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Del Trotero Mayor a la Renta Real. El Correo en la Monarquía Hispana (II)

La Monarquía hispánica teje vínculos en los territorios americanos, condición necesaria para la existencia y prosperidad de los virreinatos.

La Monarquía hispánica teje vínculos en los territorios americanos, condición necesaria para la existencia y prosperidad de los virreinatos.
Felipe II, retratado por Sofonisba Anguissola | Wikipedia

El descubrimiento del Tornaviaje por Urdaneta, la ruta de regreso de Filipinas a Nueva España, abrió la puerta a la primera globalización. Felipe II y fray Andrés de Urdaneta mantuvieron una breve correspondencia sobre el particular.

La inmediatez en el siglo XVI

Año y medio de correspondencia para tres cartas. "Devoto Padre Fray Andrés de Urdaneta de la Orden de San Agustín. Yo he sido informado que vos siendo seglar fuiste en el Armada de Loaysa y pasastes el Estrecho de Magallanes…". La primera carta lleva fecha del 24 de septiembre de 1559 y tarda cinco meses en llegar a su destinatario. "En principio de Mayo de este presente año de sesenta recibí… el virrey don Luis de Velasco me ha comunicado el mandato de vuestra Real Mag. á cerca de lo que toca á la Navegación que manda hacer al Poniente", contesta Urdaneta el 28 de mayo de 1560.

Diez meses después, la primera semana de marzo de 1561, Felipe II agradece el talante y la disposición del fraile: "Ví vuestra letra de 28 de Mayo del año pasado de 1560 y por ella he entendido el ofrecimiento que hacéis de ir álas Islas del Poniente en los nabios que D. Luis de Velasco por nuestro mandado embia á ellas… en cumplimiento delo que os encargamos cerca dello, y agradezcoos mucho la voluntad… con que os ofreceis á hacer esta Jornada, entendiendo ser en servicio de Dios nuestro Señor y nuestro delo qual mandaré tener memoria para que recibáis merced…". Año y medio transcurre entre esa correspondencia.

¿Qué pasa en las Indias?

Establecer y asegurar un sistema regular de comunicaciones entre Castilla y las Indias se convirtió muy pronto en una necesidad. La falta de seguridad en los despachos llevó a los Reyes Católicos a disponer, por Real Cédula de 8 de enero de 1504, que toda la correspondencia de oficio procedente de las Indias fuese entregada por los oficiales de la Casa de La contratación al secretario Gaspar de Gricio.

Posteriormente, la reina Juana I de Castilla, conocedora de los problemas que están comenzando a producirse: "Por quanto yo he sido informada que algunas personas que han tenido y tienen oficios de justicia, y otros cargos en las Indias, han puesto y ponen impedimento a algunas personas que residen en ellas, que o escriuan al Rey mi señor y padre, y a mí algunas cosas cumplideras a nuestro seruicio y bien y utilidad de las dichas Indias", advierte a esos justicias "no sean osados de poner ni consentir que sea puesto embargo, ni impedimento alguno a ningunas personas que quisieren escriuir ansí al Rey mi Señor y padre, como a mí e a otras personas lo que quisieren…". Lo hace en la Real Cédula dada en Valladolid el 14 de agosto de 1509.

El Correo Mayor de Indias

La reina Juana, además de advertir, gobierna. Transcurridos cinco años nombra —el 14 de mayo de 1514— Correo Mayor de las Indias a Lorenzo Galíndez de Carvajal.

Se despachan correos y van y vienen muchas cartas. El organismo encargado de la gestión de una parte era la Casa de la Contratación de Sevilla. Esa correspondencia está a buen recaudo "y como quiera que se a despachado y despacha por los dichos Oficiales de Seuilla ha auido y ay bué recaudo" pero no sucede así con toda "por lo que viene de las dichas Indias y tierra firme, como se encomienda a personas que no tienen cargo ni cuidado dello, ni son obligados a dar cuenta ni razón alguna, ha auido y ay muy malos recaudos en las cosas y despachos" por ello, continua la reina Juana, "he acordado de prouer persona que tenga especial cargo y cuydado de los correos y mensajeros que se hiciesen de despachar que aya de ser y sea Correo Mayor de las dichas Indias y tierra firme descubiertas y por descubrir…".

El Emperador Carlos firma en Talavera una orden, el día 11 de enero de 1541, insistiendo en la que la correspondencia con las Indias sea libre y sin impedimento: "Que los que llevaren de estos reynos cartas o despachos dirigidos a residentes en las Indias, los den o remitan libremente a quien los hubiese de recibir, y no tengan obligación a manifestarlos ante ningún gobernador, ni Justicia".

El Correo Mayor de la Nueva España

Las ramificaciones de las rutas postales las ampliará Felipe II al nombrar —el 27 de agosto de 1580— a Martín de Olivares primer Correo Mayor de Hostas y Postas de la Nueva España. La Monarquía hispánica continua tejiendo vínculos en los territorios americanos, condición necesaria para la propia existencia y prosperidad de los virreinatos. El servicio postal se apoya en los asentamientos de origen indígena y en los que van fundando los conquistadores. Ya no son postas, ni estafetas. Aparecen las ‘cordilleras de correos’.

Los ‘vayas’

A los correos menores se les exige la presentación al finalizar el viaje de un escrito oficial que acredite que se ha realizado eficientemente el servicio para el cual fueron contratados, es lo que se denomina "pedir recibo y certificación". Estos partes del correo, también conocidos como "vayas", debían cumplir con unos requisitos formales como contener el nombre del destinatario y del remitente, así como el objeto de la entrega. También debían incluir un apartado para incidencias y, por último, consignar el dinero que se le adelantaba al correo para sus gastos durante el viaje.

En el siguiente fragmento se consigna la recepción del documento por parte del destinatario, así como las novedades y circunstancias de la entrega:

Llegó el correo a Madrid hoy lunes 12 de abril de 1593 a las 10 de la noche, y por estar S. M. en S. Lorenzo el Real se le ordena pase luego allá y entregue el sollo al Señor Conde de Fuensalida con un pliego de cartas mío, de que ha de traer certificación o respuesta; y antes de partir de esta corte ha de hacer tasar el viaje con lo que informe ha de haber por la ida a S. Lorenzo, para que allí se dé orden cómo yo lo cobre, con el coste del sollo de que va memoria en el pliego.

Venido aquí se cobrará y le acabaré de pagar. Sale despachado para S. Lorenzo a la una después de media noche, porque se ha detenido en entregar el despacho y tomar caballo.

Juan de Soto (rúbrica)

David González Corchado, Nuevas aportaciones sobre la correspondencia certificada en España durante los siglos XVI y XVII, 2013.

Estafetas

"Oíd acá, y pues habéis venido por estafeta de los muertos a los vivos, cuando vais allá decidles que me tienen muy enfadado todos juntos". Francisco de Quevedo, Sueño de la muerte, 1627.

En la actualidad, cuando hablamos de una estafeta nos referimos a una oficina de correos. En su origen no fue así. Era un correo ordinario que no hacía su recorrido a pie. "Díxose Estafeta de Estafa, que en Toscano es el estríbo, porque va acaballo: y en esto se diferencia del correo de a pié, que aunque se llame Ordinario, no se llama Estafeta". El Diccionario de Autoridades de 1732 tiene una segunda acepción, que es la que ha llegado a nuestros días: "Se llama tambien el oficio mismo donde llegan los corréos, se dán las cartas y se paga el porte y derechos de ellas, y donde se recogen las que se vuelven a enviar a otras partes".

El servicio de estafetas destinado a los particulares, que se extendió por España a partir de la segunda mitad del siglo XVI, supuso un definitivo impulso para el correo público. Asentó un nuevo procedimiento: a diferencia de los envíos que partían cuando lo precisaba el remitente, sin periodicidad fija, las estafetas salían en días y horas prefijadas.

Era un correo que cabalgaba únicamente una sola posta, allí entregaba los despachos al relevo y así sucesivamente. El sistema que anticipó Fernando El Católico en 1483. Esto redundó en el abaratamiento del coste, ya que no se pagaba el viaje integro, desde el origen al destino. Se contrataba el envío de la carta a quien ya tenía que hacer necesariamente ese trayecto portando las de otros muchos. Al disminuir tiempos de entrega y costes, aumentó el uso y en consecuencia la rentabilidad del servicio, lo que permitía su expansión. En resumen, el propósito de la acción de un buen gestor público.

De monopolio a servicio público

La fecha del 8 de julio de 1716 marca un hito en la historia postal española. Por decisión de Felipe V, el primer rey de la Casa de Borbón, España fue la primera nación europea que convierte el servicio de correos en una rama de la Administración Pública. Se crea la Superintendencia General de los Correos y Estafetas de España y a finales de ese mismo año se fija la primera tarifa postal. El peso de la correspondencia a transportar y la distancia a recorrer, determinarán la tarifa. Concluía así un proceso iniciado diez años antes, en diciembre de 1706, al retornar a la Corona "todos los oficios que por cualquier título, motivo o razón se hubiesen enajenado o desagregado de ella". La familia Tassis dejaba de tener la concesión del correo y el servicio postal se transformó en Renta Real.

Doscientos años después de ese primer Correo Mayor —Francisco de Tassis, nombrado por Carlos V— el cargo se extingue. Juan Francisco de Goyeneche, Director General del Oficio de General Correo Mayor de los Reynos de España y sus Adyacentes, por voluntad de Felipe V, cesa en su ocupación. Transcurridos trescientos años, la zozobra ronda al Correo español, por merced de su ‘Sanchidad’.

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