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Antonio Pigafetta, el hombre que relató la primera vuelta al mundo

Andrés Amorós analiza la edición que acaba de publicar Alianza Editorial del primer relato de la gesta de Magallanes y Elcano.

Los Libros: 'La primera vuelta al mundo'

El audio empezará a sonar cuando acabe el anuncio

Arrancó la intervención de Andrés Amorós en Es la mañana de Federico con La conquista del Paraíso, la música que compuso el griego Vangelis para la película 1492. La razón: la nueva edición de bolsillo que acaba de sacar Alianza Editorial de La primera vuelta al mundo, el relato que compuso en tiempo real el italiano Antonio Pigafetta.

"Como siempre, he de confesar mi ignorancia", comenzó el crítico. "Es la primera vez que he leído entera la Relación de la expedición de Magallanes y Elcano y lo cierto es que he aprendido mucho". Pigafetta, según continuó explicando Amorós, era un caballero de Vicenza que, "por curiosidad y por hacerse con un nombre que legase a la posteridad", se embarcó en una de las cinco naves que salieron del puerto de Sevilla el lunes 10 de agosto de 1519.

Su relato escrito a modo de diario tiene un valor primordial debido a que recalca la verdadera grandeza que tuvo un viaje de tal magnitud. "Los navegantes zarparon atraídos por el valor económico de llegar a Maluco, más conocida como la isla de las especias", explicó Amorós, "que según la Raya establecida en el Tratado de Tordesillas pertenecía a España". "Lo que pasa es que después descubrieron el estrecho de Magallanes, atravesaron el Océano Pacífico, llegaron al archipiélago de Filipinas, constataron que el nuevo mundo era un gran continente y no únicamente una serie de islas, y demostraron tanto que la Tierra era redonda como que la superficie del mar era mucho mayor que la superficie de la tierra".

Como ligera pega, el crítico destacó la "absoluta parcialidad del escritor, completamente partidario de Magallanes, hasta el punto de omitir a Elcano". Sin embargo, todo eso queda en un segundo plano en el momento en el que comienzan a sucederse las historias extraordinarias, "narradas como cuentos casi fantásticos y siempre entretenidísimos". "Otra cosa interesante", prosiguió Amorós, "es que Pigafetta no condena nada ni a nadie en su relato. Tal vez fuese de los primeros en contribuir a ese mito del buen salvaje que vive en el paraíso terrenal".

Como colofón, destacó algunas influencias en autores posteriores que, de alguna manera, pueden ofrecer una idea de lo que encontrará en esas páginas el lector interesado. "Yo noto cierta influencia en La Tempestad, de Shakespeare; y en algunos pasajes creo estar leyendo a Borges". Aunque la influencia del relato en los escritores sudamericanos ya la dejó dicha el propio García Márquez, "cuando comentó aquello de que se trataba de un libro breve y fascinante, en el que se vislumbran los gérmenes de nuestras novelas de hoy".

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