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Pedro J. y la "nueva desventura de la libertad"

El periodista ha presentado su libro en Madrid. No se pierda el especial que LD publicará el fin de semana sobre La Desventura de la libertad.

"Hablar para el presente con los hechos del pasado". La clave de la puesta de largo del último libro de Pedro J. Ramírez la daba el expresidente del Congreso, José Bono, uno de los padrinos del acto este jueves en el Ateneo de Madrid. Al grito de "ésta debe ser la hora de las ideas y por tanto del ateneísmo. Que florezcan 1.000 tribunas", el exdirector de El Mundo advertía a un auditorio repleto que "las deficiencias de la Constitución de 1978 han quedado ahora tan patentes como durante el trienio quedaron las del Código Sagrado". Y ha pedido "repetir ahora la experiencia en éste y en todos los demás ateneos, físicos y virtuales, de la nación en lo referente a las reglas del juego democrático y al modelo territorial".

Polémica entre el presente y pasado, recurrente también para la lista de invitados. Pedro J. Ramírez ha arrancado su intervención bromeando. Saludaba al presidente del Gobierno y al líder de la oposición… Y se reía: "Efectivamente este era el texto de hace tres años", "el náufrago soy ahora yo…". Pedro J. se ha tenido que conformar saludando a un expresidente, José Luis Rodríguez Zapatero, sentado en primera fila junto a Ágatha Ruiz de la Prada. Continuaba el exdirector de El Mundo, "lo que cambia el poder a algunas personas. Lo que cambia tener a su disposición los resortes del poder. Retratan a quien se comporta de una determinada manera y a los que no lo hacen".

De las filas populares sí que han acudido al Ateneo Eduardo Zaplana o la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, que se marchaba recién empezado el acto. También han querido acompañar al escritor el presidente el Tribunal Constitucional, D. Francisco Pérez de los Cobos, la líder de UPyD, Rosa Díez y compañeros periodistas, como el actual director de El Mundo, Casimiro García-Abadillo o el presidente de Libertad Digital, Federico Jiménez Losantos, además de empresarios y reconocidos rostros de la crónica social.

Para esta nueva presentación el exdirector de El Mundo ha elegido como padrinos a dos políticos de signo opuesto, Esperanza Aguirre y José Bono, a los que ha presentado como "la mujer y el hombre que no llegaron".

La expresidenta de la Comunidad de Madrid ha empezado su intervención recordando al recientemente fallecido presidente de la Academia de Historia, Gonzalo Anes, que además estaba previsto que interviniera hoy y al que ha sustituido la también académica Carmen Iglesias. Aguirre ha destacado de Anes "su patriotismo, porque quería a España y que los españoles fuéramos más libres y más cultos".

Aguirre ha calificado La desventura como una obra monumental y su escritura de colosal esfuerzo, "lectura obligada ya que la libertad ha tenido tantas dificultades para convertirse en una realidad en la vida de los españoles". Aguirre también anunciaba que El primer Naufragio será publicado en francés.

Por su parte José Bono, en otro tono y sin contemplaciones, metía el dedo en la llaga: "Somos los mismos pero no somos los de entones", en referencia a las sonadas ausencias de hoy, la del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y la de los miembros del ejecutivo, que sí estuvieron en 2011 en la Embajada Francesa cuando se presentó El Primer Naufragio. "Pedro, entre unos y otros te han echado como director de El Mundo", continuaba Bono, "caudalosas aguas removiste a su favor, pidiendo el voto para él en aquellos editoriales. Ayudaste a la molienda popular y acabaste hecho polvo".

Bono se preguntaba: "¿Qué ha cambiado desde el primer naufragio hasta esta desventura?". Se respondía: "La temática no es la causa, otras circunstancias de los que te necesitaban para echarnos y necesitan tu ausencia para mantenerse en el lugar de donde nos echaron".

Pedro J. se ha reservado la artillería pesada para el final: "Necesitamos con premura un impulso reconstituyente. Frente a la política por el reparto y la ocupación de espacios al modo en que lo hacían las familias de la mafia, a la vez rivales y aliadas, ésta debe ser la hora de las ideas y por tanto del ateneísmo. Nada es más urgente en España que el concurso de la de la inteligencia pura en las contiendas civiles. Sólo movilizando hoy esas reservas intelectuales que deben quedar represadas en algún pliegue de nuestra conciencia colectiva, sólo pidiendo luz, más luz, ateneos, más ateneos, podremos evitar que la quiebra traumática del sistema sea la única alternativa a la mediocre vulgaridad actual que denota su podredumbre. Que no pueda decirse que la generación que hizo la transición cayó después en la pereza abandonista que evita el esfuerzo de buscar soluciones; porque si en medio de cuanto es inaceptable hoy, la corrupción, el paro, la mordaza, el saqueo fiscal, la falsificación del principio de representación preferimos dejarnos llevar, si incurrimos en la parálisis y el conformismo estéril, si no exigimos las reformas políticas que nos devuelvan nuestros derechos como ciudadanos, si no presionamos en favor de la reforma constitucional, estaremos abocando a los españoles del futuros hacia una nueva desventura de la libertad".

Estas palabras han arrancado el aplauso cerrado de los asistentes e incluso ha puesto en pie a parte del auditorio.

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