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Federico Jiménez Losantos

'Con Aznar y contra Aznar' (La Esfera, 2002): "Si lo sé no vengo"

Artículo de agosto de 1996. Federico Jiménez Losantos constata tres de los desvíos del PP de sus promesas electorales. Entre ellas, la defenestración de Vidal-Cuadras al frente del PP de Cataluña, exigida públicamente por Jordi Pujol.

Antes del verano, el problema político esencial era si el nuevo Gobierno podría llevar a cabo sus proyectos de regeneración política y modernización económica, tarea comenzada por el magno proyecto de privatizaciones. Después del verano, el problema político más alucinante es encontrar algo del proyecto de regeneración nacional para el que fue votado José María Aznar. Antes del verano, los campos ideológicos y políticos estaban razonablemente delimitados; ahuyentando el fantasma de la corrupción, España debía ir entrando en caja poco a poco, hasta alcanzar un equilibrio razonable entre izquierdas y derechas, fuerzas centrípetas y centrífugas, sociedad y Estado. Hasta julio, puede decirse que el Gobierno estaba inédito en lo político y activo en lo económico, siempre dentro de las expectativas creadas por su programa electoral y de las posibilidades nacionales. A finales de agosto, en vísperas de la reanudación del curso político, el panorama ha cambiado por completo.

Todas las noticias que llegan de España son alarmantes. No hay una sola persona con la que haya hablado en el último mes que esté satisfecha con el Gobierno, incluyendo algunos de los que más eficazmente contribuyeron al triunfo del Partido Popular. Por las noches, me lanzo a navegar en Internet y en las playas informativas españolas, entre ABC y El País, contemplo los restos del naufragio regeneracionista. Acudo a los quioscos floridanos, a las confortables librerías norteamericanas para que la letra impresa calme mi desasosiego y lo que leo me deja todavía más perplejo. En su página dominical de EL MUNDO, Pedro Jota parece el notario de la desolación. En sus columnas agosteñas, Campmany convierte a Larra en un optimista. Busco los diez o doce nombres que en esta ominosa década animaron a la opinión pública a descabalgar del jaco monclovita al caporal González y no encuentro un párrafo de satisfacción. ¿Tanto ha cambiado España en dos meses? ¿No será que después de un año en el extranjero y de un mes largo lejos de las urgencias de la noticia he perdido yo el pulso de la vida nacional?

Por este apartamiento temporal que, aunque uno no quiera, le aleja de la percepción intuitiva de las cosas, del ritmo de los acontecimientos y, lo que es más importante, del equilibrio entre las esperanzas frustradas y las expectativas satisfechas, no me atrevo a formular aún un juicio definitivo sobre lo sucedido este verano. Tengo que pasear las calles, ver los programas de entretenimiento en la televisión y, sobre todo, oír las tertulias de radio, verdadero escaparate de la opinión pública española, antes de llegar a una conclusión. No obstante, hay en estas últimas semanas tres o cuatro noticias que, si no las leo, no me las creo. Una es la negativa de entregar al juez los documentos del Cesid, que todavía tiene un cierto arreglo. Otra es la sensación, cada vez más fuerte, de que el Gobierno podría subir, todavía más, los impuestos. Una tercera, aún no confirmada, la defenestración de Vidal-Cuadras al frente del PP de Cataluña, exigida públicamente por Jordi Pujol. Cada una de estas noticias es una catástrofe. Las tres juntas suponen el fin del proyecto del PP. La primera liquida cualquier expectativa de regeneración nacional tras la corrupción socialista. La segunda destruye el proyecto de liberar a la sociedad de sus servidumbres fiscales ante un Gobierno elefantiásico. La tercera, en fin, acaba con el PP como partido nacional español y lo convierten en simple administrador madrileño de los poderes fácticos regionales, tan insolidarios como oscurantistas. La primera es un crimen; la segunda, un disparate; la tercera un suicidio.

Vamos, que, si lo sé, no vengo.

ABC, domingo, 25 de agosto, de 1996.

Artículo del libro Con Aznar y contra Aznar (La Esfera, 2002) de Federico Jiménez Losantos. Capítulo "Del Gobierno al poder (Artículos, 1996-1998)".

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