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'Holy Cow' de David Duchovny: Fox Mulder también escribe

El actor David Duchovny debuta en la novela con Holy Cow, un cuento de humor protagonizado por una vaca en crisis existencial.

El actor David Duchovny debuta en la novela con Holy Cow, un cuento de humor protagonizado por una vaca en crisis existencial.

David Duchovny no es Hank Moody, pero de su primera novela se sacan cosas positivas. El protagonista de Expediente X, ahora de plena actualidad gracias al regreso de la mítica serie, elabora en Holy Cow una reflexión divertida y lucida sobre los hábitos consumistas y alimentación responsable en la sociedad actual. Lo hace sin resultar demagogo ni apelar a la conciencia culpable de Occidente, y simplemente con la sana intención de que agradezcamos aquello que tenemos o hemos conseguido, una delgada línea que Duchovny recorre a gusto y sortea mucho mejor que escritores quizá más avezados en el debate ideológico. Lo hace a base de mucho, mucho sentido del humor y una cualidad de narrador que delata una experiencia (además de estrella televisiva es Master en Literatura Inglesa por Yale) que quizá muchos no le presuponían.

No, el autor no es Hank Moody, el escritor que tan bien representó en la malhablada (e irresistible) Californication, un genio de la escritura en horas bajas que se consolaba bajo las faldas de las abundantes mujeres que se cruzaban en su camino. Pero Duchovny sabe cómo dibujar personajes carimáticos y tiene en Elsie, la vaca protagonista de la historia, una protagonista de nivel. La vaca lechera emprende un delirante viaje hacia su particular Tierra Sagrada (es decir, la India) una vez descubre el terrible destino que le aguarda tras su apacible existencia en la granja. Y lo narra al espectador en primera persona, adelantando su salto definitivo a la fama con éste, su primer best-seller internacional.

Este mecanismo no es novedoso pero proporciona a Holy Cow [Ed. Stella Maris] sus mejores momentos. Elsie interpela directamente al lector, juguetea con él y -casi- le guiña el ojo con todo un alud de referencias culturales que presentan al actor como un observador avezado. El Duchovny-escritor tiene también esa actitud despreocupada del Duchovny-actor, una característica que, extrañamente, muchos no reconocen en sus papeles, y que parece haberse extendido a varias artes: Duchovny no sólo estrena temporada de Expediente X y estrena libro, también estará en Madrid y Barcelona el próximo mes de mayo para presentar su disco Hell Or Highwater. Un frenesí que de alguna manera explica su afán de fabulador satírico, lo suficientemente inteligente como para alejarse pronto de la que parece la referencia inmediata de éste, su primer trabajo como escritor. Todo en Holy Cow recuerda a Rebelión en la granja, pero el espíritu ligero, contemporáneo, afable y cálido de libro desplaza la metáfora hacia un territorio diferente.

Lo malo es que Holy Cow es una novela que empieza muy bien y luego se precipita rapidamente en su parte final. Quizá a Duchovny se le acaba el combustible una vez aborda el conflicto religioso que sus tres actores, una vaca, un cerdo y un pavo en crisis de identidad, organizan en el Muro de las Lamentaciones. Las conclusiones son inteligentes y mesuradas, emotivas y bastante vivas, pero Holy Cow es un cuento cortado a machete en su conclusión.

No obstante, el volumen tiene pulso y recochineo, el doble sentido es una constante y la fábula funciona tanto como aventura como a nivel de reflexión social aguda. Holy Cow es una novela entretenida que se consume en dos sentadas, y aunque a Duchovny le quedan unas cuantas casillas para componer su gran historia, su componente emotivo (el evocador recuerdo de la madre de Elsie; el anhelo aventurero de ésta), su inteligencia a la hora de dejar caer digresiones absurdas y el cuidado por los detalles (la vaca tiene su particular epifanía viendo la televisión...) van más allá del capricho de una estrella establecida.

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