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Rosa Belmonte

Elena o Eleno (antes de 'Víctor o Victoria')

Había participado como soldado, se convirtió en cirujano, se casó con un hombre y tuvo un hijo. Finalmente contrajo matrimonio con María del Caño.

Hace tres días, Milo Yiannopoulos enseñaba en su Instagram una gorra roja en la que se leía "Make Caitlyn Bruce Again" (una gorra igual que las de "Make America Great Again"). Hoy nos parece normal que Bruce Jenner se haya convertido en Caitlyn Jenner. O que en OT una Marina bisexual recibiera a Bast, su novio transexual. O que la filósofa queer Paul B. Preciado, discípula de Foucault o Derrida, naciera como Beatriz Preciado en Burgos y no sea ni hombre, ni mujer, ni heterosexual, ni homosexual, ni transexual, ni viceversa. Pero también entendíamos a José Luis López Vázquez en Mi querida señorita. Y hemos admirado la figura romántica de Catalina de Erauso, la monja alférez (romántica por el libro de Thomas de Quincey). También hemos sentido lástima por La Pastora. Ese Florencio Pla que nació como Teresa en 1917. Tenía una malformación genital (pseudohermafroditismo masculino: escroto bífico y pene muy pequeño). Sus padres, para evitarle burlas en la mili, lo inscribieron como mujer. Pero era un tiarrón. Y como tiarrón que iba a las verbenas con un hacha porque los mozos querían levantarle las faldas se hizo maquis. Hay dos libros para conocer su historia: La pastora: del monte al mito, de José Calvo, que asistió a su juicio, y Donde nadie te encuentre, de Alicia González Barlett.

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Elena o Eleno de Céspedes es mucho más antigua. Nació en Alhama de Granada en 1545 y un libro de reciente aparición cuenta su alucinógena vida: Elena o Eleno de Céspedes. Un hombre atrapado en el cuerpo de una mujer en la España de Felipe II (Editorial Dykinson), de Ignacio Ruiz Rodríguez y Alexander Hernández Delgado. Lo que cuenta fundamentalmente es el proceso inquisitorial que Eleno de Céspedes sufrió como consecuencia de haberse casado con otra mujer.

Elena de Céspedes, hija de un labrador y su esclava negra, había participado como soldado de infantería en la guerra de las Alpujarras, se convirtió en cirujano, había estado casada con un hombre y tuvo un hijo que dejó al cargo de un panadero. Finalmente contrajo matrimonio con María del Caño en 1586. Para poder casarse se sometió a un examen genital por parte de Francisco Díaz de Alcalá, médico y cirujano de Felipe II, autor del primer tratado de urología. Dictaminó que era un varón. Llevaban un año casados cuando alguien lo denunció en Ocaña porque "siendo mujer anda en hábito de hombre… y… está casado con María del Caño, su mujer, sin ser hombre". Hubo un proceso civil, pero el asunto pasó a la Inquisición. A Eleno se lo llevaron a la prisión del Santo Oficio en Toledo. Afirmó que le había surgido un miembro masculino. Pero durante el proceso ya no lo tenía. Se le había caído en la cárcel. Empezó a sangrar "por sus partes de mujer y por la trasera y luego la dio un dolor grande de riñones y se le llagó por andar ésta a caballo por la raíz del dicho miembro y se le hicieron ahí unas grietas por donde muchos días anduvo destilando sangre y se le enmustió el dicho miembro volviéndosele como de esponja y ésta le fue cortando poco a poco, de manera que ha venido a quedar sin ello".

El tribunal, claro, no creyó una palabra. Y hubo un nuevo examen médico. Los médicos concluyeron que era una mujer y que no había posibilidad alguna de que hubiera sido en algún momento hermafrodita. Sí había casos en la época. Por ejemplo el de la portuguesa María Pacheco ("Llegada la pubertad, en vez de flujo menstrual le brotó un miembro viril". Se cambió el nombre a Manuel, se fue a hacer las Américas y de vuelta a casa se casó con ricahembra). Posterior, del siglo XVIII, es el caso de la monja Fernanda Fernández, considerada la primera persona intersexual. Cuando estornudaba o hacía un esfuerzo le salía un cuerpo carnoso de 3 centímetros. Y se volvía a esconder. Se lo contó a su confesor, que no le dio importancia. Pero, con el tiempo, otro sí se la dio y salió del convento para vivir como hombre.

Volviendo a Eleno, después de la suya, llegó la declaración de María del Caño. Siempre le había tenido por varón. Pero aunque procuró "tentarle sus partes de hombre por ver qué cosa era", su marido le decía que eso era poca honestidad para la mujer. Aunque una noche al descuido estando él dormido "llegó la mano por encima de la camisa, tentó un bulto que no sabe la forma que tenía más de que era un bulto en la parte donde tienen sus vergüenzas los hombres y mujeres, pero que esta no podrá decir lo que era". No podía decir si "el bulto era de carne o de otra alguna cosa". Sobre las relaciones sexuales: que se echaba con Eleno "encima y de lado y que la llevó su virginidad y que esta no ha conocido a otro hombre para saber lo que los otros hacen". Le preguntaron si tenía la regla y dijo que algunas veces le encontraba sangre en la camisa y le preguntaba. Él contestaba que era una almorrana, que cuando andaba a caballo se le quebraba.

La explicación dada por Eleno era que "fue hermafrodito que tenía dos sexos de varón y hembra y que lo que en esto pasaba era que cuando ella parió, con la fuerza que puso en el parto, resultó que quedó con cierta manera de miembro viril, con el cual quedó dispuesta para tener acceso a mujeres como hombre". Fue condenado por ser una mujer casada que se casó con otra mujer a dos tandas de cien latigazos públicos y al ingreso en un hospital por diez años. Luego se le perdió la pista. Pobre. Make Elena Eleno Again.

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