
El cofre forrado con terciopelo que guardaba los restos del infante don Pedro, hijo de Enrique II, se ha abierto 461 años después de su traslado desde la antigua Catedral de Segovia, según ha informado el Cabildo a través de un comunicado.
Debido a los trabajos de restauración que se están realizando en el sepulcro, era necesario abrir la tapa de la efigie del niño para restaurarla, momento en el que se encontró un cofre de pequeño tamaño encajado en un hueco abierto en la base.

En presencia del deán de la Catedral, Ángel García Rivilla; el secretario del Cabildo, Miguel Ángel Barbado Esteban, y el canónigo encargado de turismo, José Antonio García Ramírez, se abrió tras siglos la cerradura del cofre que contenía, según lo recogido en las crónicas históricas, los restos del Infante.
Según recoge Europa Press, dentro del mismo, se han descubierto, enrollados de forma individual, una blusa presumiblemente de seda con botones de tela, un faldón de mayor tamaño y un cinturón de tela del mismo color, que, hecha un rulo, guardaba tres huesos, aún por identificar la parte del cuerpo a la que pertenecen.