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Eugenio Martín Elio

Una religión secularizada o el retorno del Minotauro

El comunismo no es otra cosa que una secularización de la religión, un sucedáneo de la esperanza, una teología de la sustitución.

El comunismo no es otra cosa que una secularización de la religión, un sucedáneo de la esperanza, una teología de la sustitución.
Stalin, Lenin y Trotsky | Cordon Press

El conocido estudioso de las religiones Rudolf Otto, describía la experiencia de lo Sagrado como un misterio que es, al mismo tiempo, "tremendum et fascinans". Terrorífico, porque deja al ser humano sobrecogido, lleno de estupor y de profundo respeto frente a algo que le supera; como cuando Moisés descubre en el monte Horeb la zarza ardiente que nunca se consume. Pero también es fascinante, pues provoca en quien lo experimenta una atracción irresistible, que le invita a acercarse cada vez más a pesar de todo.

Una descripción del fenómeno religioso bastante diversa de aquella que el filósofo Paul Ricoeur incluiría entre los maestros de la sospecha. ¿Cuáles eran los pensamientos y las pretensiones de Karl Marx cuando escribió que "la miseria religiosa es, al mismo tiempo, la expresión de la miseria real y la protesta contra ella. La religión es el sollozo de la criatura oprimida, es el significado real del mundo sin corazón, así como es el espíritu de una época privada de espíritu. Es el opio del pueblo. No se puede negar que los condicionamientos sociales influyan en la conciencia del individuo y en la cosmovisión religiosa que nos hacemos de lo que nos rodea. Pero al mismo tiempo que propone la creación de una sociedad sin Dios, cuestionando la frase de Cristo: "No sólo de pan vive el hombre", hace una petición de principio.

El comunismo no es otra cosa que una secularización de la religión, un sucedáneo de la esperanza, una teología de la sustitución. Su experiencia ha sido terrorífica, porque no solo tiene ya en su historia documentada más de cien millones de muertos por su causa, sino que sigue sumando estragos en diversas partes del mundo. Con la caída del muro de Berlín y ese historial a sus espaldas, uno podría preguntarse cómo es posible que haya personas que todavía se atrevan a proponer y defender este sistema de organización política, como si fuera a recuperar el paraíso perdido en la tierra.

Asumido que el ser humano es religioso por naturaleza, esta ideología no ha dejado de ejercer una fascinación en quienes, habiendo renunciado a la búsqueda del Dios verdadero, persiguen algunos ideales nobles que todos tenemos inscritos en el corazón. Es la única razón que encuentro para tratar de comprender el porqué puede persistir como programa político una utopía tan perversa, a pesar de las evidencias. Sólo desde la desilusión, la mentira, el odio y la sospecha, son capaces de seguir proyectando su deseo de reemplazar la fe religiosa por una fe política. Porque, querámoslo o no, el corazón humano no se conforma sólo con el pan de cada día, ya que estamos hechos a la medida y en la horma de nuestro Creador.

El "hombre nuevo" del comunismo es una copia barata y una tergiversación del concepto del "hombre nuevo" del cristianismo. Se aprovechan de la necesidad y del dolor acuciante de quienes sufren alguna injusticia, para lucrar políticamente a su favor. Crean opositores, azuzan el resentimiento, y los usan como carne de cañón para hacer una revolución en la que, al final, los únicos beneficiados son los que dirigen el rumbo político. En la granja de los animales de George Orwell todos los animales son iguales, pero hay unos animales que son más iguales que los otros.

Ojalá fueran sólo los cerdos 'orwellianos' y no el regreso de algún engendro peor que el Minotauro de Creta, exigiendo implacable su tributo. La cultura de Europa nació del encuentro entre Jerusalén, Atenas y Roma. La obsesiva renuncia a sus raíces judeocristianas, el abuso de sus instituciones democráticas y el obscurecimiento de la razón ha producido monstruos, como los nacidos a inicios del siglo XX, que nos remontan a nuestros orígenes mitológicos. Los ídolos prometen todo, a cambio de los más crueles sacrificios; pero a la postre nos dejan más insatisfechos y atemorizados.

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