Pensar en París es dibujar con la mente la torre Eiffel, recorrer a vista de pájaro los tejados de la ciudad del amor, unos tejados que en los próximos días el gobierno francés podría decidir presentar como candidatura al Patrimonio Inmaterial de la Unesco.
Ellos, los techadores de zinc, los verdaderos artesanos detrás de una imagen aérea que ya es emblemática en todo el mundo, han recibido la noticia con orgullo. Aseguran que su profesión se está perdiendo debido a las nuevas construcciones y por eso creen que lograr el reconocimiento de la Unesco podría ayudar a la supervivencia de un oficio con mucha historia.
Fue a mediados del siglo XIX cuando Napoleón III puso en manos del barón Haussmann la renovación de la arquitectura de la capital gala. El zinc es un material barato y fácil de cortar e instalar, en su momento representó la modernidad y rápidamente se puso de moda, vistiendo de gris el cielo parisino.
Tejados que han sido pintados por artistas como Picasso o Van Gogh. Tejados sobre los que cada día medio centenar de personas trabaja en su mantenimiento. Con mimo, con detalle, conscientes de que cada lámina es una pieza que completa el dibujo de una ciudad resguardada al paso del tiempo.