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Pedro Fernández Barbadillo

La colaboración de la prensa 'progresista' con Cuba

Siempre la doble vara de medir de la izquierda, suave con los suyos y dura con los adversarios. Con este desprecio a la verdad hablan los mismos que llaman neofranquista y homófobo a Vox; y fascista a Isabel Díaz Ayuso.

Siempre la doble vara de medir de la izquierda, suave con los suyos y dura con los adversarios. Con este desprecio a la verdad hablan los mismos que llaman neofranquista y homófobo a Vox; y fascista a Isabel Díaz Ayuso.

En la prensa ‘abertzale’ no se puede pronunciar ni escribir la palabra España; en su lugar se emplea Estado. El mismo retorcimiento gramatical emplea la prensa de izquierdas española para no colocar junto a Cuba las palabras dictadura, tiranía o comunista. Por eso, escriben sobre "el Gobierno cubano", "el presidente Díaz-Canel" o "el régimen de La Habana", y hasta del "reformismo de Raúl Castro". Algunos, como el secretario de Estado para la Agenda 2030 Enrique Santiago, añaden que la culpa de las protestas se debe al "más duro bloqueo de la historia", cuando los petroleros venezolanos, los mercantes chinos y los buques de guerra rusos atracan libremente en la isla. Con este desprecio a la verdad hablan los mismos que llaman neofranquista y homófobo a Vox; y fascista a Isabel Díaz Ayuso.

Siempre la doble vara de medir de la izquierda, suave con los suyos y dura con los adversarios. Augusto Pinochet, que dejó pacíficamente el poder y un país más rico que cuando él dio el golpe de Estado, era un dictador execrable; en cambio, Fidel Castro recibió en su muerte los calificativos de líder, comandante y revolucionario, incluso por medios de comunicación aparentemente de derechas. Zapatero, según uno de sus íntimos, es admirable porque tiene "una postura valiente" como defensor de la legitimidad de la narcodictadura venezolana. Valiente no sé; pero rentable…

Estos mismos políticos y periodistas piden la prohibición de la Fundación Nacional Francisco Franco por "respeto" a las víctimas del franquismo y por "decencia".

Semejante sectarismo, o ceguera, no es únicamente español; y tampoco es de los últimos años. Si Fidel Castro contó con un aura de ‘luchador por la libertad’ imprescindible para sus primeros años de gobierno fue porque se la forjó la prensa progresista de Estados Unidos.

Herbert Matthews, en Sierra Maestra

En los años 50, Cuba estaba gobernada por Fulgencio Batista, que había sido presidente constitucional entre 1940 y 1944 con la colaboración de los comunistas del Partido Socialista Popular, pero que en 1952 volvió al gobierno mediante un golpe de Estado y en él se mantuvo mediante la represión, la corrupción y las elecciones amañadas. A finales de 1956, el Movimiento del 26 de Julio, fundado por los hermanos Castro y en el que militaron, entre otros, Camilo Cienfuegos, Che Guevara y Huber Matos, pasó a la guerrilla.

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Fulgencio Batista

A medida que la Policía y el Ejército de Batista fracasaban en derrotar a los ‘barbudos’ y la rebelión se extendía por el país, el gobierno del presidente republicano Dwight Eisenhower fue retirando su colaboración con Batista. Sin embargo, antes sucedió la presentación al mundo occidental mediante su biblia laica, The New York Times, de Fidel Castro como un personaje romántico y heroico. El periódico publicó el 24 de febrero de 1957 la primera de las tres entregas de una entrevista realizada por su corresponsal, el periodista de izquierdas Herbert Matthews, a Castro en Sierra Maestra. La siguiente era la frase inicial:

"Fidel Castro, the rebel leader of Cuba’s youth, is alive and fighting hard and successfully in the rugged, almost impenetrable fastnesses of the Sierra Maestra at the southern tip of the island."

En Año Nuevo de 1959, Batista y los principales dirigentes de su dictadura huyeron de La Habana a Santo Domingo y los ‘barbudos’ entraron en las ciudades, entre manifestaciones de entusiasmo en las que participaban incluso obispos y monjas, y, por supuesto, Matthews.

El 4 de enero, el periodista publicó en The New York Times, otro artículo que tituló así: "Cuba: primer paso hacia una nueva era". En él calificó a Batista como el "más cruel y despiadado" de los dictadores iberoamericanos y describió la relación entre Cuba y Estados Unidos como la existente entre Irlanda y Gran Bretaña.

Los primeros insultos de Fidel

El 7 de enero, Washington reconoció al nuevo Gobierno cubano, lo que supuso el reconocimiento por parte de otros países del hemisferio. Madrid lo hizo el 15 de enero. Según publicó ABC (10-1-1959), el presidente Eisenhower ofreció a los nuevos gobernantes cubanos todo tipo de ayuda, incluso el cierre de la base naval de Guantánamo. ¿Cómo agradeció Castro al vencedor de Adolf Hitler su mano tendida? Como el portaaviones Norfolk, acompañado de otros buques de la Armada de Estados Unidos, se dirigía a Guantánamo en una escala prevista hace tiempo, Fidel amenazó con "matar a 200.000 gringos" si en Cuba desembarcaba la infantería de marina. El presidente de EEUU ordenó el traslado del Norfolk y su grupo de combate a Puerto Rico a fin de evitar una provocación.

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Castro y el Che jugando al golf para mofarse del Presidente Eisenhower en 1962

Sin embargo, el Gobierno de Estados Unidos no escarmentó. Según un memorando enviado por el secretario de Estado John F. Dulles a Eisenhower y recogido en el libro de Ignacio Uría Iglesia y Revolución en Cuba,

"The Provisional Government appears free from Communist taint and there are indications that it intends to pursue friendly relations with the United States."

En los meses siguientes, el Gobierno de los ‘barbudos’ comenzó las expropiaciones, la colectivización del campo, la depuración de la Administración y los juicios farsa que concluían con fusilamientos.

El embajador español protesta

En enero de 1960 se produjo el incidente entre Fidel Castro y el embajador español Juan Pablo Lojendio, en que éste se presentó en el estudio de televisión donde el cubano le acusaba de amparar a conspiradores contra la nueva dictadura. Castro ordenó la expulsión del embajador y se organizaron manifestaciones ‘espontáneas’ ante la embajada española. Los exiliados republicanos españoles se frotaban las manos, ya que esperaban que la nueva dictadura cubana, que hasta entonces mantenía relaciones con la España franquista cambiase su orientación. En los años anteriores, por la isla habían pasado los comunistas Santiago Carrillo, Julián Grimau y Enrique Líster.

Uno de los motivos por los que Madrid mantuvo las relaciones diplomáticas con Cuba fue el de poner todo de su parte para que el nuevo régimen no reconociera al Gobierno republicano, como había hecho México en los años 40.

The New York Times siguió la evolución del incidente, que coincidió con la retirada por Washington de su embajador. Un editorial publicado el 21 de enero contenía las siguientes frases, que pueden tomarse como una disculpa.

"Si ha habido un país, una prensa, un estado de opinión favorable a Fidel Castro cuando éste combatía contra el régimen de Batista, han sido los Estados Unidos. (…) Sin el apoyo de la prensa americana, que ofreció al mundo la imagen heroica de Fidel Castro en Sierra Maestra, Batista no hubiera caído. (…) Los reportajes del ‘New York Times’ dieron a Fidel Castro la alternativa que necesitaba para convertirse en una fuerza política y un símbolo idealista. Era la joven América levantada contra el viejo caudillaje militar. Hoy, al cabo de un año, el blanco de las arengas de Castro es «la prensa del dólar y del imperialismo norteamericano»."

El 4 de enero de 1961, a punto de cumplirse dos años del reconocimiento por Estados Unidos del Gobierno de los revolucionarios y en vísperas de que John F. Kennedy asumiese la presidencia, Eisenhower rompió las relaciones diplomáticas con Cuba. En abril de ese año se produjo el desembarco en Playa Girón y en octubre de 1962 se descubrieron instalaciones para misiles en territorio cubano que apuntaban a Estados Unidos.

¡Qué inteligencia la de los periodistas y, sobre todo, diplomáticos de EEUU! Y no escarmientan. La guerra más larga en la que ha intervenido Estados Unidos, la de Afganistán, iniciada en 2001 contra los talibanes por su apoyo a Bin Laden, va a concluir con las recomendaciones del presidente Biden para que se incluya a los talibanes en el gobierno local.

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