
En su origen, el correo y las redes postales tuvieron un propósito principal: asegurar las comunicaciones entre los centros de poder político y económico. Recibir información puntual de lo que sucedía en cada lugar del imperio. Ya fuese por la Vía Augusta, que unía Cádiz, Cartagena y Tarragona en Hispania y enlazaba con la Vía Domitia, en la Galia, en dirección a Italia —por ella se desplazaban veloces los speculatores, los mensajeros de confianza del emperador Augusto [63aC-14dC]— o por las rutas del Califato de Córdoba, por las que cabalgaban los furaniqs, los correos del Califa al-Hakam II [915-976] "para transmitir con presteza las noticias, dada la importancia de la religión".
En época de Adriano [76-138] se crea la figura del praefectus vehiculorum, el prefecto del correo, encargado de supervisar el buen funcionamiento del sistema y, volviendo al Califato, el cronista Ibn Hayyan, contemporáneo de al-Hakam, narra que en el Alcázar de Córdoba se destinan un edificio y personal para el funcionamiento del barid, el servicio de correos, encomendada su gestión a un personaje de relevancia en la Corte.
Estando a la mesa con don Jueves Lardero, truxo a mí dos cartas un ligero trotero.
Arcipreste de Hita, Libro del Buen Amor [1330-1343]
El Trotero Mayor
Han transcurrido cinco siglos y medio desde que —un 21 de febrero de 1477— los Reyes Católicos nombraran a Juan de Santa Coloma, Trotero Mayor en "todos nuestros regnos y señoríos". En el Archivo Municipal de Sevilla se conserva el cartulario conocido como Tumbo de los Reyes Católicos. Estos habían ordenado a Juan de Pineda, escribano mayor de Sevilla, que, en vista de que muchos documentos de la cancillería real remitidos a Sevilla no se conservaban bien, fuera él el responsable de hacer un libro de papel encuadernado, donde escribiera todas las cartas, ordenanzas o cédulas recibidas de los reyes.
El Tumbo abarca toda la extensión del reinado. En 1997, la Fundación Ramón Areces comenzó su publicación. En el Tomo II, de los trece que componen la obra, el ítem I-211 reproduce la Carta de merçed de la troteria a iohan de santa coloma: "acatando vuestra sufiçiençia e habilidad e los seruiçios que fecho nos aueys e de cada día nos faseys, e porque nos los suplicó e pidió por merçed nuestro capellán mayor… nuestra merçed e voluntad es que agora e de adelante para en toda vuestra vida seays nuestro trotero mayor en la nuestra corte e en todos los nuestros regnos e señoríos…". El Diccionario Biográfico electrónico [DB~e] de la Real Academia de la Historia alude a un Juan de Coloma al que el rey Juan II de Aragón —padre de Fernando el Católico— nombra su secretario. Coloma estuvo junto al rey Juan II en el asedio francés a Perpiñán en 1473 y, desde allí, mantenía correspondencia semanal con los diputados aragoneses informando de las noticias de la guerra. Quizá esta fuese su conexión, fugaz, con el oficio. No muy distinta, en su fugacidad, a la del actual presidente de Correos cuando fue nombrado. Por las prácticas medievales de otorgar merced no pasa el tiempo.
Postas
"Todos los árabes nobles de Numidia, y los africanos de Libia, acostumbran a caminar en estos camellos, (que llaman Gimel que quiere decir riqueza del cielo) y los tienen como postas para cuando se les ofrece alguna necesidad de largo camino". Luis de Mármol Carvajal, "Descripción general de África", 1573.
Iniciada la Guerra de Granada, que concluiría con la rendición del reino nazarí en 1492, Fernando El Católico envía una cédula, fechada en Toledo el 30 de abril de 1483, en la que pide al Concejo de Madrid "Conçejo, corregidor, regidores, escuderos, oficiales, ombres buenos de la villa de Madrid" que nombre a dos troteros para llevar con la máxima rapidez la correspondencia "porque de contínuo yo pueda saber nuevas de la Serenísima Reyna mi muy cara e muy amada mujer e su serenidad pueda saber de mi, quiero y es mi merced… Por ende yo vos mando concerteis dos ombres para que a pie o a cauallo anden muy prestos y estén apercibidos… y por eso conviene que los hombres sean muy fiables y diligentes". Cursa la misma orden a los Concejos de Ciudad Real, Toledo, Aranda y Burgos.
Establece así una línea de comunicación y anticipa en 100 años el funcionamiento de las postas y estafetas. "De esa forma, la valija de la correspondencia la transportaba el correo de cada una de esas poblaciones únicamente hasta entregársela al siguiente". La Posta era el lugar "donde los caballos están prevenidos a distancia de dos o tres [9,6-14,5 km] leguas para que los correos vaya con toda diligencia." [Diccionario de Autoridades, 1737]. "Se les dice postas por estar expuestas y prevenidas a cualquier hora y tiempo. Los cosarios que las corren, se llaman correos. Los que guían por ellas, postillones". Sebastián de Covarrubias, Tesoro de la lengua castellana o española, 1611.
Correos mercantiles
El 21 de julio de 1494, los Reyes Católicos crean el Consulado de Burgos: "damos licencia, poder y facultad y jurisdicción a Prior y Cónsules de los mercaderes de la ciudad de Burgos, que ahora son y serán de aquí adelante, para que tengan jurisdicción de poder conocer y conozcan de las diferencias y debates que hubiere entre mercader y mercader, y sus compañeros y factores sobre el trato de mercaderías…". Para comunicar y coordinar a los representantes que tenían en diversas ciudades europeas, el Consulado organizó el Correo de la Universidad de Mercaderes. Disponían de correos propios y se creó el cargo de Maestro de Correos, que percibía un salario fijo más unas tasas por cada bloque de cartas transportadas, y gozaba del monopolio de la correspondencia de la Universidad de Mercaderes de Burgos.
La saga de los Tassis
Los responsables de los servicios postales del Imperio fueron emprendedores con acreditada experiencia en la gestión de tan complejo y estratégico cometido. En sus inicios así sucedió en la Monarquía Hispánica.
En 1505 Francisco de Tassis, cabeza de una saga pionera del servicio postal en Europa, recibe el encargo de la reina Juana I de Castilla —hija de los Reyes Católicos y madre de Carlos V— para que establezca las comunicaciones postales entre España, Francia, Flandes y Alemania. Posteriormente, la reina nombraría a Lorenzo Galíndez de Carvajal como Correo Mayor de Indias. Sus decisiones interesaron a la profesionalización de ese desempeño y, sin embargo, siendo la reina un personaje de singular importancia en la historia postal, ha sido injustamente tratada por el Correo español. En 2005, coincidiendo con la conmemoración del V Centenario de las Cortes de Toro, se puso en circulación el primer sello de la reina Juana, reproduce el retrato atribuido al Maestro de la Vida de San José.
La Real Cédula, fechada el 19 de mayo de 1506, nombra a Francisco de Tassis y a su sobrino Simón maestros de postas "pa [para] traer e llebar las cartas e enboltorios e pliegos .. en las Cibdades e villas e logares destos mys Reynos ....".
Posteriormente, Carlos V ratificará sus privilegios: "son mis maestros de las postas e correos" y nombra Correo Mayor de España a Francisco de Tassis. El convenio que se firma en 1516 —entre el emperador y los Tassis— regula el sistema de postas en todos sus territorios y fija el coste para la Hacienda real ["once mil ducados de oro al año: seis mil en España, cuatro mil en Nápoles y mil en Flandes"].
Establece el tiempo que ha de emplearse en los distintos recorridos —de Burgos a Bruselas siete días en verano y ocho en invierno—. Se exigía tener dispuestos caballos de refresco en cada posta: "Ha de tener el Correo mayor postas mui proveídas de mui buenos caballos, bien tratados y con buenos aderezos." Además del personal necesario —postillones y hostelero— para atender las necesidades de los viajeros. Desde entonces, la organización postal de los Tassis abarcó todo el territorio del Imperio, salvo las Indias.
Tras la muerte a finales de 1517 de Francisco de Tassis, establecida ya una red que aseguraba las comunicaciones entre España, Francia, Alemania, los Países Bajos, Roma y Nápoles, el 20 de diciembre de ese mismo año, en Valladolid, Carlos V otorga el oficio de Correo Mayor de España a Mateo de Tassis. Lo hace con la firma de un nuevo contrato para dirigir el servicio postal del Sacro Imperio Romano Germánico. Lo firman los sobrinos del pionero del servicio postal en Europa: el citado Mateo, Juan Bautista y Simón. Los tres figuran en el documento como ‘maestros de postas y correos’.
La educación del príncipe
"El correo mayor es un ofiçio de grandes provechos y muy nesçessario para la conservaçión del estado real, a causa de las inteligençias que por medio de los correos se tienen con el Sumo Pontífice e su corte romana, como con los reyes e príncipes, e potentados de la cristiandad e con muchas e diversas nasçiones…". En 1548 Gonzalo Fernández de Oviedo concluye el Libro de la Cámara Real del príncipe don Juan, oficios de su Casa y servicio ordinario. La obra le había sido encargada por el ayo del príncipe Felipe y detalla la organización, los usos y oficios seguidos en la casa y corte de Juan de Trastámara, el malogrado heredero varón de los Reyes Católicos. Se quiso que la etiqueta de Castilla fuese el modelo para el futuro Felipe II, que debía "criase e sirviese de la manera que se tuvo en el príncipe [Juan], su tío". Entre esos oficios de su Casa estaba el de correo mayor que "ha de ser ombre leal en su ofiçio, e solíçito e de buen entendimiento".
A Felipe II le correspondería impulsar las redes postales en los virreinatos. Lo hará con el nombramiento del primer Correo Mayor de Nueva España.
Continuará…
