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'Scarface', el libro de Luis Alberto de Cuenca sobre la película de Howard Hawks

Luis Alberto de Cuenca revisa la mítica película de Howard Hawks a través de unas páginas rebosantes de poesía en prosa.

Luis Alberto de Cuenca revisa la mítica película de Howard Hawks a través de unas páginas rebosantes de poesía en prosa.
Fotograma de 'Scarface', la película de Howard Hawks | Cordon Press

Hay algo en el título del nuevo libro de Luis Alberto de Cuenca que resuena a infancia y a admiración, cuando se lee en voz alta: Scarface. El gángster de la cara cortada (Reino de Cordelia). Sujetando la portada, de pronto se hace difícil pronunciar esas palabras sin contener un tanto la respiración; dejándola salir de golpe como hacen los niños cuando una cosa les sorprende. Es algo complicado de explicar. Lo mismo que podía suceder cuando se sostenía por primera vez un nuevo número de Tintín, siempre con esos nombres exóticos, sabiendo que su lectura era un transporte seguro hacia ese lugar repleto de aventuras y de mundo.

Scarface, la película de Howard Hawks, es la cinta favorita de Luis Alberto de Cuenca. "Yo no soy de esas personas que no se atreven a aseverar, en una conversación, que un artista o una obra les parece mejor que otro", comenta él en la Librería Lé, durante la presentación de su libro. "Me gusta ir con todo y mojarme. Y por eso sigo demostrando, siempre que puedo, mi devoción a Hawks". No es esa su única consideración al respecto, y por eso no deja pasar la oportunidad antes de dejar claras todas sus preferencias: "Los comienzos del sonoro, del 29 al 33, son los momentos más luminosos de toda la historia del cine. No se hizo ni una película mala en esa época", y añade, "puedo decir que de las cosas más importantes que he hecho en mi vida ha sido ver y rever y analizar esta maravillosa cinta durante los últimos años".

Fruto de esa obsesión infantil —en el mejor sentido del término— nacieron las páginas conmemorativas que ahora la "fantástica labor de Jesús Egido —entregado editor de Reino de Cordelia— ha hecho llegar a las librerías". "Lo cierto es que todo surgió un poco de imprevisto", comenta De Cuenca. "Unos amigos de otra editorial prepararon hace poco un libro sobre Hawks y, pese a que conocen sobradamente mi admiración inmensa por él, como buenos amigos no quisieron cargarme con más trabajo y no me avisaron de su aventura. En el fondo tengo que agradecer que no lo hiciesen, porque su editorial se encarga de libros con un enfoque más académico del cine; y sin embargo yo aquí he podido hacer más lo que me ha dado la gana".

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Detalle de la portada de la versión francesa de la película / Cordon Press

Y eso es algo que celebra también Eduardo Torres-Dulce, amigo del autor y admirador de su escritura, amén de encargado de presentar al público la obra. "Leyendo el libro verán, revivirán y gozarán enormemente la película de la mano de Luis Alberto", comenta. "Es un libro para atesorar, de mil facetas: es borgiano por erudito, entretenido a la manera de Hergé, y está construido con una prosa poética deliciosa. Proviene de la pluma de uno de los mejores poetas que hay hoy en día". Pero, ante todo, "es una fantástica excursión por ese mundo gang; y una revisión de la figura del malvado: esos personajes sin escrúpulos, que actúan al otro lado de la ley, pero que están envueltos de una ingenuidad extraña que hace que podamos amarlos".

La mitología del gánster

"Scarface es la película fundacional del género de gánsteres, sin ninguna duda", comenta también Torres-Dulce. "Todo El Padrino está ya en ella; y LA Confidential, y Los Soprano…". "Es la que inaugura esas historias repletas de violencia, de esa moral ambivalente, en las que cualquier desheredado podía llegar a conquistar el éxito gracias a una metralleta Thompson", responde De Cuenca. "En realidad, es la manera que encuentra Hawks de narrar esa historia cruenta que llenaba todos los días las páginas de los diarios norteamericanos de una manera inmortal. Consiguió añadirle ese componente dramático… Él mismo lo dijo cuando explicó que estaba rodando la historia de los Borgia en las calles de Chicago".

Era la historia ahora mil veces contada: los hombres sin escrúpulos, que mataban de noche y se enriquecían a costa de una prohibición absurda; que vivían apaciblemente de día, al amparo de una familia enjaretada en la tradición, repleta de un amor sincero y ambiguo, de un respeto innato a la jerarquía matriarcal. La historia de los juramentos de honor, de los balazos a traición y de las promesas, calladas y trágicas, que siempre iban ligadas al pestañeo de una femme fatale. La historia también de esas mujeres malas, "las únicas personas que no merecían morir", según palabras de Eduardo Torres-Dulce.

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Fotograma de la película / Cordon Press

"En realidad el gánster es una reescritura del caballero medieval, con la única diferencia de que el protagonista se ha sentido atraído por la otra cara de la moneda moral… Y eso no es algo malo. Los personajes malvados son mucho más interesantes", dice De Cuenca. "En ese sentido, lo que subyace en este libro es mi pasión por la épica. La mayor de mis pasiones; más que el cine y que incluso la literatura, en su conjunto. Son las historias a las que siempre regreso con gusto, en este mundo sin épica en el que sólo quedan escritores líricos en decadencia, como éste que ahora les está hablando".

"Revisando los textos, Luis Alberto y yo llegamos a la conclusión de que el mejor formato para lanzar este libro era el de snack", comenta Egido. "Nosotros ya habíamos sacado muchos snacks antes, pero eran todos infantiles. Ahora inauguramos de esta manera una nueva línea". De ese modo, decenas de pequeñísimos ejemplares de Scarface. El gángster de la cara cortada, no más grandes que el palmo de una mano, reposan en las estanterías de la librería. "Ahora que me hago viejo", dice De Cuenca, "me doy cuenta de que prefiero los libros breves. A medida que me hago mayor, voy tendiendo a la brevedad". "Pese a todo", añade Torres-Dulce, "eso no hace sino confirmar este libro como una pieza para la eternidad. Un libro hecho de palabra, de imágenes y de talento. Los buenos libros son siempre para la eternidad".

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