
"Hay una mujer que siendo muy jovencita es entregada por su padrastro como esclava sexual. Un día se encuentra con un barbudo y el barbudo dice usted no puede ser una mujer esclava, usted es una mujer libre…
Un poco es el mismo mecanismo de los pueblos sojuzgados que luego se alían a Cortes. Yo [Malinche] he sufrido la injusticia, he sufrido la tiranía, esta gente me ofrece la posibilidad de vivir de otra forma…
El papel de doña Marina es fundamental, porque no solo es una traducción lingüística, es ante todo una traducción cultural y política. Cortes no tiene forma de saber que es lo que está traduciendo Marina. De tal suerte que es ella la que va articulando la conquista, conocedora, como era, de esa realidad mesoamericana".
Las citas anteriores son reflexiones que catedráticos y profesores de universidades mexicanas, españolas, argentinas realizan en Doña Marina, el nacimiento de Hispanoamérica, la nueva película documental que José Luis López-Linares, director de España, la primera globalización, tiene previsto estrenar a finales de 2023.
Su nombre azteca Malintzin, pronunciado por los españoles Malinche. Marina, su nombre cristiano, con el doña delante en reconocimiento al importante papel que tuvo como traductora de los idiomas maya y azteca. Consejera de Hernán Cortes, con quien permaneció durante toda la conquista "proporcionándole valiosas informaciones sobre el imperio azteca, sobre sus debilidades internas, su relación con los demás pueblos. Estas informaciones fueron las que hicieron posible los pactos de alianza de los españoles con las etnias que se oponían a los aztecas" Diccionario Biográfico electrónico, Real Academia de la Historia.
En su redención del terror azteca, que culmina con la caída de Tenochtitlan, decenas de miles de indígenas luchan junto a Cortés. Lo hacen para salvar su vida. "Los episodios más claros de la importancia de los señores indígenas en la conquista de Tenochtitlan se dieron después de la Noche Triste", afirma José Luis de Rojas, doctor en Historia de América por la Universidad Complutense de Madrid. Los españoles recuperaron las fuerzas y comenzaron su campaña de conquistas y atracciones. Emplearon los once meses que median entre la huida de Tenochtitlan y el comienzo del asedio. "Cada vez tenía Cortés más aliados, en un efecto rebote que hacía que los nuevos amigos trajeran a su vez a sus amigos. Uno de los más importantes fue Ixtlilxochitl, bautizado como D. Fernando, siendo su padrino Hernán Cortés".

Ixtlilxochitl, fue un noble azteca de la segunda ciudad del imperio, relegado por Motecuhzoma, que se pasó al bando de Cortés. Este le recompensó como señor de Texcoco. Un descendiente suyo -Fernando de Alva Ixtlilxochitl-, escribió el principal relato de su antecesor en la victoria sobre Tenochtitlan.
"Después de haber estado Cortés muchos días en tierras de Tlaxcalan convaleciendo de los trabajos pasados con ayuda de los señores de Tlaxcalan, Huexotzinco y Cholula, tuvo algunas guerras contra los de Tepeaca, Itzocan, Quauhquecholan, y otras partes sujetas a las ciudades de Tezcoco y México, y fácilmente les sujetó y atrajo a su devoción; y viéndose con grandísima suma de amigos, y que casi toda la tierra era de su parte, acordó de venir sobre México, y salió de Tlaxcalan día de los Inocentes, y trajo consigo cuarenta de a caballo, y quinientos y cuarenta de a pie [españoles], y veinte y cinco mil tepeacanenses, quauhquecholtecas, chalcas y de otras partes, que fueron los que él escogió que no quiso traer más porque Tecocoltzin hijo del rey Nezahualpiltzintli, que era uno de los rehenes que le dió el rey Cacama, le dijo a Cortés que en Tezcoco le daría todo cuanto hubiera menester". Fernando de Alva Ixtlilxochitl, Relación de la venida de los españoles, en Fray Bernardino de Sahagún, Historia General de las cosas de la Nueva España.
"El segundo día de Pascua de Espíritu Santo que ya estaba todo el ejército junto en Tezcoco, hizo alarde Cortés con sus españoles, y lo mismo hizo Ixtlilxochitl, y eran en todo el ejército doscientos mil hombres de guerra, y cincuenta mil labradores para aderezar puentes y otras cosas necesarias".
Y faltaban sus principales aliados: "También en este día hicieron alarde los tlaxcaltecas, huexotzincas y chololtecas, cada señor con sus vasallos, y halláronse por todos más de trescientos mil hombres de guerra".
Hernán Cortes fue libertador antes que conquistador. "El que para la civilización, y para su gloria, descubrió y redujo el famoso imperio mexicano, fundando con su audacia y su talento, tan digno de admiración como de respeto, lo que es hoy nuestra amada patria". Cita de nuevo la Biblioteca del Niño Mexicano, la obra de Heriberto Frías, militar, periodista, cónsul y testigo de excepción de la Revolución mexicana. Ayer, al igual que hoy, reputados intelectuales mexicanos repudiaron el populismo indigenista. El historiador Fernando Cervantes también lo ha hecho recientemente en su obra Conquistadores: una historia diferente.
España liberó y civilizó. La evangelización y las disposiciones legales lograron desterrar los sacrificios humanos y la antropofagia, "Ordenamos, Y mandamos a nuestros Virreyes, Audiencias, Y Gobernadores de las Indias, que todas aquellas Provincias hagan derribar y derriben, quitar y quiten ídolos, Ares, y Adoratorios de la Gentilidad, y sus sacrificios, y prohíban expresamente con graves penas a los Indios idólatras y comer carne humana, aunque sea de los prisioneros y muertos en la guerra, y hacer otras abominaciones ..." Ley XII del Título I del Libro I de la Leyes de Indias, dada por el emperador Carlos en junio de 1523.
No dejes que la verdad te estropee una buena historia. El 21 de septiembre de 2021 se inauguró en el Palacio de Cultura del Estado de Tlaxcala la exposición Indios conquistadores. En la nota publicada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia de México [INAH] se lee: "Desde las primeras crónicas y memorias escritas por los europeos acerca de la conquista de Tenochtitlan en el siglo XVI, hasta entrado el siglo XX, la historiografía había negado o, en otros casos, minimizado el papel de los indígenas aliados como parte de la rebelión, destacando en su lugar a unos cientos de hispanos como artífices de la gesta debido a su superioridad tecnológica y conocimiento bélico". Una falsedad que en boca de los responsables del INAH, que se supone han estudiado las Cartas de Relación de Hernán Cortés, los escritos de Fernando de Alva Ixtlilxochitl y la obra de Fray Bernardino de Sahagún, solo es atribuible al rencor y la mala fe, que comparten con su presidente.
Mienten a conciencia. Hernán Cortés reconoce y agradece la lucha de los indígenas: "había diez y ocho de a caballo, y treinta ballesteros y diez escopeteros, y con tres o cuatro mil indios de nuestros amigos... con otros diez mil hombres de guerra muy bien aderezados Chichimecatecle, que es uno de los principales señores de aquella provincia", Tercera Carta de Relación, fechada el 15 de mayo de 1522.
Refiere el doctor José Luis de Rojas que "en la documentación colonial no es raro encontrar probanzas de méritos y servicios realizadas por señores indígenas que pedían recompensas por los servicios prestados a la Corona durante la conquista de México y guerras sucesivas. La Corona otorgó algunos privilegios, como pensiones anuales y el uso de escudos de armas y muchos nobles fundaron mayorazgos que preservaron la conciencia de sus linajes durante siglos".
"Tan príncipes e infantes como los de Castilla". Los integrantes de la nobleza indiana de origen prehispánico debían su condición a los derechos heredados de sus antepasados. Los españoles se limitaron a reconocerles su condición. "Caciques, curacas y principales son los príncipes naturales de los indios". Juan de Matienzo, Gobierno del Perú.
Y a las cacicas. Entre la nobleza indígena, la categoría de "cacica" era transmitida por herencia o por nombramiento del tlatoani [el gobernante del altépetl, la ciudad]. El hecho de ser patrimonial daba lugar a que las mujeres pudieran ocupar el puesto como titulares y heredarlo. Las Leyes de Indias les reconocieron sus derechos a los cacicazgos, con todos sus títulos y privilegios. Así, durante el virreinato las cacicas tuvieron iguales prerrogativas que los caciques varones, fueron reconocidas tanto por los indígenas como por los españoles. Las mujeres de sangre mestiza conservaron también todos los derechos de las cacicas indígenas, y se les reconoció el dominio sobre sus tierras.
Ciencia es la revista de la Academia Mexicana de Ciencias, en el número 4 [octubre-diciembre 2006], menciona algunas de "las numerosas mujeres que fueron titulares de cacicazgos: doña Isabel Moctezuma, doña Juana de los Ángeles cacica de Xochimilco, doña Juana de los Ángeles, hija de don Diego Tlilpotonqui, Señor de Tepetlaoztoc…" Precisa, sobre doña Isabel Moctezuma "que de acuerdo con lo que se sabe, ella fue hija legítima del emperador y la emperatriz Teizcalco. En nombre de Carlos V recibió en 1523 la encomienda de Tacuba, por ser considerada heredera del señor de México, y fue colmada de grandes privilegios".
España no fue una potencia conquistadora. Se hizo mestiza y creó una nueva sociedad. La llamó Nueva España.
Traidores con 500 años de penitencia. La mencionada exposición concluía con un llamamiento a reescribir la historia de Tlaxcala. Llegó el momento de contarla de nuevo "para que esa vieja leyenda negra de que los tlaxcaltecas somos traidores pues ya no esté más en el imaginario público y no esté más en las páginas de la historia". 500 años después de su liberación por "unos cientos de hispanos", los descendientes del principal aliado de Cortés se preparan para liquidar su leyenda negra. La que les señala como traidores a México en compañía de La Malinche.
Si tu Historia no te gusta, reescríbela.
"Vamos a contraatacar al corazón de todos los ataques que hay contra la Historia de España y contra la Historia de Hispanoamérica, que es la misma a fin de cuentas" afirma López-Linares en la presentación de Doña Marina. Un propósito compartido.
