Enrique Santiago Romero, miembro del PCE y secretario de movimientos sociales de Izquierda Unida, ha participado desde 2012 en las negociaciones entre el Gobierno colombiano y las narcoguerrillas de las FARC.
Si se repasa el listado de las grandes novelas distópicas del siglo pasado, se descubre que la gran mayoría de ellas fueron escritas y publicadas durante el periodo de entreguerras. En ese momento preciso, sobre todo tras el estallido de la crisis económica de los años 30, comenzaron a cobrar fuerza algunas ideologías políticas que defendían un Estado fuerte, usurpador de la soberanía y controlador de los destinos de sus ciudadanos, a los que prometían una felicidad futura a costa de sus propias libertades. Ciertamente, el comunismo ya llevaba un tiempo probando su propia utopía autoritaria en Rusia, y en alguna medida fue uno de los sistemas que más inspiró a los escritores —a los pocos intelectuales verdaderamente libres que quedaron— a la hora de denunciar los excesos de un estatismo exacerbado y sin cortapisas. Después, con el éxito del fascismo en Italia y del nazismo en Alemania, las llamadas de atención se hicieron cada vez más constantes. Ahora que nos encontramos en un estado de alarma y que hemos podido comprobar la necesidad de los contrapoderes para evitar el cesarismo político, no está de más repasar algunos de esos títulos. Además, más allá de cualquier consideración política, también constituyen un buen arsenal de lecturas para lo que queda de confinamiento: