Lara Valls, una bella adolescente e hija de una influyente familia valenciana, es secuestrada sin dejar rastro. Los presuntos secuestradores controlan todo, incluso manejan las distintas líneas de investigación. No son unos matones al uso, son ellos mismos los que contactan con la policía. "Al principio creí que sería algún psicópata narcisista al que le gusta retar, pero no, es algo más complejo y elaborado", dice la protagonista de esta ficción, Claudia Carreras, coja, adicta al alcohol y a los antidepresivos, y hambrienta de justicia.
Esta es la trama inicial de La silueta del olvido (Planeta), con la que el profesor de la Universidad de Valencia Joaquín Camps se alzó con el Premio Azorín de Novela. "Es un thriller de personajes en el que nada es lo que parece, en el que las víctimas y verdugos tendrán en vilo a la policía", destacó el jurado.
Los personajes de la novela son "seres imperfectos que muestran sus fisuras". "La perfección es aburrida. Desde lo esperpéntico, reflejo la realidad. Hay personas que tratan de ocultar su vulnerabilidad, sus miedos y eso es un suicidio social", consideró Camps.
La silueta del olvido tiene mucha presencia femenina. Su protagonista "es muy jugosa", con muchos matices y una cojera que no deja de ser "una metáfora de su superación personal en un mundo muy masculinizado", según Camps. "A lo largo de la novela se desprende de sus corazas hasta llegar a ser ella misma", avanzó el autor.
La novela navega entre temas de extrema dureza. "No quiero encasillarme en la novela negra ni soy un escritor de denuncia social. Sin embargo, sí que creo que esa voz pública con la que contamos los escritores debe servir para entretener y para hacer reflexionar. Es lo que busco como lector y lo que trato de hacer con mis novelas", indicó el autor.
Esta es la segunda novela de Joaquín Camps después de La última confidencia del escritor Hugo Mendoza (2015).
Joaquín Camps. La silueta del olvido. Premio Azorín de Novela 2019. Planeta, 2019. 464 páginas. 20 euros.