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Pedro III el Grande, "el rey que frenó a los franceses y cambió el rumbo de Europa"

Jorge Molist recrea en Canción de sangre y oro cómo la Corona de Aragón se convirtió en una de las grandes potencias de finales del XIII.

En 1262, Pedro, hijo de Jaime I el Conquistador y heredero de la Corona de Aragón, se casó con Constanza de Hohenstaufen, de trece años, hija y heredera de Manfredo I de Sicilia. Esta unión suponía la alianza entre Aragón y Sicilia, el impulso que hizo que la influencia aragonesa abarcase el Mediterráneo central restando fuerzas a los franceses. Todo se tuerce cuando Carlos de Anjou, hermano del rey de Francia, invade Sicilia y asesina al rey en 1266. Este es el punto de partida de Canción de sangre y oro (Planeta), con la que el escritor Jorge Molist (Barcelona, 1951) reivindica la figura de Pedro III el Grande, el rey que hizo que la Corona de Aragón se convirtiera en una de las grandes potencias de finales del XIII. "Es un relato donde la realidad supera la ficción. He intentado hacer que unos hechos reales sean tan apasionantes y tan adictivos como la mejor novela de ficción", cuenta a Libertad Digital el escritor catalán.

Tras la coronación, Pedro III juró a su esposa que recuperaría Sicilia y vengaría a su padre, una promesa que significaba que Aragón se lanzara contra el reino de Francia, el Papa y Carlos de Anjou. "El asesinato del padre de Constanza fue una ofensa. Sentía que el honor de su mujer y de su familia había sido ultrajado por los franceses y se lanzó a la aventura. Se consideraba el caballero de su esposa".

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Pedro III el Grande

Y lo hizo de forma inteligente: "Aprovechando muy hábilmente las circunstancias políticas, consiguió que un reino que se consideraba muy débil, con un millón de habitantes, de los cuales doscientos mil eran musulmanes a punto de rebelarse, hiciera frente a Francia, con cinco millones de habitantes, más el imperio de Carlos de Anjou que rondaba la misma cifra. El Papa era poderosísimo y también estaba en contra. Se atrevió a enfrentarse a esos poderes con una habilidad sorprendente", desgrana Molist.

Fue un momento crucial para la historia del Mediterráneo, según sostiene Molist, porque "el avance de los franceses era imparable y su dominio era aplastante". Esta aventura, además, suponía cierta estabilidad para la región. "Pedro III era muy audaz, ambicioso y un hombre de honor. La expansión de la Corona de Aragón se inicia con él y llega a su máximo esplendor con Fernando el Católico. Se tradujo en una época de bonanza. Se abrieron rutas comerciales hacia Sicilia, Oriente, África... Además, mantenía a los nobles entretenidos con la guerra y a los almogávares, que eran unos bandidos libres que no obedecían a ningún señor, volcados en matar franceses y moros en lugar de españoles".

Molist sostiene que Pedro III es uno de los grandes personajes españoles olvidados, en parte, por su enfrentamiento con uno de los poderes más importantes del momento: "Como diría Cervantes: 'con la Iglesia hemos topado, amigo Sancho'. Es el único rey español que murió excomulgado, fuera de la Iglesia. Teniendo en cuenta el poder que históricamente ha tenido la Iglesia, no era grato admirar a un personaje así".

Un tipo "fornido" en 'La divina comedia'

Sin embargo, sí que fue venerado por sus coetáneos. "Dante le dedicó unos versos admirados en La divina comedia. Mientras que Dante llama a Carlos de Anjou el narigotas con bastante desprecio, a Pedro III se refiere como un tipo fornido que atesora todas las virtudes".

El personaje de Constanza es el único que habla en primera persona. "Es una novela histórica, pero también es una novela de emociones y pasiones y son las mujeres de la novela las que mejor transmiten esos sentimientos". Molist ha querido trasmitir la dureza de una época en la que las princesas "poco tenían que ver con las de Disney". "La cuñada de Constanza, Violante de Aragón, se casó con Alfonso X el Sabío con diez años y él tenía 25. Como a los 14 años aún no se había quedado embarazada, la consideraron estéril y le esperaba vivir el resto de su vida en un convento encerrada, pues no servía. Por suerte, a los 16 quedó embarazada y le dio once hijos. La presión que sufrió es inimaginable".

En la novela aparecen otros personajes secundarios muy interesantes como "una condesa del Tirol que cruza Los Alpes en una lucha desesperada para salvar la vida de su hijo de 16 años condenado a muerte".

"El mayor valor de una novela son las emociones, deben mover el corazón", defiende Molist. "La habilidad está en hacer que la Historia, que para muchos es algo árido, enganche y emocione. La Literatura es una forma de comunicar placenteramente", asegura. En este sentido, considera "penoso" que se manipule con fines políticos. "Cuando se está fanatizado se termina viendo todo de un solo color. Yo escribo de una época en la que la unidad de Cataluña, Aragón y luego Valencia hizo algo increíble. He pretendido ser lo más justo posible en lo que cuento y no meterme en política para nada. La Historia se mal usa para dar argumentos, generalmente emocionales y poco racionales, para pelear".

Molist ha pasado cuatro años estudiando el periodo referido en la novela, el que le procede y el posterior. Ha leído a cronistas de la época y a historiadores modernos. Por eso, de cara al futuro piensa seguir abordando esta parte de nuestro pasado.

En 2000, publicó su primera novela Los muros de Jericó. Le siguieron Presagio (2003), El anillo (2004), El retorno cátaro (2006), La reina oculta (2007) y Tiempo de cenizas (2017). Con Canción de sangre y oro ha ganado la XXIII edición del Premio de Novela Fernando Lara.

Jorge Molist. Canción de sangre y oro. Planeta, 2018. ISBN: 9788408192541. 656 páginas. Precio: 22, 50 euros.

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