba embarcado en el diseño de al menos tres filmes, entre ellos una secuela de Top Gun que de nuevo iba a estar protagonizada por Tom Cruise. Su adrenalínico estilo visual empezaba a ser imitado por posteriores directores, y su marca de fábrica es visible en todos los thrillers que abordó. Muchas de sus películas fueron reivindicadas con el paso del tiempo, ya en vida del director (el caso de Top Gun es paradigmático). Va a ser que el tiempo, efectivamente, pone a cada uno en su sitio: Tony Scott pudo no inventar la rueda, pero nos hallábamos ante un artista formidable.

El británico, casado en terceras nupcias y con dos gemelos, fue enterrado viernes pasado en una ceremonia íntima en la que Ridley Scott leyó una emotiva carta a su hermano. Todos le vamos a echar de menos.

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comentarios
1 mrsambo, día

GRUPO SALVAJE (1969) 2ª Parte. Estallido de violencia a lo Peckinpah. http://cinemelodic.blogspot.com.es/2012/08/critica-grupo-salvaje-1969-parte-24.html

2 mrsambo, día

Yo desde luego sí, un gran director de entretenimiento. Aluciné con la noticia el otro día.

3 josemp, día

estupenda reseña sobre Scott. Coincido: un buen artesano del cine, demasiado pirotécnico y poco original. “El astronauta, una lavadora y yo” en http://elblogdejoseantoniodelpozo.blogspot.com

4 pepecamp, día

¿Qué tiene que ver Tarantino con la película Marea Roja? No lo pillo...

5 Juanmagh, día

Buenas, pepecamp. Después de ese toque de Tarantino en la película de Roger Avary, y el exitoso guión de Amor a quemarropa, Scott pidió ayuda a Tarantino en la reescritura del guión de Marea Roja. Solo que no está acreditado en los títulos.