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Pedro Fernández Barbadillo

Franklin Roosevelt: el estado intervencionista

Por sus obras, su respetabilidad y su elocuencia, Roosevelt recuperó el prestigio de la Presidencia entre los norteamericanos.

Por sus obras, su respetabilidad y su elocuencia, Roosevelt recuperó el prestigio de la Presidencia entre los norteamericanos.
Franklin Delano Roosevelt | Cordon Press

Como EEUU se encuentra en año electoral, damos este agosto una serie de artículos sobre sus más influyentes presidentes del siglo XX.

Las elecciones de 1932 no tuvieron más que un asunto: la crisis económica. Franklin Delano Roosevelt, gobernador de Nueva York, y ex candidato a vicepresidente en 1920, prometió que los días felices volverían ("Happy Days Are Here Again").

Desde hace unos años, se pone en duda la efectividad del 'New Deal' para sacar de la recesión a EEUU y se atribuye la recuperación a la movilización de recursos por la guerra. Y en parte es verdad: en junio de 1940 el número de desempleados era de nueve millones y en septiembre de 1943 cayó a 780.000; pero en julio de 1932, meses antes de las elecciones, el número de parados se acercó a los quince millones, un 25% de la población laboral.

El 'New Deal'

Sin embargo, las medidas que tomó la Administración Roosevelt a partir de marzo de 1933 tuvieron efectos evidentes en la mejora de la economía y el mantenimiento de la paz social. Cientos de miles de familias que vivían en la miseria pasaron a disponer de un subsidio. El Estado creó empleos temporales. Instituyó la Seguridad Social. Garantizó a los trabajadores del sector privado el derecho a sindicarse, a la vez que prohibía a los empresarios tomar represalias contra ellos, y la negociación colectiva (National Labor Relations Act). Estableció un salario mínimo y las horas extra pagadas en las empresas privadas con actividad interestatal (Fair Labor Standards Act). La sindicación aumentó y también la profesionalización de los sindicatos.

El Estado federal pagó enormes obras públicas y abonó dinero a los agricultores por dejar de cultivar sus campos y por matar ganado en lugar de venderlo, a fin de subir los precios. En el sector financiero, se fundó la Comisión de Bolsa y Valores y se separaron la banca comercial y la de inversión (Glass-Steagall Act). La actividad legislativa se extendió a las artes, con la promoción de conciertos gratuitos, renovación de archivos y bibliotecas, pinturas en edificios públicos, etc. Para el historiador Carl Neumann Degler:

Quizá la alteración más sorprendente en el pensamiento estadounidense alimentada por la depresión se halle relacionada por el papel desempeñado por el gobierno en la economía. En el transcurso de la década de 1930, el pueblo estadounidense, golpeado y aturdido por el hundimiento económico, abandonó de una vez y para siempre la doctrina del laissez-faire.

La 'coalición de Roosevelt'

El Partido Demócrata se convirtió en el partido mayoritario y lo sería por las siguientes dos décadas. FDR, que nació en una familia rica, se hizo representante y defensor de las clases populares, y en él no sonó fingido. Forjó una coalición que comenzó a agrietarse en los 60, cuando los demócratas fueron seducidos por las "guerras culturales", y cuyos últimos restos pervivieron hasta finales del siglo.

Unió en un solo partido a los demócratas racistas sureños, a los negros instalados en las ciudades del norte, a los católicos y judíos, a los sindicatos, a los inmigrantes y a los granjeros del Medio Oeste. Dejó al republicano como el partido de la queja, al servicio de los "peces gordos".

Gobernó más a menudo por instinto que por análisis y supo encabezar manifestaciones ajenas. En la campaña de 1940, cuando rompió la tradición de que los presidentes no se presentasen a un tercer mandato, prometió a una ciudadanía mayoritariamente contraria a la intervención militar en Europa que sus hijos no morirían en una guerra extranjera.

Excelente orador, expuso en su discurso del estado de la Unión de enero de 1941 las cuatro libertades humanas esenciales que proponía para el mundo de posguerra: libertad de religión, libertad de expresión, libertad de vivir sin penuria y libertad de vivir sin miedo.

Stalin, otro 'progresista' como él

Promovió la aprobación por el Congreso de la Ley de Préstamo y Arriendo para ayudar al Reino Unido en su lucha contra Alemania, que luego amparó el envío de suministros a China y la URSS. Pero Roosevelt no sólo quería derrotar al Eje, sino que también pretendía la demolición del Imperio británico y de todo el colonialismo europeo.

La Carta del Atlántico, suscrita por Roosevelt con el primer ministro Winston Churchill en agosto de 1941, sembró la semilla de la independencia de los pueblos colonizados en África y Asia. Guiado por su ideología "progresista", planeó un reparto del nuevo mundo entre EEUU y la URSS. Estaba convencido de que seduciría y civilizaría a Stalin (de cuyos genocidios estaba perfectamente informado), por medio de su encanto personal y sus concesiones. El historiador Robert Conquest juzga así al presidente:

Roosevelt nunca entendió a Stalin (…) Roosevelt nunca había comprendido bien la política exterior. Comprendió que había que defender el mundo frente a Hitler, pero no se dio cuenta de que podían existir otras potencias peligrosas (…). Pienso, pues, que Roosevelt se engañó, aunque no en la medida en que la gente suele creer.

Con la ayuda de magníficos ejecutivos, como el general Marshall, la industria norteamericana suministró 500.000 camiones a la URSS, construyó 300.000 aviones militares y civiles, más de 8.000 tanques Sherman y 2.710 cruceros de la clase Liberty, imprescindibles para el transporte de mercancías y soldados.

Su vicepresidente, Harry Truman

Una de las decisiones capitales de Roosevelt para la posguerra fue la sustitución en el ticket para las elecciones de 1944 de su vicepresidente entre 1941 y 1945, el izquierdista Henry Wallace, que consideraba a la URSS una réplica similar a EEUU, por el más conservador y realista senador Harry Truman.

Éste le sucedió en abril de 1945 y, después de ganar las elecciones de 1948, gobernó hasta enero de 1953. Truman se opuso a Stalin e impidió que Moscú engullese al resto de Europa del que no se había apoderado: puente aéreo en Berlín, Plan Marshall, formación de la OTAN, apoyo al bando monárquico en la guerra civil griega. Y en Asia se enfrentó a la guerra de Corea.

Por sus obras, su respetabilidad y su elocuencia, Roosevelt recuperó el prestigio de la Presidencia entre los norteamericanos. También contribuyó a ello el silencio de la prensa que ocultó sus defectos, en unos casos por la situación de guerra y en otros por un pudor ante la vida privada que, a partir de los años 70, se fue esfumando. Como prenda de su relación de seducción y secretismo con la prensa, Roosevelt inventó la expresión "off the record", en seguida repetida en crónicas y columnas.

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