La ropa siempre ha tenido un valor especial para el ser humano ya que, además de para protegernos del frío, del sol y de los terrenos peligrosos sirve para expresar gustos e intereses. Tanto que, en algunos casos, puede marcar la clase social o la posición económica de una persona. La moda se abrió paso poco a poco en la sociedad y, con ella, se fueron incorporando nuevas tendencias. Algunas prendas han llegado hasta nuestros días y se mantienen en el armario sin importar la temporada o la tendencia del momento. Las faldas son el ejemplo perfecto.
La falda, que hoy en día se ve como una prenda común, tiene realmente un origen milenario. Se remonta a los orígenes de la humanidad. Si bien actualmente se asocia a las mujeres.... no siempre ha sido así. De hecho, al igual que otras prendas de ropa, su evolución está vinculada a las necesidades prácticas, culturales y estéticas de las sociedades a lo largo del tiempo.
¿Cómo nace la falda?
El origen de la falda se encuentra en las primeras civilizaciones humanas. De hecho, los pueblos antiguos usaban piezas de tela o cuero atadas alrededor de la cintura para cubrirse y protegerse de las inclemencias del clima. Estas primeras versiones de faldas eran unisex y se confeccionaban con materiales básicos disponibles en la naturaleza. Si bien no existe una fecha exacta que pueda marcarse como el origen de la falda, los primeros vestigios se sitúan en Sumeria en el año 30000 a.C.
Con el paso del tiempo, en diferentes civilizaciones, como en Mesopotamia y Egipto, la falda comenzó a adquirir un carácter más sofisticado. En Egipto, por ejemplo, los hombres llevaban shendyt, una falda ajustada que simbolizaba estatus social, mientras que las mujeres usaban faldas largas y plisadas. Este estilo evolucionó hacia prendas decoradas con numerosos detalles, reflejando el poder y la riqueza de quienes las portaban. De hecho, para muchos expertos la historia de la falda comienza en el Antiguo Egipto. ¿Cómo eran las faldas en esa época? Los egipcios confeccionaban las faldas con telas como lino o algodón y el largo de la falda dependía de si eras mujer u hombre.
Con el mercadeo y el comienzo de los viajes de la humanidad, la falda fue viajando por diferentes lugares, por lo que en el año 2600 a.C, tanto hombres como mujeres utilizaban la falda por igual. Cierto es que algunas civilizaciones, como los Celtas, empezaron a imponer el pantalón masculino, esta tendencia tardó en expandirse en occidente, y en regiones como Escocia, el "Kilt" sigue siendo una prenda tradicional exclusiva de hombres. Hay que destacar que en la Antigua Grecia y Roma, la falda tomó la forma de túnicas y chitones, que eran utilizadas tanto por hombres como por mujeres.
Posteriormente, ya en la Edad Media, la prenda comenzó a asociarse más con las mujeres, mientras que los hombres adoptaron pantalones y calzas, aunque las faldas aún eran comunes en ciertos atuendos masculinos formales y religiosos. Hay que reconocer también que el Renacimiento marcó un punto clave en la evolución de la falda, con la aparición de diseños más elaborados y voluminosos, como los guardainfantes y crinolinas, estos estilos enfatizaban la moda y la jerarquía social.
No obstante, el primer gran cambio de la falda se produjo en 1730 cuando Mariana De Cupis de Camargo la acortó hasta las rodillas para hacerla más cómoda y le añadió un pantaloncito para evitar escándalos. Su idea evolucionó en 1851 cuando la estadounidense Amelia Jenk Bloomer hizo una fusión que dió origen a la falda pantalón. Después la prenda mutó y fue haciéndose más corta y más larga dependiendo las tendencias de cada época.
Mary Quant, la inventora de la mini falda
La minifalda, sigue siendo a día de hoy uno de los grandes símbolos del empoderamiento de la mujer tras plantarle cara a la austeridad de su época. La diseñadora Mary Quant, revolucionó el panorama londinense que aún sufría los vestigios de la guerra y seguía anclado en unos tonos apagados con cortes clásicos y modestos. Rompió completamente con lo establecido cuando en 1964 presentó su desfile repleto de faldas con los muslos al descubierto, algo que era impensable hasta entonces.
La mini falda fue una prenda que escandalizó a los puritanos y que conquistó a las mujeres, y se convirtió en un símbolo de liberación. Su diseñadora se inspiró en la necesidad que veía en la juventud de un cambio, de modernidad y de color. La minifalda cumple ya casi 60 años de historia y a día de hoy sigue siendo una prenda de gran éxito y que todas las casas de grandes diseñadores han incorporado cientos de veces en sus colecciones.
Tipos de faldas
Las faldas pueden diferenciarse de muchas maneras, según el corte, según el largo, según el estilo y según el tejido. Pero, ¿cuáles son las más populares?
- Falda recta: Ajustada al cuerpo y sin volumen, ideal para un look formal o de oficina.
- Falda lápiz: Similar a la falda recta pero más ajustada y entallada, llegando hasta la rodilla o por debajo.
- Falda acampanada: Tiene un corte que se abre hacia abajo en forma de "A", brindando un aspecto fluido.
- Falda evasé: Similar a la acampanada, pero menos amplia y con un corte más sutil.
- Falda plisada: Tiene pliegues desde la cintura que le dan textura y movimiento.
- Falda pareo: Imita un pareo, con una capa que se cruza sobre otra.
- Minifalda: Muy corta, generalmente a mitad del muslo o más arriba.
- Falda midi: Llega hasta la mitad de la pantorrilla, un largo clásico y elegante.
- Falda maxi: Larga, llega hasta los tobillos o el suelo, perfecta para un estilo bohemio o formal.
- Falda de tubo: Muy ajustada, generalmente de tela elástica, estiliza la figura.
- Falda skater: Corta y con vuelo, ideal para un look juvenil y casual.
- Falda cargo: Inspirada en los pantalones cargo, con bolsillos grandes y estilo utilitario.
- Falda asimétrica: Tiene un diseño irregular, con un lado más largo que el otro o un dobladillo desigual.
- Falda sirena: Ajustada hasta la rodilla o los muslos y luego se abre como una cola de sirena.
- Falda de volantes: Tiene múltiples capas o volantes que aportan volumen y movimiento.
Luego, según los materiales pueden ser denim, de cuero, de tul, de algodón o de seda. Y existen otras variantes como la falda con botones, la falda pantalón y la falda cruzada. Cada tipo de falda puede adaptarse a diferentes ocasiones, estilos personales y tipos de cuerpo.