
El 14 de mayo de 1796, el médico rural inglés Edward Jenner tomó material de una pústula de viruela de vaca causada por el Cowpox virus, obtenido de la mano de la ordeñadora Sarah Nelmes, y lo inoculó en el brazo de James Phipps, niño de 8 años. El pequeño no enfermó al ser expuesto dos meses después a la viruela. Quedó inmunizado. A Jenner se le aconsejó que no enviara un registro de sus observaciones a la Royal Societ, que estaba dispuesta a rechazarlas, sino que lo publicara como un folleto y como tal apareció en 1798.
Este "precioso descubrimiento de la vacuna ha excitado la paternal solicitud del rey a propagarlo en sus dominios de indias…".
A los cinco años de este suceso, la Gazeta de Madrid informaba, un 5 de agosto de 1803, del propósito del rey Carlos IV de propagar la vacuna contra la viruela en sus dominios de Indias y si fuere dable en las islas Filipinas. "Con tal objeto se ha servido mandar, después de oído el dictamen del Consejo y de algunos sabios, que se forme una expedición marítima, compuesta de facultativos hábiles y adictos a la empresa, dirigida por el Médico honorario de Cámara D. Francisco Xavier de Balmis, y costeada de su Real erario; los cuales sin perdonar gastos, ni fatigas lleven suficiente número de niños a quienes inocular sucesivamente en el curso de la navegación; y conservando por este y otros medios el fluido vacuno en toda su eficacia, hagan a su arrivo las primeras operaciones de brazo a brazo…".
Cuatro meses necesitó Balmis para seleccionar a los componentes, acordar las rutas y el punto de partida, buscar a los niños vacuníferos y contratar el barco. La Expedición partió del puerto de La Coruña un 30 de noviembre a bordo de la corbeta María Pita. La comunicación que publicó la Gazeta el 27 de diciembre de 1803 es un buen resumen: "Son varios los facultativos comisionados, y llevan 21 niños, que siendo sucesivamente inoculados brazo á brazo en el curso de la navegación, conservarán el fluido vacuno fresco y sin alteración. La expedición hará escala en Tenerife, Puerto Rico y La Havana para ofrecer por todas partes á los hombres el precioso descubrimiento de Jenner…, de la Havana pasará a Veracruz, y de allí a otros puertos, en los cuales se irán separando los facultativos, y ramificándose, por decirlo así, la expedición, hasta extenderse sobre todo el continente, fomentada por los Vireyes y Gobernadores ilustrados, sostenida por los facultativos despreocupados, auxiliada por los sabios, favorecida de los pueblos, y generalmente protegida por los amigos de la especie humana…".
… sangre de Hispania fecunda,
espíritus fraternos, luminosas almas, salve.
Una Expedición Filantrópica formada por personas que no esquivarán gastos ni fatigas y protegida por los amigos de la especie humana. En el informe fechado en Macao el 30 de enero de 1806 y enviado a José Antonio Caballero, ministro de Gracia y Justicia de Carlos IV, Balmis se disculpa: "Permitame V.E. el desahogo de mis lágrimas, con las que no puedan menos de saltarme, al pensar en… lo muchísimo que se han esforzado…", antes de describir las penalidades de todos ellos: "Pobres; enfermos y faltos de descanso, aun del preciso muchas veces, no han perdido fatiga ni riesgos por servir a nuestro augusto soberano. La Rectora que con el excesivo trabajo y rigor de los diferentes climas que hemos recorrido perdió enteramente su salud infatigable".
Al igual que hizo Salvany en carta fechada en Lima el 1 de octubre de 1806: "Los individuos de la Real Expedición animados solamente de un filantrópico celo y de ser útiles a estos fieles vasallos del piadoso Carlos… han arrasado y vencido con cuantos obstáculos y dificultades se han presentado al objeto de llenar cuanto antes la acción más generosa y benéfica, que pudo meditar la experiencia compasiva".
Diez personajes para la Historia. Francisco Xavier Balmis y José Salvany, director y subdirector de la Expedición. Los ayudantes Manuel Julián Grajales y Antonio Gutiérrez. Practicantes, Francisco Pastor y Rafael Lozano. Enfermeros, Basilio Bolaños, Pedro Ortega y Antonio Pastor y la Rectora de la Casa de Expósitos de La Coruña, Isabel Zendal.
Los cargos están diferenciados. Sus funciones y obligaciones precisadas. Se detalla hasta el modo de vestir. "Para la mayor economía y decencia de los individuos de las expediciones, se permita a los Ayudantes usar el mismo uniforme que los de los hospitales del Exercito, y para los practicantes y enfermeros el de los porteros del Jardín Botánico".
Y los niños vacuníferos. "Una caravana infantil con rumbo al Nuevo Mundo para transportar la vacuna y prevenir las epidemias de viruelas. Dando como resultado uno de los viajes más extraños que tiene como protagonista a la medicina y a la ciencia en el siglo XIX", en palabras de Gonzalo Diaz de Yraola.
Según explica la historiadora Susana M. Ramírez en sus Tesis Doctoral La Real Expedición Filantrópica de la Vacuna en la Real Audiencia de Quito. Universidad Complutense de Madrid. 1998, Balmis propuso un número de niños que oscilaba de 15 a 20 y debían proceder de la Casa de Niños Expósitos de Santiago de Compostela ¿Por qué se eligen precisamente de esta Casa? Una vez determinada la partida desde el puerto de La Coruña se les evitaba el viaje desde Madrid y porque a Galicia, por su aislamiento, posiblemente no hubiera llegado ni la inoculación ni la vacunación a finales de 1803. De los 21 niños que llevaron la vacuna cuatro procedían de la madrileña Casa de Desamparados; de la Inclusa del Hospital de los Reyes Católicos de Santiago de Compostela salieron cinco y 12 estaban bajo el amparo del Hospital de Caridad de La Coruña, institución de la que era rectora Isabel Zendal.
Todos los personajes de esta gesta son necesarios. Los niños esenciales. Zendal insustituible. "Conformándose el Rey con la propuesta de Vm. y del Director de la expedición… permite SM que la Rectora de la Casa de Expósitos de esa Ciudad sea comprehendida en la misma en la clase en Enfermera; para que cuide durante la navegación de la asistencia y aséo de los Niños, que haian de embarcarse, y cese la repugnancia. que se experimenta en algunos Padres de fiar sus hijos al cuidado de aquellos sin el alivio de una Muger de providad". El 14 de octubre de 1803 se le comunica al presidente de la Junta del Hospital de Caridad la incorporación de Zendal.
El objetivo de la Expedición "es llevar el pus fresco y no dexarlo deteriorar… Es forzoso lleben consigo el pus o vacuna lexitima, y bien experimentada en España, con todas las precauciones del arte para que llegue con la propia virtud, que aquí tiene…" y para asegurarlo, los cirujanos de Cámara Gimbernat, Galli y Lacaba, dan a Balmis una serie de recomendaciones para el buen desenlace: "que cuando salgan de cada puerto lleven a más de un niño vacunado con señales de verdadera vacuna…; que se coloque en vidrios la materia que se extraiga de los vacunados durante la navegación para poder recurrir a ella si se diese algún problema o impedimento en la vacunación brazo a brazo…; que además de los manuales del Tratado de la vacuna traducido por Balmis lleven un considerable número de vidrios para repartirlo entre los profesores del país…". Y lo lograron.
En 1804 el venezolano Andrés Bello, que fue Rector de la Universidad de Chile y profesor de Bolívar daba ¡vivas! al rey de España. "¡Viva el digno monarca que nos libra de las viruelas! ¡Viva el cuarto Carlos! Publique Venezuela que quien de nuestro clima lanzó la atroz viruela, fue su paterno amor". Venezuela consolada. Unos años más tarde se removerán todas las lealtades. Bello acompañará a Bolívar a Londres recabando apoyos para la insurrección.
Ya en el siglo XX, en 1974, el Gobierno de México instituyó la Medalla al Mérito en Enfermería "Enfermera Isabel Cendala y Gómez", honrando a quienes con el doctor Balmis a la cabeza, difundieron la vacuna contra la viruela en México y Filipinas. Hoy un presidente sectario pide que España se humille y pida perdón.
Quizá necesitemos una vacuna contra el olvido y el rencor.
abominad las manos que apedrean las ruinas ilustres
o que la tea empuñan o la daga suicida.
Rubén Darío. Salutación del optimista