La célebre aviadora estadounidense Amelia Earhart desapareció en 1937 mientras trataba de convertirse en la primera piloto en volar alrededor del mundo. Se cree que se estrelló sobre el Océano Pacífico y se dio por hecho que su cuerpo desapareció entre esas aguas. Desde entonces, han sido numerosos, e infructuosos, los intentos de encontrar su cadáver. Fue un trágico accidente que conmocionó a la sociedad norteamericana.
Hace un mes, el International Group for Historic Aircraft Recovery (TIGHAR), una entidad dedicada al rescate de aviones históricos, propuso una nueva teoría. Contemplaron la idea de que la aviadora pudo haber aterrizado su avión en una isla pérdida y haber muerto como un naufrago tras semanas tratando de sobrevivir con escasos medios. Miembros del TIGHAR, aseguraron que Earhart lanzó más de cien señales de ayuda por radio entre el 2 de julio y el 6 de julio de 1937, recogidas en lugares tan distantes como Texas, Florida o Canadá. Este extremo eliminaría la posibilidad de que su avión quedase destruido en mitad del océano.
Ahora, según recogen medios de comunicación estadounidenses, un grupo de científicos habría dado un paso más en esa dirección. Aseguran que hay grandes probabilidades de que el esqueleto parcial de un náufrago encontrado en la isla de Nikumaroro, en Kiribati, en 1940, pudiera corresponder al de Earhart.
Esos restos fueron analizados en el momento de su hallazgo, pero el forense que se encargó de su estudio descartó la tesis de que eran de la aviadora. Dictaminó que pertenecían a un hombre. Desde 1988, el TIGHAR ha estado tratando de demostrar que estaba equivocado. Y parece que lo ha conseguido.
Los últimos análisis practicados al esqueleto, ahora con técnicas mucho más modernas que en 1940, revelan que los huesos son "de una hembra de altura y origen étnico similar al de Earhart", según recogen medios estadounidenses. Usando una fotografía histórica donde Amelia Earhart posa con los dos brazos descubiertos, antropólogos forenses han calculado que la proporción entre los huesos radio y húmero de la célebre exploradora es virtualmente idéntica a la del esqueleto.
Estos resultados aún no son concluyentes, pero los historiadores y científicos creen que puede ser un gran paso para resolver qué pasó con Amelia Earhart.