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'Me llamo Lucy Barton': llegó la hora de hablar del pasado

La escritora estadounidense Elizabeth Strout, Premio Pulitzer, regresa a las librerías con una novela conmovedora. 

La escritora estadounidense Elizabeth Strout, Premio Pulitzer, regresa a las librerías con una novela conmovedora. 
Detalle de la portada 'Me llamo Lucy Barton' | Duomo

El lector abre sigiloso la puerta, entra de puntillas, conteniendo la respiración, coge una silla con parsimonia y se sienta a escuchar las conversaciones que día tras día mantienen madre e hija en una habitación de un hospital neoyorquino. Así es leer Me llamo Lucy Barton (Duomo), de la escritora estadounidense Elizabeth Strout, ganadora del Premio Pulitzer, que esta semana ha salido a la venta en España.

Era en Nueva York, y por la noche tenía desde mi cama una vista clara, justo enfrente, del edificio Chrysler, con su esplendor geométrico de luces. Durante el día la belleza del edificio se atenuaba, poco a poco se convertía simplemente en una gran estructura más recortada contra un cielo azul, y todos los edificios de la ciudad parecían distantes, silenciosos, remotos…

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El libro, número 1 del The New York Times, está protagonizado por Lucy Barton, que desde la madurez, rememora las semanas que pasó ingresada tras una operación de apendicitis y en los que, inesperadamente, su madre acudió para cuidar de ella después de años sin verse. "Era el sonido de la voz de mi madre lo que más deseaba; lo que dijera no importaba" pág.100. En esas conversaciones, como si hojeasen un álbum de fotos, recuerdan los pasajes más importantes de sus vidas, con intensos silencios en los que se hace participe al lector.

Elizabeth Strout crea una poderosa imagen de la infancia de Lucy, llena de golpes y desprecios, sumida en la pobreza y en la privación emocional, que tendrá su eco en su vida adulta. A veces, culpando a una mala pasada de la memoria la causa de muchos sinsabores. "Creo que fue así, al menos así lo recuerdo". La escritora estadounidense, despliega un abanico de emociones narradas a cuchillo y con una ternura desoladora. Página tras página, dibuja un retrato de la soledad de toda una vida. "La soledad fue el primer sabor que había probado en mi vida, y seguía allí, oculto dentro de la cavidad de mi boca, recordándomelo" pág 52.

Es un tira y afloja de malentendidos, rencores, palabras que se dijeron y quedaron clavadas; y de aquellas que nunca se dijeron y anidaron en el alma donde se descomponen. Rencor, por qués que siguen sin obtener respuestas y cariño, imperfecto, pero cariño. Son pasajes de una vida fundamentales para comprender el proceso personal y profesional de la protagonista hasta convertirse en escritora. "Hay momentos que intento olvidar, pero que no olvidaré nunca. Me preocupa qué será lo que ellas -refieriéndose a sus hijas- no olviden nunca" pág. 202.

También hay momentos para el simple recreo, escenas bonitas, conversaciones banales y un simpático análisis de lo que les deparó el futuro a sus vecinos y conocidos. La sencillez de la escritura de Elizabeth Strout es la que convierte en entrañable la historia. No busque una trama inigualable ni sobrenatural, es solo la historia de una mujer que se llama Lucy Barton.

Elizabeth Strout nació en Maine, pero desde hace años reside en Nueva York. Es la autora de Olive Kitteridge, novela por la que obtuvo el Premio Pulitzer y el Premi Llibreter, Los hermanos Burgess, Abide with me y de Amy e Isabelle, que fue galardonada con el Art Seidenbaum Award de Los Angeles Times a la primera obra de ficción y el Heartland Prize del Chicago Tribune. También ha sido finalista del Premio PEN/Faulkner y el Premio Orange de Inglaterra. Sus relatos se han publicado en varias revistas, como The New Yorker y O, The Oprah Magazine.

Elizabeth Strout. Me llamo Lucy Barton. Traducción de Flora Casas. Editorial Duomo, 2016. 224 páginas. 16,80 €.

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