Se podría decir que es el alma de Florencia, su arteria principal, por muchos años el centro de su actividad comercial y conexión de ambas partes de la ciudad. También se podría decir que no importa cuándo sea leído este artículo. El Ponte Vecchio, con sus casas de colores ocres asomando sobre el río Arno hay que conocerlo, si es posible en persona.
Tantas veces fotografiado, visitado a cualquier hora del día, cualquier día del año por miles de turistas, al menos antes de la pandemia, este emblemático puente ha aguantado la friolera de 700 años en pie, con riesgo de ser destruido en muchas ocasiones, y en sus muros y pilares atesora una larga lista de historias y curiosidades, algunas poco conocidas.
Para empezar, un buen puente no puede existir si no tiene bajo su estructura un río de renombre, que haya forjado la historia de la ciudad y esté en el ADN de la misma de una forma inseparable. Ese accidente de la naturaleza no es otro que el Arno, uno de los principales protagonistas en la historia de Florencia y, sobre todo, porque sus aguas fluyen bajo el puente más célebre y famoso de la ciudad de la Toscana y de toda Italia: el Vecchio.
Los orígenes del Puente Vecchio se remontan a la época del Imperio Romano, cuando era tan solo un puente de madera que conectaba la ciudad por su punto más estrecho. Posteriormente se mejoró por uno de piedra y en 1345 se reconstruyó por completo después de una inundación. El encargado de este último cambio fue Taddeo Gaddi, que propuso un diseño bastante innovador para la época. Después vivió su verdadero auge cultural, artístico, económico y político en el Renacimiento, bajo el poder de los Medicis, que llegaron a ser los gobernantes de la Toscana.
Con una longitud de 63 metros, el Ponte Vecchio sostiene sobre tres arcos lo que, a primera vista, parece un pequeño barrio de pequeñas casitas como de juguete, si se ven desde lejos, y que son en realidad los vestigios modernizados de los comercios que empezaron a instalarse sobre el puente desde el siglo XIII. Un rápido vistazo atravesándolo desvela una multitud de tiendas de souvenirs y de venta de joyas, que en su momento fueron comercios de carniceros, pescadores y curtidores que posteriormente fueron expulsados del puente por molestar a uno de los gobernantes de los todopoderosos Medici debido a los malos olores de sus desperdicios.
Además de su bonita postal sobre el río, que añade aún más belleza a la ya de por sí incomparable Florencia, el Puente Vecchio ha sido testigo de cambios y hechos históricos a lo largo de los siglos que han dejado algunas curiosidades y detalles que han quedado en segundo plano.
Un antiguo corredor sobre el puente
Al pasear sobre el Vecchio, también se observa desde lejos que sobre las tiendas hay un piso superior que recorre todo el puente. Se trata del llamado Corredor Vasariano. Fue mandado construir por los Medici en 1565 para unir el Palazzo Vecchio y el Palacio Pitti, en la orilla sur del río, pasando por la Galería de los Uffizzi y el Ponte Vecchio.
No fue destruido en la Segunda Guerra Mundial
En agosto de 1944, todos los puentes florentinos fueron bombardeados y destruidos excepto uno, el Vecchio. El mérito de tan afortunado acontecimiento fue de las gestiones de Gerhard Wolf, el cónsul alemán en Florencia en ese momento. Wolf también jugó un papel decisivo en el rescate de prisioneros políticos y judíos durante la guerra y posteriormente se convirtió en ciudadano honorario de Florencia en 1955 y una placa de mármol en su honor fue expuesta en el Ponte Vecchio en 2007.
Una estatua en mitad del puente
En el centro del Ponte Vecchio se erige una estatua; se trata del busto de un célebre orfebre, Benvenuto Cellini, rodeado por una pequeña valla, ahora lugar de peregrinación de las parejas de enamorados donde colocar un candado como muestra de su amor eterno.
Es uno de los pocos puentes habitados del mundo
Hoy en día, cuando las tiendas del puente cierran, muchas de sus ventanas dejan ver luz en el interior de las habitaciones, aunque es posible que sea sólo porque queda bonito para los turistas. Durante la Edad Media los puentes habitados como el Ponte Vecchio eran muy habituales en Europa pero pocos han llegado a nuestros días como el puente Pulteney en Bath o el puente de los Comerciantes en Narbona.
Florencia es una maravillosa ciudad del centro de Italia, capital de la región de la Toscana, que cuenta con unos cuatrocientos mil habitantes en mitad de un valle circundado por colinas. Una urbe cuya historia se inicia con su fundación por los romanos en el primer siglo antes de Cristo, y vivió su verdadero auge cultural, artístico, económico y político en el Renacimiento y actualmente es una de las ciudades del planeta con un casco histórico Patrimonio de la Humanidad.