Hace poco más de un mes, la policía descubrió una santería en Usera, Madrid, que guardaba restos de animales exóticos sacrificados y utilizados para elaborar pócimas y ungüentos. Además, en lo que parecía un santuario, también encontró cuatro tibias recubiertas de alquitrán y plumas, junto con varios cuernos ovinos. Ahora, la investigación forense ha concluido que esas cuatro tibias corresponden a los restos óseos de tres mujeres y un varón, fallecidos durante el siglo pasado.
Entre las hipótesis que se barajan, se piensa que esos huesos pudieron ser robados de un osario, o ser desenterrados en las exhumaciones de la Guerra Civil. Pero determinar su origen con exactitud está siendo una tarea complicada. Los análisis han concluido que tienen por lo menos veinte años de antigüedad, y reconocen que esa cifra podría duplicarse fácilmente, o incluso triplicarse. También señalan que el nivel de deterioro de los huesos coincide con el de otros restos de exhumaciones de la Guerra Civil, pero ese dato no es concluyente a la hora de determinar con seguridad su procedencia. Del estudio detenido de todos ellos, tampoco ha podido determinarse la causa de la muerte de esas personas. Lo único que se sabe con rotundidad es que fallecieron siendo adultos jóvenes.
La policía investiga ahora cómo llegaron esos huesos a la santería. No descarta ninguna posibilidad. Ni siquiera que la dueña del establecimiento, una mujer de origen cubano, pueda estar relacionada con algún tipo de tráfico de esqueletos y cadáveres. De momento ha sido denunciada por diversas infracciones administrativas y sanitarias.