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Gabriel Calzada

El jesuita español que se atrevió a enfrentarse con el hombre más poderoso de Europa

El autor combina una extraordinaria capacidad de análisis sobre la política monetaria con una inusual valentía para criticar las prácticas de la época.

El autor combina una extraordinaria capacidad de análisis sobre la política monetaria con una inusual valentía para criticar las prácticas de la época.
Detalle del retrato ecuestre de Francisco de Sandoval y Rojas, duque de Lerma y valido de Felipe III, por Pedro Pablo Rubens.

De Monetae Mutatione o, como lo titulara su autor en español, el Tratado y discurso de la moneda de vellón que al presente se labra en Castilla y de algunos desórdenes y abusos, es posiblemente la obra monetaria española que mayor trascendencia ha tenido en la historia (hace unos días salió a la venta la reedición de este libro que ha realizado la editorial Deusto en colaboración con el Instituto Juan de Mariana y Value School, dentro de su nueva colección sobre pensamiento político y económico).

El texto, publicado por primera vez en latín en 1609, ha sobrevivido el paso de cuatro siglos manteniendo una enorme relevancia para economistas, juristas e historiadores. Juan de Mariana combina en este breve tratado una extraordinaria capacidad de análisis sobre las consecuencias de la política monetaria, una inusual valentía a la hora de criticar las prácticas de la época, un desbordante conocimiento de la historia de las manipulaciones monetarias que aprovecha para ejemplificar cada una de sus argumentaciones y una fluida prosa que hacen de la lectura en verdadero deleite.

Su autor fue tan particular como la obra que logró armar. En palabras de Jaime Balmes, "es bien singular el conjunto que se nos ofrece en Mariana: consumado teólogo, latinista perfecto, profundo conocedor del griego y de las lenguas orientales, literato brillante, estimable economista, político de elevada previsión; he aquí su cabeza; añadid una vida irreprensible, una moral severa, un corazón que no conoce las ficciones, incapaz de lisonja, que late vivamente al solo nombre de la libertad, como el de los fieros republicanos de Grecia y Roma; una voz firme, intrépida, que se levanta contra todo linaje de abusos, sin consideraciones a los grandes, sin temblar cuando se dirige a los reyes, y considerad que todo esto se ha reunido en un hombre que vive en una pequeña celda de los jesuitas de Toledo, y tendréis ciertamente un conjunto de calidades y circunstancias que rara vez concurren en una misma persona" (2). El Tratado y discurso de la moneda de vellón ha despertado el interés de grandes pensadores en cada uno de los siglos trascurridos desde su publicación. En los siglos pasados autores como Francisco Pi y Margall, el propio Jaime Balmes, y el maestro de Carl Menger, Wilhem Roscher, elogiaron la contribución económica de Juan de Mariana. El hecho de que este libro del padre Mariana haya superado el escrutinio de los siglos es especialmente sorprendente a la vista de lo difícil que ha sido el acceso a la obra.

El tratado fue publicado como capítulo 4 del libro Septem Tractatus, impreso en Colonia en 1609 y su importancia fue vislumbrada nada más publicarse. Los primeros en darse cuenta de la influencia que podían tener los argumentos fueron los gobernantes de la época. En efecto, el libro no pasó desapercibido para Francisco de Rojas y Sandoval, el duque de Lerma, valido de Felipe III y el hombre más poderosos de España (en realidad, podríamos decir que, en aquel momento, lo era de toda Europa). Lerma ordenó procesar al padre jesuita poco después de la publicación del texto sobre la moneda de vellón por considerarlo un ataque al poder real y a la política que él mismo había diseñado e implementado. El temor al impacto que pudiera tener la obra sobre la opinión pública provocó además la solicitud real de comprar y quemar todas las copias posibles del tratado monetario. La orden fue cumplida con tal celo que pueden contarse con los dedos de una mano los ejemplares conocidos que sobrevivieron de forma intacta al ensañamiento real.

Habría que esperar hasta 1854 para que la traducción al español hecha por el propio Juan de Mariana fuera publicada por la Editorial Rivadeneyra en su Biblioteca de Autores Españoles. En esta edición, el tratado monetario se publicó en conjunto con una buena parte de las obras de madurez del autor jesuita, como su Historia General de España y el Rege et Regis Institutione. La edición de esta selección de obras de Juan de Mariana venía introducida por un prólogo de Pi y Margall. Poco después, en 1861, Manuel Colmeiro volvió a publicar el Tratado y Discurso en su Biblioteca de los economistas españoles de los siglos XVI, XVII, y XVIII. La obra se siguió publicando durante el siglo XIX y buena parte del XX en las distintas ediciones de la Biblioteca de Autores Españoles. En 1987 el Instituto de Estudios Fiscales publicó la obra por separado con un estudio introductorio a cargo de Lucas Beltrán.

En ese estudio introductorio Beltrán explica que Juan de Mariana "ve la cuestión [de la inflación] con tanta claridad como un economista moderno" (2). Quizá ese sea el motivo por el que economistas contemporáneos españoles de la talla de Jesús Huerta de Soto y Carlos Rodríguez Braun han destacado la importancia de la contribución de Mariana a la teoría económica y al liberalismo. Fuera de nuestro país el interés por la obra monetaria de Mariana se ha avivado en las últimas décadas. Entre los múltiples autores extranjeros interesados por la profundidad y solidez teórica del texto del jesuita español cabe destacar a Alejandro Chafuén y a Murray N. Rothbard.

Como dice Peter Thiel, fundador de Paypal, "el pensamiento brillante es raro pero el coraje se encuentra en una oferta aún más escasa que la genialidad". (3) Tal vez sea precisamente esa mezcla de genialidad y coraje lo que haya mantenido la atención sobre este libro de generaciones de estudiosos a lo largo de más de cuatro siglos.

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(1) Jaime Balmes, artículo "Mariana", incluido en el volumen XII de las Obras completas de Balmes, pp. 78 y 79.

(2) Lucas Beltrán (1987), pág. 18.

(3) Peter Thiel (2014), pág. 5.

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