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Mary Wollstonecraft, la abuela de Frankenstein y la primera feminista

En el 200 aniversario de Frankenstein, Charlotte Gordon ahonda en el parentesco entre Mary Wollstonecraft y Mary Shelley, madre e hija.

En el 200 aniversario de Frankenstein, Charlotte Gordon ahonda en el parentesco entre Mary Wollstonecraft y Mary Shelley, madre e hija.

Mary Wollstonecraft murió en 1797 a los pocos días de dar a luz a Mary Shelley. Madre e hija, dos mujeres revolucionarias que dejaron su huella en la historia de la literatura, no tuvieron oportunidad de conocerse. Sin embargo, tanto la vida como la obra de Shelley estuvieron intrínsecamente influidas por su progenitora. Es la tesis que sostiene la doctora en Historia y Literatura Charlotte Gordon (Estados Unidos, 1962) en Mary Wollstonecraft, Mary Shelley (Circe), un libro que acaba de publicarse en español. Gordon indaga en las intersecciones de sus vidas y hace al lector saltar en el tiempo para conocer biografía, motivaciones y legado de ambas mujeres.

En los tiempos del #MeToo conviene recordar la herencia literaria de Wollstonecraft, autora de Vindicación de los derechos de la mujer, una obra pionera publicada en 1792, que abogó por algo tan fundamental como el acceso de las mujeres a la educación y el derecho a ganarse la vida por sí mismas, sin depender de un padre, hermano o marido. Fue tachada de "peligrosa radical".

Mediante capítulos alternos de las dos escritoras, Charlotte Gordon registra el eco de la madre en las cartas, diarios y novelas de la hija. Frankenstein resulta ser un tributo a una mujer inconformista y valerosa que sus coetáneos infravaloraron.

Infancias totalmente opuestas

Mary Godwin, que más adelante adoptaría el apellido de su marido Shelley, se crió con una educación selecta, rodeada de grandes poetas y literatos a los que pedía consejo sobre qué leer y qué filósofos estudiar. La infancia de su madre, Mary Wollstonecraft, fue radicalmente distinta. Su padre era un hombre alcohólico y violento; su madre, una mera espectadora. Con los años no pudo reprimir su frustración ante situaciones de desigualdad tan comunes en el contexto del siglo XVIII. Mientras sus hermanos varones iban a la escuela, ella estaba destinada a buscar un marido y poco más. Anheló el conocimiento y cuestionó las limitaciones impuestas a las mujeres.

En enero de 1792, las librerías recibieron Vindicación de los derechos de la mujer, donde exponía los males de la sociedad y aportaba soluciones que redimieran a ambos sexos. "Basta con abrir el libro para que salga a escena Mary con voz clara y penetrante. Es divertida, rápida e irritable –como debía de ser en persona–, pero también rigurosamente lógica, lo cual confiere a la obra el virtuosismo de un diálogo socrático", escribe sobre ella Charlotte Gordon (Pág. 165). Wollstonecraft defendía que enseñar a las mujeres que su único deber era ser útiles para los hombres era un "sacrilegio".

La biblia de la propagación de las rameras

Mantuvo una tormentosa historia de amor con Gilbert Imlay –con el que tuvo una hija fuera del matrimonio– que le despertó un nuevo interés por la psicología femenina. Tras ser madre de una niña dijo: "Siento algo más que el afecto y la ansiedad de una madre, cuando pienso en el estado de dependencia y opresión de su sexo" (Pág. 295). De su relación con William Godwin, reconocido filósofo progresista, nació la que sería Mary Shelly. No quiso perder su independencia al punto de que vivieron en hogares separados.

Nueve días después de su funeral, su viudo había terminado las dos primeras páginas de Memorias sobre la autora de Vindicación, "el libro que echaría a perder la reputación de Mary durante casi doscientos años", en el que se menospreciaban sus logros intelectuales y se mostraba a la autora como la protagonista de muchas relaciones amorosas. Para la sociedad, Mary dejó de ser un faro de los valores de la Ilustración para ser la autora de "la biblia de la propagación de las rameras", como llegó a publicar un periódico. Las ideas de Wollstonecraft quedaron enterradas por su fama de "perdida". Ni el propio Godwin, que pretendía honrar a su fallecida mujer, pudo calcular el daño que haría su libro.

Ejemplo para su hija

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El legado intelectual de Wollstonecraft sí que hizo mella en su hija. La pequeña leyó todos los libros de su madre y nació así su ambición por ser escritora. La relación con su padre se truncó a los 17 años cuando se enamoró de Percy Shelley, un excéntrico aristócrata, admirador de Wollstonecraft, que pretendía ser poeta. A pesar de que éste estaba casado, se fugaron juntos. Durante una estancia en el lago de Ginebra, Mary escribió la primera versión de la que sería su primera novela y su obra más conocida: Frankenstein o el moderno Prometeo. Según defiende Charlotte Gordon, esta obra apela a sus propias experiencias de infancia: una madre muerta, un padre que la rechazó y una sociedad que la condenó por vivir con su amado. "Profundizó en su vida interior – su rabia, su dolor, su orgullo–, y en última instancia añadió el magnífico giro argumental, la sorpresa que singularizaría su relato y la convertiría en una de las figuras más célebres de la literatura inglesa: hizo que su joven inventor, en vez de contemplar su obra con orgullo, se sintiera repelido por su creación" (Pág. 186).

En la actualidad, que celebra su 200 aniversario, Frankenstein o el moderno Prometeo sigue siendo una de las novelas góticas más vendidas de todos los tiempos. Vindicación de los derechos de la mujer pueda considerarse una obra pionera en la lucha feminista.

Charlotte Gordon. Mary Wollstonecraft, Mary Shelley. Circe, 2018.ISBN13: 978-84-7765-312-7. 600 páginas.

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