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Dunkerque o los días que salvaron a Gran Bretaña... y al mundo

Cientos de barcos y un milagro fueron necesarios para salvar el ejército británico y permitir a la Gran Bretaña de Churchill seguir en la IIGM.

Cientos de barcos y un milagro fueron necesarios para salvar el ejército británico y permitir a la Gran Bretaña de Churchill seguir en la IIGM.

Son muy pocas las ocasiones históricas en las que una derrota militar sin paliativos acaba convirtiéndose en un triunfo abrumador, bien porque permite lograr un objetivo estratégico mayor, bien por su carácter simbólico, bien simplemente porque a pesar de ella o a través de ella se logra la mera supervivencia.

Una de ellas es la batalla de las Termópilas, que ya se ha convertido en un mito presente en nuestras vidas modernas a través de las novelas gráficas y las pantallas. Otra, más cercana a nosotros desde muchos puntos de vista, es Dunkerque, la milagrosa operación de rescate que significó que Gran Bretaña podía seguir luchando en la II Guerra Mundial y, aunque en ese momento fuese difícil aventurar ese final, a la postre fue el primer capítulo de la derrota del nazismo.

A Dunkerque, además, ahora le va a tocar el turno del estrellato cinematográfico con toda probabilidad: la película se estrena el próximo 21 de julio y viene nada más y nada menos que de la mano de Christopher Nolan, uno de los directores de cine más complejos y ambiciosos de los últimos años. Después de películas tan interesantes y profundas como Origen, su trilogía sobre Batman o Interestellar la visión de Nolan de un acontecimiento histórico de la II Guerra Mundial promete ser un festín.

El interés de Nolan por el tema nació de la lectura de Voces de Dunkerque, un libro del periodista e historiador británico Joshua Levine elaborado sobre todo a partir de testimonios sonoros de supervivientes guardados por los Imperial War Museums, la institución británica que vela por el patrimonio histórico-militar del país.

Levine ha colaborado como asesor histórico en la película de Nolan y, con la evidente y sana intención de aprovechar el tirón que ésta generará, ha escrito también –con cierta prisa que él mismo reconoce- Dunkerque, un libro que se entremezcla la descripción histórica de los hechos con los avatares de la propia producción cinematográfica.

De lo anterior se derivan los dos principales problemas del texto: por un lado hay momentos en los que se nota la elaboración apresurada, no tanto en la buena y eficaz prosa periodística de Levine, sino en algunas reiteraciones y en una cierta confusión de la línea argumental de los hechos.

Y por el otro, el autor no logra integrar –quizá porque es una tarea imposible- las dos "almas" que tiene el libro: la que trata sobre un acontecimiento histórico y la que nos habla de la película que lo ha recreado. El caso es que ambos son interesantes, pero me pregunto si el lector que quiera acercarse a lo ocurrido en Dunkerque no se sentirá incómodo en los capítulos –entrevista al propio Nolan incluida- que hablan del film. Del mismo modo, si alguien espera encontrar algo más sobre la película quizá tendrá que atravesar demasiadas páginas de un libro de historia que no es lo que busca.

Levine utiliza gran cantidad de testimonios individuales –provenientes sin duda de su trabajo con los Imperial War Museums- de personas que estuvieron allí, sobre todo gente corriente. Con ellos traza una visión de los hechos diferente a la habitual, más humana y también más vívida en algunos momentos. Pero además no se limita a esta suma de puntos de vista dispares, sino que también traza las líneas más generales de los hechos. Eso sí, y quizá por el apresuramiento en la elaboración del que hablábamos, esta línea general no es siempre fácil de seguir: ese es un aspecto en el que el libro podría mejorar un poco, como también lo haría incluyendo algunos mapas más para seguir determinados movimientos de tropas que son importantes para saber lo que ocurrió y por qué ocurrió.

Dicho esto, el libro tiene también no pocas virtudes: es muy fácil de leer y por momentos la historia es apasionante; es evidentemente periodístico –tanto en su estilo como en su forma de tratar los hechos- pero hay que reconocerle bastante profundidad a la hora de contarnos lo que fue la Operación Dinamo –así se llamó el gigantesco dispositivo de rescate- y las circunstancias bélicas y no bélicas que la hicieron primero necesaria y después sorprendentemente exitosa.

En resumen, pese a estos peros que hemos enumerado la prosa fácil y periodística –en el buen sentido de la palabra, si es que aún lo tiene- de Levine hace de Dunkerque una lectura agradable y rápida, con la que además el lector curioso podrá conocer mucho sobre un acontecimiento clave en el pasado siglo y la serie de circunstancias -desgraciadas muchas y afortunadas no pocas- que permitieron convertir una gran derrota en el primer paso para el gran triunfo de la libertad. Porque tal y como escribe el propio Levine, Dunkerque es, en suma, "la crónica de la defensa global de la libertad, que impidió el advenimiento de una nueva edad oscura. Merece, por tanto, ser recordada".

Sí, lo merece y este libro es, sobre todo, una buena forma de ayudarnos a tener ese recuerdo.

Joshua Levine. Dunkerque. Harper Collins, 2017. 382 páginas. 17,95 euros. ISBN: 978-8491391739

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