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'Reikiavik', cuando el futuro es ciencia ficción

Un personaje profundo y ambiguo y su inseparable perro, sumergidos en la vorágine de la modernidad, son los protagonistas de esta mezcla de géneros.

El primer reto al que se enfrentaron tanto Jesús Egido, editor de Reino de Cordelia, como Teresa Viejo, escritora y periodista, a la hora de presentar Reikiavik (Reino de Cordelia), la nueva novela de Pablo Sebastiá Tirado, fue catalogarla dentro de un género concreto sin desvelar nada de la trama. "Es una novela de 360 grados, típica de un autor como Pablo, que aunque venga del mundo de la abogacía, es un escritor humanista", se atrevió a decir ella. Egido, por su parte, acotó más las características de la obra y la etiquetó dentro de "varios géneros distintos. Porque es indudablemente policíaca, y habla también mucho de las mafias, pero también es de ciencia ficción…". "En realidad es un libro profundamente filosófico", añadió ella. "Muy reflexivo, e incluso diría que religioso".

El autor, por su parte, se mostró satisfecho con las explicaciones de sus colegas y accedió a esa catalogación. "Es una novela sobre el alma humana. Y Teresa tiene razón cuando dice que es casi religiosa, porque aborda temas que nos van a tocar dentro de unos años… Cómo la tecnología nos va a afectar, no sabemos todavía de qué manera". Por ejemplo, introdujo el debate sobre la teleportación, presente en el libro. "Ya ha habido avances científicos al respecto, y se ha conseguido destruir un átomo en un punto A, y replicarlo acto seguido en un punto B… Todo eso tendrá sus problemáticas éticas cuando se intente hacer con humanos, porque no deja de ser matar a alguien en el punto A para después recrearlo en el punto B… Se nos vienen encima muchísimos avances que nos harán plantearnos cosas profundamente religiosas, que tienen que ver con nuestra existencia más profunda… Digamos que la ciencia ficción del libro no es ciencia ficción. Es ciencia que ahora mismo está empezando, pero adelantada muchos años y, probablemente, mal profetizada por mí".

"De todas maneras es también una novela exquisita desde el punto de vista de la historia", replicó ella. "El lector que la empiece verá cómo sin querer irá dejando de lado sus prejuicios y, simplemente, avanzará por sus páginas, cogiendo de la mano al autor y metiéndose de lleno en su propuesta". Egido destacó, por su parte, el plano formal: "Existe una alternancia de capítulos y géneros que le dan mucha riqueza a la narración. Digamos que podríamos saltarnos los capítulos impares y seguiríamos perfectamente una parte de la historia, aunque claro, luego no podríamos hacer encajar todas las piezas".

"A mí lo que más me ha gustado", prosiguió Viejo, "ha sido la cantidad de preguntas con las que he acabado al finalizar la lectura". "Y preguntas de todo tipo, ya que la historia genera en todo momento una sensación de enorme desconcierto… Pero luego también, preguntas tan básicas como quién es el verdadero protagonista de la novela". La historia del libro narra las vicisitudes de un personaje de una maldad ambigua, acompañado por su perro inseparable, "en un mundo que es un fiel reflejo de nuestra sociedad actual". "Yo diría que el verdadero protagonista de la novela es el perro", siguió ella. "Porque él también observa los acontecimientos y reflexiona, y en ese juego el autor nos hace movernos constantemente entre el plano animal y humano, que es también de lo que trata la historia".

"Estoy de acuerdo", concedió Sebastiá, antes de dejar paso otra vez a las palabras de su amiga. "Y el personaje principal es también muy interesante. Porque es un personaje esencialmente malo, que no tiene principios, pero que los busca afanosamente durante todo el relato… Diría que el único principio que posee es la lealtad".

Con esas reflexiones fue avanzando la presentación, que concluyó con un último intento del autor por explicar, sin desvelar, qué es su novela. "Digamos que todos los temas que trato en ella están metidos en una novela policíaca. Pero no es solo eso… Podrían darse en cualquier otro género. Esta novela no deja de tener componentes de ciencia ficción y, si me apuras, hasta de novela romántica…". "Del poder redentor del amor", sentenció ella, para acabar.

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