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Pedro Fernández Barbadillo

El millar de hospitales del Imperio español

El movimiento de recuperación de la verdad histórica es imparable.

El movimiento de recuperación de la verdad histórica es imparable.
Hospital de Jesús, en México, fundado por Hernán Cortés | Wikipedia

Las cosas están cambiando y para mejor. En los 12 de Octubre de hace tres o cuatro años, en Twitter reinaban las autoflagelaciones de la izquierda española contra sus antepasados y, de paso, contra nosotros. Éramos genocidas, ladrones, militaristas, brutos… Los mismos que expulsan de la raza humana a Cristóbal Colón, Hernán Cortés y Juan de Zumárraga, defiende como seres admirables al califa Abderramán III y a Almanzor, a pesar de sus harenes, de sus mercados de esclavos y de su despotismo.

¡Qué paradoja que la izquierda atea que se las da de cosmopolita y racionalista denigre una gesta científica y de liberación del ser humano como es el descubrimiento de América y, por el contrario, alabe una sociedad tiránica, racista y teocrática como la de Al-Ándalus! Y no se debe a incultura, sino a maldad, a una decisión política para arrancar de los españoles todo motivo de orgullo, pues, como escribió Richard Rorty: "El orgullo nacional es para los países lo que la autoestima para los individuos, una condición para la autorrealización". Y un pueblo angustiado y desarraigado se puede manipular con más facilidad que otro consciente de su herencia y su tradición.

El hashtag que circulaba en esos años citados era #Nadaquecelebrar y quienes tratábamos de replicar sus mentiras teníamos que usarlo, porque se trataba de la única manera de que nuestros tuits se leyesen. Sin embargo, en este tiempo la reacción de los españoles (con participación de muchos americanos que saben que los insultos a los conquistadores y colonizadores también les perjudican a ellos) ha sido tan impresionante que los hashtag como #12deOctubre, #Hispanidad, #TodoQueCelebrar y similares se han convertido en los más difundidos.

Este año volverá a suceder, porque el movimiento de recuperación de la verdad histórica es imparable. A continuación damos más municiones para la discusión.

El primero se abrió en 1502

En otros años hemos escrito sobre las Leyes de Burgos, sancionadas por Fernando el Católico, que daban derechos a los nativos superiores a los que tenían los españoles; el origen de la Fiesta de la Hispanidad, que se encuentra en América; y lo que debe a América a España, en especial plantas y animales (caballos, ovejas, vacas, gallinas, burros, gatos…). Este año, hemos escrito sobre los establecimiento sanitarios que levantó España en su Imperio desde 1492 a 1898.

El hospital nace en la España de los Reyes Católicos como una obra de caridad animada por la Corona y la Iglesia y mantenida por éstas, por órdenes religiosas o por cofradías y municipios. Eran inmensos edificios, en ocasiones sólo superados en las ciudades por las catedrales, donde se acogía y cuidaba a los enfermos, sobre todo a los pobres. Como la imprenta, la universidad y el carro, el hospital cruzó el Atlántico.

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Ruinas del hospital de San Nicolas de Bari, construido por el gobernador Nicolas de Ovando | Cordon Press

El primer hospital se estableció en 1502 en La Española y lo dirigió una mujer negra. De acuerdo con las órdenes de los Reyes Católicos, el gobernador Nicolás de Ovando lo sustituyó en 1503 por otro llamado San Nicolás de Bari y atendido por una cofradía de laicos. Hernán Cortés fundó el primero en México en 1524; Jorge Alvarado, otro en la Vieja Guatemala en 1527; Francisco Pizarro otro más en Lima en 1538; y Pedro de Valdivia en Santiago de Chile en 1544.

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Escalera del Hospital de Jesús, fundado por Hernán Cortés

Y esto ocurrió cuando en muchos países europeos que habían suprimido las órdenes religiosas y los conventos por la reforma protestante la atención sanitaria para los pobres o ya no existía o dependía del favor del poder. En Inglaterra, por ejemplo, la confiscación de los monasterios decretada por Enrique VIII tuvo, entre otras consecuencias, la desaparición de los hospitales, de las escuelas y del arte que ellos mantenían.

El doctor Francisco Guerra, médico exiliado, identificó todas las instituciones asistenciales sanitarias (hospitales, enfermerías, casas de socorro, lazaretos…) levantadas por los españoles en Hispanoamérica y Filipinas, más los hospitales de los misioneros en China y Japón. Sólo excluyó los establecimientos temporales montados con motivo de epidemias o desastres. Según su recuento:

La caridad de los españoles fundó 1.196 instituciones asistenciales en Hispanoamérica y Filipinas entre 1492 y 1898.

El Imperio los abrió en los puntos más lejanos donde había españoles, como Macao (1568), Molucas (1606), Cantón (1678), islas de Juan Fernández (1750), archipiélago de las Marianas (1760), Puerto Soledad en Malvinas (1766), presidio de San Francisco (1776), Río Negro (1778), Batton Rouge (1780) y las Carolinas (1870).

En el siglo XVIII, en México, con un censo superior a los cien mil habitantes, había treinta instituciones de beneficencia, incluyendo varios hospitales generales, con más de 500 camas cada uno. De Lima se dice que gozó de los mejores hospitales de su tiempo.

Tres comidas diarias para los enfermos

¿Y qué trato recibían los enfermos? En el Hospital Real de Naturales de México, los pacientes hacían tres comidas diarias: desayuno con chocolate, almuerzo al mediodía, con caldo de cordero o gallina, más guisado, y cena, con arroz con guisado o asado. Y el régimen alimenticio era similar en los demás. En ellos se acogía a pobres, indígenas, negros, dementes…

Los hermanos betlemitas que dirigían el Hospital de la Misericordia de Quito tuvieron que tomar medidas radicales en 1704 para erradicar la plaga de piojos introducida por los pordioseros enfermos: quemaron los colchones, las camas y las ropas y durante dos años rasparon suelos y paredes.

En las Audiencias de México, Guatemala y Filipinas, la Orden de San Juan de Dios atendió entre 1768 y 1773 a 129.983 enfermos en sus treinta y seis hospitales, que sumaban 1.316 camas; de ellos, fallecieron 9.829.

Guerra explica que "los conquistadores y colonizadores heredaron una tradición asistencial fundada en la caridad cristiana, que fue sembrando de hospitales la Península Ibérica a partir del período medieval", pero subraya que "el ingrediente oculto que los hizo florecer no estaba en las ordenanzas, sino que permeaba de la caridad de las hermandades, las cofradías o sus fundadores".

Compárese esta red hospitalaria no con Al-Ándalus, no caigamos en las ucronáis, sino con la existente en las colonias británicas y francesas, o con las que tienen los Gobiernos comunistas chino y cubano.

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