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La 'bibliopatía' de Luis Alberto de Cuenca

El escritor desvela cuáles son las joyas de su biblioteca, y sus libros más deseados.

El escritor desvela cuáles son las joyas de su biblioteca, y sus libros más deseados.
Luis Alberto de Cuenca, un gran coleccionista | LD

Declara ser un gran acumulador de objetos, desde colecciones de cromos de sus nietas (completas, subraya), muchos cómics ("Porque donde hoy hay un tebeo, mañana habrá… dos"), y todo tipo de figuras. Estatuillas que protegen su tesoro más preciado: los libros. Hace tiempo hizo la cuenta y tiene más de 30.000 volúmenes. Pero eso fue hace años, así que sospecha que la cantidad ha aumentado exponencialmente.

"Me gusta tener los libros impolutos. No soporto una página doblada, ¡me parece una mutilación intolerable!, ni una marca, a no ser que sea una inscripción interesante que le de más valor al libro"

A Luis Alberto de Cuenca, Premio Nacional de Poesía 2015, le falta espacio en su biblioteca: su manía acumulatoria hace que no pueda deshacerse de nada. Y además le falta tiempo para hacer el expurgo. Para él los libros son más vicio que virtud: "porque el vicio siempre es más divertido".

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Gran amante de la literatura fantástica, tiene en su mente el recuerdo de algunas primeras ediciones que pasaron por sus manos, y que -por circunstancias- tuvo que dejar pasar. Como es el caso de El monje, de Matthew Gregory Lewis, del que se le escapó una primera edición en un mercadillo de Portobello, cuando tenía solo 19 años: "Estaba tirado, pero yo no tenía suficiente dinero entonces".

También se le pasó El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, de Robert Louis Stevenson cuando tenía 17 años. Pero ha podido resarcirse y hoy posee una primera edición inglesa de 1786. Le ha costado mucho quitarse la espina clavada, por no poder comprar el ejemplar que le ofrecieron por 1.700 pesetas en una librería de la calle del Prado de Madrid. Y eso que le pidió a su madre prestado el dinero, pero cuando volvió a la tienda… el libro había volado. Años después pudo hacerse con él, a otro precio, claro.

Primeras ediciones

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Presume de poseer la primera edición de Drácula de Bram Stocker (con la peculiaridad de que perteneció al novelista Vincent Starrett (con su exlibris en la primera página). No es el único libro sobre vampirismo de su biblioteca, ni mucho menos, pero le gustaría poder adquirir algún ejemplar de Carmilla, de Joseph Sheridan Le Fanu, que apareció en 1872, y posteriormente se editó – junto con otros textos- en 1880 (compilación que sí tiene, colocada en un lugar privilegiado de su biblioteca).

Otra de sus joyas, esta vez del siglo XIX, es El diablo enamorado, de Jacques Cazotte, "que en 1772 dio a luz un texto que pasa por ser uno de los primeros textos fantásticos". De este libro ha conseguido tener dos ejemplares, de la primera edición. Los dos supuestamente editados en Nápoles ("que es mentira, pero ponen Nápoles porque queda más exótico, ya que allí transcurre la acción, pero era en París y con Luis XV en el trono francés", cuenta Luis Alberto).

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Le falta por tener, ¡por pedir, que no quede!, una primera edición del Frankenstein o el moderno prometeo de Mary Wollstonecraft Shelley (si quieren agasajarle, ya saben: decántense por esta obra publicada en 1818, en tres volúmenes).

¿Qué libro salvaría si se quemara su biblioteca?

Si tuviera que elegir un género, se quedaría -sin duda- con la novela fantástica de la Europa neoclásica "que tiembla por dentro con alaridos de terror en ese prerromanticismo que anuncia lo que vendría después". También tiene grandes joyas como Historia universal de la infamia (1935) de Jorge Luis Borges, y un ejemplar de El Aleph, de 1949.

"Mis maestros en poesía han sido Borges y Pere Gimferrer, del que tengo una rareza: su primer libro de 1963, titulado El mensaje del tetrarca".

A día de hoy continúa consultando patológicamente las páginas de adquisición de libros antiguos. "A quienes nos gusta el papel, nos gusta en todas sus formas: estampillas de correos, cromos -tengo más de 200 álbumes, completos y en estado impecable- y hasta vitolas de puros".

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