Casi dos siglos y medio tiene la Puerta de Alcalá. Doscientos cuarenta años desde que Carlos III mandara construir uno de los accesos que habrían de convertirse en símbolos imperecederos de la capital. Desde entonces ha vivido cinco restauraciones, y sólo ahora se están iniciando los primeros análisis visuales que permitan acometer la sexta. La Dirección General de Patrimonio Cultural, dependiente del Área de Cultura, Turismo y Deporte del Ayuntamiento, ha encargado esos análisis, con el objetivo de llevar a cabo una restauración que corrija las diversas imperfecciones que se han ido acumulando con el paso del tiempo y que pueden constituir una amenaza para la conservación del monumento.
La última vez que sucedió algo parecido fue en 1992, cuando se limpió e impermeabilizó toda su superficie, sustituyendo además los refuerzos metálicos oxidados. En 2014, además, se eliminaron todas las plantas que habían crecido en la cubierta. Pero la intervención prevista para 2023 será más ambiciosa.
La Puerta de Alcalá es uno de los monumentos más queridos por los madrileños. Comienzan los trabajos para analizar su estado actual y llevar a cabo un proyecto que haga que luzca como se merece. Desde el Ayuntamiento apostamos decididamente por nuestro patrimonio. @elmundoes pic.twitter.com/XA38XzF6er
— Andrea Levy (@ALevySoler) April 27, 2022
Las primeras exploraciones de los expertos han llevado a considerar que las patologías que necesitan de una intervención más urgente son las fisuras de sus materiales. La Puerta de Alcalá ha sufrido impactos de proyectiles en diversos momentos de su historia. Tanto durante la entrada del ejército francés en 1808 como el de los Cien Mil Hijos de San Luis en 1823, así como en una batalla ocurrida casi al final de la Guerra Civil. Además, también puede observase la paulatina oxidación de sus anclajes metálicos, la degradación de los morteros utilizados en restauraciones anteriores y el efecto del clima y de la anidación de diversas aves a lo largo de tantos años.
De todas formas, la Dirección de Patrimonio Cultural del Ayuntamiento de Madrid considera que todavía faltan varias pruebas que permitan desarrollar un diagnóstico más exhaustivo. Durante el próximo cuatrimestre se realizarán, por tanto, tres trabajos. Un estudio tridimensional del monumento, un análisis del estado de las cubiertas y del solado y unos ensayos de tratamiento para comprobar cómo reaccionarán los materiales a las técnicas previstas para la restauración. El dinero previsto para el estudio no rebasará los 50.000 euros. Después, se tramitará el contrato para la ejecución de los trabajos, que serán adjudicados previsiblemente en junio del año que viene.