Arrancó la intervención de Andrés Amorós en La mañana de esRadio con música "de un autor casi olvidado, aunque brillante", como es el compositor Joaquín Turina. El motivo, como siempre, no era otro que la presentación del tema que se proponía exponer, en este caso "un libro de temática taurina que acaba de salir, y que es realmente delicioso".
"Se trata del segundo tomo de una antología que ya se comentó bastante y que se llama El Siglo de Oro de la poesía taurina". Un ejemplar editado "por un grupo de amigos, que conforman una editorial pequeña llamada La Venencia" y firmado por Salvador Arias Nieto. En concreto, es una recopilación de poemas de temática taurina desde comienzos del siglo XX, "una tarea tediosa, porque hay que recopilar, entrevistarse con los autores que siguen vivos, seleccionar, cribar, etcétera…". Como muestra, la recopilación total de 6.756 poemas compuestos a partir del año 1900, de los cuales han pasado el corte 670 de 486 autores diferentes.
Y se trata de una labor esencial, según el propio Amorós, "porque es evidente que la tauromaquia forma parte de la cultura española, es tradición, algo que ha reconocido hasta el ministro de Cultura, y que ha suscitado multitud de adhesiones entre artistas de todo tipo a lo largo de los años". Por ello, ha mencionado algunos de los nombres más importantes de autores vivos que se encuentran dentro del libro, como Francisco Brines, Pere Gimferrer, Antonio Carvajal o Luis Alberto de Cuenca, y ha querido terminar su intervención recitando algunos poemas de todos ellos. Para despedirse, no ha podido resistir la tentación de declamar a Miguel Hernández, de quién ha dicho también que "supo profundizar más que otros, e identificar al toro con el destino de España y de sus gentes":
Como el toro he nacido para el luto
y el dolor, como el toro estoy marcado
por un hierro infernal en el costado
y por varón en la ingle con un fruto.
Como el toro lo encuentra diminuto
todo mi corazón desmesurado,
y del rostro del beso enamorado,
como el toro a tu amor se lo disputo.
Como el toro me crezco en el castigo,
la lengua en corazón tengo bañada
y llevo al cuello un vendaval sonoro.
Como el toro te sigo y te persigo,
y dejas mi deseo en una espada,
como el toro burlado, como el toro.