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Alfonso Guerra presenta 'La España en la que creo': "A diferencia de otros, este libro lo he escrito yo"

El que fuera vicepresidente del Gobierno con Felipe González ve necesario "evitar la deriva hacia la desaparición del Estado".

Esta tarde, Alfonso Guerra se ha pasado por el Congreso de los Diputados para presentar el ensayo que acaba de publicar, titulado La España en la que creo (La Esfera de los Libros). El libro es una advertencia, según él mismo ha explicado, escrito desde el orgullo de la Transición, para tratar de "evitar la deriva hacia la desaparición del Estado, así como la vuelta al cainismo histórico de la vida española". De esa manera, el que fuera vicepresidente del Gobierno pretende llamar a los principales partidos políticos a resistir el embite de la actual "panoplia de zapadores de la Constitución que busca dividir el país".

Antes de meterse a analizar su libro, sin embargo, el propio Guerra ha querido comenzar lanzando un mensaje: "En primer lugar, quiero decirles que este libro lo ha escrito el autor. En este mundo ya se sabe que hay gente que escribe libros, y otros que ponen su nombre en la solapa. Este, en concreto, podrá ser todo lo malo que sea, pero es mío".

Después, ha entrado en la polémica que ha sacudido a su partido: la imposición de un mediador en la negociación con la Generalidad. Y lo ha hecho con duras críticas a Pedro Sánchez y a su equipo. "Esa función podría hacerla una grabadora", ha ironizado sobre las explicaciones de Carmen Calvo. Además, recordando el proceso de Transición a la democracia, ha explicado que "nosotros nunca, nunca, necesitamos relator". En ese sentido, le ha reprochado a Pedro Sánchez y a su relación con partidos independentistas que es necesario priorizar la "dignidad" de España que los sacar los Presupuestos. "Los que han negociado tamaño desatino", ha proseguido, refiriéndose al asunto del relator, "¿con qué país equiparan a España? ¿Con Yemen del sur?". "Aprobar los Presupuestos es vital para un gobierno; mantener la dignidad de la nación es una prioridad que empequeñece la adversidad de una votación contraria a las cuentas del Estado".

Acto seguido, ha explicado los motivos por los que, hace unos meses, se sentó a escribir: "A día de hoy, la Constitución española está amenazada. Corremos el riesgo de desandar lo caminado hasta ahora. Se creía que no volverían los nacionalismos. Hoy aparecen dirigentes autoritarios y partidos nacionalistas en muchos países de Europa. Y en España también". Por ello, ha dicho, se ha visto obligado a alzar la voz, para advertir de "la fragilidad de la democracia".

"En el libro", ha proseguido, "no defiendo el texto de la Constitución en sí, sino más bien los valores que la impregnan". "El objetivo del libro es reconocer esos valores, y señalar las oportunas modificaciones que podrían emprenderse". Para ello, ha decidido centrarse en dos asuntos que considera claves, en nuestros días: El peligro que corre la Monarquía, y los intentos de algunas comunidades que quieren separarse del país".

El peligro secesionista

A ese respecto, ha especificado otra advertencia más: "Aquellos que se muestran comprensivos con los que proclaman la independencia, deberían darse cuenta de que, si se llega a dar el caso de que eso se constituyera en Cataluña como una realidad jurídica, no tardaría en suceder lo mismo en el País Vasco, y después en Baleares, y así, hasta llegar a 17 estados pequeños, en lugar de una única España". Y ha lamentado que "son pocos los que quieren ver que la política española se desliza hacia una realidad en la que la propia Constitución que la sustenta está en crisis". "Al principio los ataques al sistema no suelen ser atendidos, y cuando se quieren atacar, ya suele ser demasiado tarde. Es necesario que los dirigentes adviertan los peligros y traten de pararlos". "Ahora parece que da vergüenza decirlo, pero la Constitución española es una buena Constitución".

Pensando en las próximas elecciones de mayo, Guerra ve "prioritario que pacten los partidos democráticos, antes de permitir que triunfen otros grupos que amenazan directamente a la unidad española".

Patriotismo de izquierdas

Por último ha querido llamar la atención sobre otro asunto, que ha considerado necesario: "Es intolerable que la izquierda se sienta avergonzada de España. ¿Cómo puede ser que se tolere e incluso se aplauda a un catalán que grita 'visca Cataluña', o a un vasco cuando hace lo propio con un 'Gora Euskadi', pero que cuando un español dice 'Viva España', nos llevemos las manos a la cabeza? De esa manera, estaremos regalándole el monopolio del sentimiento de españolidad al ala más conservadora".

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