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Pedro Corral

Georges Henny, un héroe humanitario en la Guerra Civil (y III)

Libertad Digital publica, por vez primera en español, el informe del delegado de Cruz Roja Internacional sobre el ataque de dos cazas republicanos al avión en que viajaba. Había denunciado a Ginebra las matanzas de presos en Madrid.

Libertad Digital publica, por vez primera en español, el informe del delegado de Cruz Roja Internacional sobre el ataque de dos cazas republicanos al avión en que viajaba. Había denunciado a Ginebra las matanzas de presos en Madrid.
Noticia del Ministerio de Propaganda republicano sobre el derribo del avión | CDCRE, Archivo CICR

El 8 de diciembre de 1936, sobre la localidad alcarreña de Pastrana, un avión Potez-54 de la Embajada francesa en Madrid fue ametrallado por un caza republicano. El ataque provocó el aterrizaje forzoso del aparato y causó heridas de bala a tres de los cinco pasajeros. Entre los heridos estaba Georges Henny, médico suizo, delegado en Madrid del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), que había denunciado las sacas de presos de las cárceles madrileñas y su asesinato en masa en Paracuellos de Jarama y Torrejón de Ardoz. Libertad Digital publica hoy, por vez primera en español, el informe que el propio Henny redactó sobre el ataque que quiso acabar con su vida.

Entre la represión republicana y los bombardeos franquistas

A más de tres mil metros de altura, a bordo del avión correo Potez-54 de la Embajada francesa que le conducía desde Madrid a Toulouse, las tierras de aquella España en llamas debieron de parecerle al joven doctor Georges Henny un paisaje de paz. Atrás dejaba una capital asolada por la represión republicana y los bombardeos franquistas.

"La batalla continúa a las puertas de Madrid, nos dormimos con el sonido de las ametralladoras y nos despertamos con el sonido del cañón o de las bombas que destrozan nuestra sede. (…) No obstante, este clima de guerra no me afecta tanto como los miles de personas que vienen a llorar a nuestra sede y las canalladas de las que me entero cada día", había escrito a sus superiores sólo seis días antes. (1)

La tensión y el agotamiento, unidos a las negras emociones ante los horrores de la guerra, sobre todo el de los miles de presos asesinados a las afueras de Madrid, una de cuyas fosas recién cubiertas había visto con sus propios ojos cerca de Torrejón de Ardoz, habían hecho mella en el delegado de Cruz Roja.

"Cada vez estoy más hastiado, y si no tuviera la impresión de ser un poco útil aquí (mucho menos de lo que yo quisiera) ya les habría anunciado a ustedes mi regreso a Ginebra, que espero que no se demore apenas", reconocía el 2 de diciembre a la sede del CICR. (2)

Los días previos al viaje

La excusa -¿planificada?, ¿intempestiva?- para marchar será acompañar en su salida de Madrid a dos niñas españolas, María Carlota y María Dolores Cabello y Sánchez-Pleités, hijas de Pedro Cabello Maíz, arquitecto, y María Carlota Sánchez-Pleités y Jiménez, marquesa de Los Soidos.

Henny llevaba gestionando su repatriación por avión desde al menos el 24 de noviembre, según una de sus comunicaciones a Ginebra. (3) Sabemos que las niñas tuvieron previsto salir el día 28 de noviembre, pero finalmente el viaje se suspendió. En ningún momento Henny declaró su disposición a viajar con ellas. No existe, de hecho, comunicación previa de Henny al CICR sobre su viaje de Madrid a Toulouse.

El avión tenía previsto salir el 6 de diciembre con Henny y las niñas, incluidos en el pasaje gracias a las gestiones de Emmanuele Neuville, cónsul francés en Madrid. También viajaban los periodistas galos Louis Delaprée, de "Paris-Soir", y André Château, de la agencia Havas. La tripulación la formaban el piloto Charles Boyer y el radiotelegrafista Bougrat.

Un fallo en uno de los motores obliga a posponer la salida hasta el día 8.

El ataque por sorpresa

Después de que por fin despegue, y cuando llevan pocos minutos de vuelo, el Potez-54 se ve flanqueado sucesivamente por dos cazas republicanos, perfectamente identificados por el piloto del avión civil, Boyer, quien los saluda con un ligero movimiento de las alas.

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Avión civil ametrallado en el que viajaba HennyI Del libro "Morir en Madrid", editorial Raíces

Al instante, el segundo caza se coloca bajo el Potez-54 y lo ametralla, hiriendo a Henny, Delaprée y Château. El piloto Boyer se hace el muerto y deja caer el aparato hacia tierra simulando que entra en barrena para que el caza no sigua disparándolos. Con gran sangre fría, Boyer logra un aterrizaje forzoso sobre tierras de labor a siete kilómetros de Pastrana, donde el avión capota.

Ante la estremecedora viveza del relato de Georges Henny que hoy publicamos por vez primera en español, más de ochenta y seis años después, sobran los comentarios. (4) Pero no me resisto a destacar la escena del delegado de Cruz Roja, médico de profesión, acudiendo en auxilio de los heridos a la pata coja, pues él tiene también una bala incrustada en el gemelo derecho. Después de ser atendidos en Pastrana, los heridos serían trasladados a distintos hospitales.

Delaprée, de 34 años, fallecería tres días después en el Hospital de San Luis de los Franceses, en la madrileña calle Claudio Coello 32. Se da la circunstancia de que había denunciado en sus crónicas desde Madrid las masacres de civiles a consecuencia de los bombardeos de la artillería y la aviación franquistas. Sus crónicas se rescataron en 2013 bajo el título Morir en Madrid (editorial Raíces), con edición del hispanista Martin Minchom.

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Avión civil ametrallado en el que viajaba Henny I Del libro "Morir en Madrid", editorial Raíces

Por su parte, Château, hospitalizado en Guadalajara con una herida de proyectil que le fracturó la tibia y el peroné, sufrió la amputación de su pierna derecha. Una de las dos niñas españolas, María Dolores, atendida en el hospital francés de Madrid, sufrió la fractura del antebrazo, y su hermana, heridas en la cara y las piernas.

Henny fue trasladado al hospital del hotel Palace de Madrid, donde le extrajeron la bala, que se conservó en una caja fuerte del archivo del CIRC en Ginebra para ser depositada después en el Museo de la Cruz Roja. El historiador Sébastien Farré la hizo examinar hace un par de años: correspondía a la munición empleada por las ametralladoras de los cazas soviéticos Polikarpov de la aviación republicana. (5)

El informe confidencial

El propio informe de Henny sobre el derribo fue redactado al mes siguiente del ataque, una vez repatriado a Ginebra el 17 de diciembre. Es importante destacar que elaboró el informe, de carácter confidencial, después de la nota de protesta que el gobierno francés transmitió el 29 de diciembre al gobierno de Largo Caballero al confirmar la autoría del derribo por un caza republicano, lo que Madrid había negado reiteradamente acusando a aviones alemanes al servicio de Franco. (6)

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Salvoconducto para el auxilio de los heridos I CDCRE, Archivo CICR

El gobierno francés confirmó que el Potez-54 era el mismo aparato que venía haciendo la ruta Madrid-Toulouse sin que hubiera sufrido incidente alguno hasta entonces, lo que desmiente la afirmación de que no estuviera suficientemente identificado, aun tratándose de un bombardero reconvertido para vuelos civiles. Según la nota de protesta, el ataque fue realizado por dos cazas con las bandas rojas distintivas de la aviación republicana.

El entonces jefe de la aviación de caza republicana, Andrés García Lacalle, señalaría en sus memorias a Gheorghij Zajarov y Nicolai Shmelkov como los pilotos rusos que participaron en el derribo, si bien el primero justificó el ataque al ver que el avión francés le disparaba con sus ametralladoras, punto del todo imposible pues iba desarmado, como pudieron comprobar al volar junto a él para identificarlo y saludar al piloto. (7)

Marcelin, un francés al servicio del Ministerio de la Guerra

El doctor Henny no deja lugar a dudas sobre esta autoría, sobre todo por el testimonio del piloto Boyer y el radiotelegrafista Bougrat. Pero añade aún más intriga al recoger la investigación realizada para el gobierno francés por Emmanuele Neuville, cónsul en Madrid, que identifica la presencia, primero en Barajas en el despegue y después en Pastrana una vez conocido el derribo, de un súbdito francés, de nombre Marcelin, al que sitúa al servicio del ministerio de la Guerra republicano, cuyo titular era el propio Largo Caballero. "De todos modos hay uno que no llegará", dijo Marcelin al ver despegar finalmente el avión en Barajas, según le contó Neuville a Henny.

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tarjeta de vista de Georges Henny

El nombre de éste francés es eliminado en la copia del informe de Henny que Jacques Cheneviere, miembro del CIRC, enviará el 16 de enero de 1937 a René Massigli, alto representante del Ministerio de Asuntos Exteriores francés. El primer informe de Henny se conserva sin el punto 1 y parte del 2, que sí tiene la copia enviada a Massigli. Por ello, he juzgado conveniente cruzar ambas copias para obtener la versión completa.

¿Qué temía el gobierno republicano?

En la carta de Cheneviere, la Cruz Roja agradece que París haya reclamado al gobierno español una indemnización para Henny y María Dolores Cabello, pero comunica que la organización no va a presentar ninguna demanda. Esta precaución, como todas las que desde Cruz Roja rodearon al derribo del avión francés, buscaba no comprometer la seguridad del resto de sus delegados en la zona republicana.

El fondo sobre la Guerra Civil del CICR que está a poniendo a disposición el Centro Documental de la Cruz Roja Española viene a plantear interrogantes sobre la versión que circula desde entonces, según la cual Henny viajaba a Ginebra con pruebas documentales y gráficas de las matanzas de presos en Madrid en coincidencia con la reunión extraordinaria en la ciudad suiza del Consejo de la Sociedad de Naciones solicitada por el gobierno español para denunciar la intervención militar de Alemania e Italia.

Esta versión ya aparece recogida en 1938 por Schlayer en su libro sobre el Madrid frentepopulista, del que fue expulsado finalmente en julio de 1937 después de un episodio en el puerto de Valencia, a punto de embarcar, que le hizo temer por su vida.

A dar más verosimilitud a este relato, que cito en mi libro Eso no estaba en mi libro de la Guerra Civil, contribuyó el testimonio de Francisco Cortijo Ayuso, médico de Pastrana que atendió a los heridos en el lugar del accidente, recogido en la "Revista Española de Historia Militar" de marzo de 2001 por Felipe Ezquerro. (8) El doctor Cortijo afirmó que vio a los pasajeros del avión quemar un maletín de cuero y fotografías en una hoguera. Afirmó también que, antes de la llegada de varios coches con autoridades de Madrid, el doctor Henny le confió dos sacas de la valija diplomática que pudo entregar al secretario de la Embajada francesa. Ninguno de estos extremos aparece en el informe de Henny.

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El general Miaja visita la sede del CICR, casa-taller de Mariano Benlliure (primero por la derecha)

La niña herida, María Carlota Cabello, declararía en 1941 en la Causa General franquista, ya con 20 años, que el doctor Henny puso la valija bajo las piernas de su hermana María Dolores, y que creía que el delegado pudo sacar después la valija de España. También contó que, según le dijeron en París, "sin poder concretar quién o quiénes", la valija llevaba un reportaje y un documental titulado "España en llamas" sobre los crímenes "rojos".

En el mismo expediente figura una declaración de Andrés de Vizcaya, delegado adjunto del CICR, que acudió a Pastrana con una ambulancia. Allí vio al citado Marcelin, a quien identifica como un agente francés al servicio de la Junta de Defensa que presidía el general Miaja.

Respecto al material acusatorio que pudo llevar Henny consigo, Vizcaya asegura que en Barajas había controles de censura por parte de elementos de la FAI, pese a que Henny dice en su informe que su equipaje no fue revisado en la aduana por llevar pasaporte diplomático. Vizcaya afirma, no obstante, que

"el doctor Henny no pudo llevar en su equipaje nada que pudiera comprometerle, tanto más que por la valija diplomática de la Embajada suiza se enviaba a Ginebra información abundante y concreta de los asesinatos y actos de barbarie cometidos en la zona roja, especialmente en Madrid, habiéndose enviado poco antes de la salida del avión información detallada de los asesinatos y sucesos ocurridos en la cárcel de Madrid (sic)". (9)

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Lista de presos en las cárceles de Madrid I CDCRE, Archivo CICR

El delegado del CIRC había enviado dos informes, el 24 de noviembre y el 2 de diciembre, sobre las matanzas de presos, junto con listas sobre los detenidos trasladados y los ejecutados. Aquí coincido con Sébastien Farré en que, como declaró Vizcaya, el CICR ya tenía cumplida información por parte de Henny de lo ocurrido en Madrid. Como apunta Vizcaya, la delegación del CICR no guardaba más información aparte de la ya enviada, por temor a un registro que pudiera tener fatales consecuencias.

Varios protagonistas de esta historia, desde el periodista Château al cónsul francés Neuville, afirmaron que Henny era el objetivo del atentado. Según el periodista británico Sefton Delmer, corresponsal en la guerra de España, la orden de derribar el avión habría partido de Alexander Orlov, responsable en Madrid del espionaje ruso, que participó también en el secuestro y asesinato de Andreu Nin, líder del POUM, por órdenes de Stalin.

Quizás la cuestión ya no sea si el derribo del Potez-54 fue un accidente o un error, sino si se trató de un ataque preventivo, ante la sospecha de que Henny llevara consigo nuevas pruebas que pudieran perjudicar al gobierno de Madrid, o de una venganza para hacerle pagar el daño ya causado con sus denuncias a la imagen internacional del Frente Popular español.

El asalto a la embajada de Finlandia

La salida imprevista de Henny de la España republicana, con la excusa de acompañar a dos niñas en su repatriación, después de pedir al cónsul francés que le permitiera viajar como un favor excepcional, que éste concede "después de algunas vacilaciones", señala una poderosa motivación más allá del necesitado descanso del joven médico después de diez semanas de presencia en el infierno.

La razón la podemos encontrar en su telegrama a Ginebra del día 5, la víspera de la primera salida frustrada del avión francés. Henny comunica "con toda urgencia" a las 20,45 horas a la sede del CIRC el asalto por fuerzas del gobierno de la Embajada de Finlandia, denunciando que esta violación a la extraterritorialidad de la legación "atenta dignidad cuerpo diplomático Madrid". Su cable contiene un alarmante llamamiento: "Violación otras varias legaciones parece muy probable, varios miles vidas españolas seriamente amenazadas". Para ello pide la urgente intervención ante la Sociedad de Naciones "para examinar cuestiones asilados y garantizar su seguridad lo más rápidamente posible". (10)

Es la última comunicación de Henny antes de salir de Madrid. Sin duda, el delegado de Cruz Roja no se habría marchado de la ciudad en aquellas gravísimas circunstancias si no temiera por una directa amenaza a su vida. Por eso pudo tramitar con el cónsul francés Neuville con toda urgencia su inclusión en el pasaje del avión del día siguiente, figurando que salía acompañando a las niñas Cabello. Quizás pensó que si viajaba en un avión bajo bandera francesa sus perseguidores se arredrarían, y aún más habiendo otros pasajeros, incluidas dos niñas.

Me atrevería incluso a sugerir la hipótesis de que su salida precipitada de España, sin previo aviso a Ginebra, le fue aconsejada por algún dirigente republicano: pienso, por ejemplo, en el anarquista Melchor Rodríguez, que ocupa su nuevo cargo de delegado especial de prisiones en Madrid precisamente desde ese mismo día 5.

No quiero dejar de lado las recientes observaciones de Sébastien Farré acerca del derribo del avión. Después de descartar que Henny fuera objeto de un atentado en vuelo por sus revelaciones sobre las matanzas de presos gubernativos, Farré asume que sí pudo ser el objetivo del ataque, pero no por llevar evidencias de Paracuellos, sino porque podría ser un espía alemán o franquista, o porque el avión francés portara información sobre las defensas de Madrid para el bando rebelde. (11)

A este envío se refirió en un escrito de 1940 el que fue secretario de Schlayer en la legación noruega, Manuel Jiménez-Alfaro y Alaminos. Ya demostramos las cautelas con que había que tomar los supuestos servicios de espionaje de Jiménez-Alfaro anotados en 1940 cuando en su procesamiento por los vencedores en 1939 por haber permanecido en zona "roja" no los mencionó.

Farré reconoce al menos que no tiene prueba alguna para afirmar tales cosas. Sí las hay, por el contrario, para descartar que Henny fuera una espía nazi o franquista, acusación que el propio delegado de Cruz Roja soportaba entonces con estoicismo, como cuando señaló que "es difícil admitir aquí que uno puede estar interesado en los presos sin ser un fascista o un espía". (12)

También es fácil desmentir la supuesta colaboración de Henny con el bando sublevado. Basta para ello su firme rechazo a enviar a Franco las listas de presos conseguidas en las cárceles madrileñas, como pretendía Schlayer. Henny consideró "impracticable" tal envío porque "el CIRC no puede transmitir a una de las partes las informaciones obtenidas de alguna manera ilegalmente y en perjuicio de la otra parte", con lo que demostró un cabal y profundo sentido de la neutralidad de su misión humanitaria. (13)

Como apunta Farré, Henny es el gran olvidado de la historia del CIRC en nuestra contienda. Lo es también de la historia de la Guerra Civil, como uno de aquellos héroes que, con riesgo para sus vidas, intentaron aliviar el sufrimiento de los españoles de una y otra zona.

Henny, que salió de España para siempre el 17 de diciembre de 1936, fallecería en 1991 después de haber ejercido la medicina en el municipio ginebrino de Grand-Lacy, tras una vida discreta, soltero y sin descendencia. (14) Su nombre merece figurar con todos los honores en el pabellón de los grandes hombres buenos que ayudaron a España en el peor de sus infiernos, aunque me conformaría con que tenga una entrada en el diccionario biográfico de la Real Academia de la Historia.

Notas bibliográficas

(1) Informe de G. Henny, 2 de diciembre de 1936. CDCRE, ACICR, B CR 212 GEN-58.

(2) Ibídem.

(3) Comunicación telefónica de G. Henny, 24 de noviembre de 1936. CDCRE, ACICR, C-ESCI 149.

(4) Informe de G. Henny, 2 de enero de 1937, CDCRE, ACICR, B CR 212 GEN-08.

(5) Sébastién Farré. "L’affaire Henny", Georges Éditeur, Chêne-Bourg (Suiza), 2022, p. 151.

(6) Nota de protesta del gobierno francés por el derribo del avión correo de su Embajada en Madrid. CDMH, ACICR, CICR-001117.

(7) Andrés García Lacalle. "Mitos y verdades. La aviación de caza en la guerra española", Oasis, México D.F., 1973, p. 219-220.

(8) Pedro Corral, "Eso no estaba en mi libro de la Guerra Civil", Almuzara, Córdoba, 2019, p. 113-122.

(9) AHN, FC-CAUSA_GENERAL,1519, Exp.5.

(10) Telegrama de G. Henny, 5 de diciembre de 1936. CDCRE, ACICR, B CR212 GEN-06.

(11) Sebastién Farré, op. cit., p. 160-164.

(12) Informe de G. Henny, 26 de noviembre de 1936. CDCRE, ACICR, B CR 212 GEN-58.

(13) Informaciones comunicadas por teléfono por el doctor Henny respecto de las listas de prisioneros de Madrid, 3 de noviembre de 1937. CDCRE, ACICR, B CR 212 GEN-58.

(14) Sébastien Farré, op. cit., p.25.

Pedro Corral es autor, entre otros libros sobre la Guerra Civil española, de Vecinos de Sangre (La esfera de los Libros, 2022).

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