Menú

El primer asesinato de 'La Familia Manson'

Semanas antes de los crímenes Tate-LaBianca, la secta de Charles Manson asesinó al profesor de música Gary Hinman.

Hace exactamente 50 años, en la mañana del 9 de agosto de 1969, Winifred Chapman se despertó sin sospechar lo cerca que había estado de la muerte. La tarde anterior se le había alargado el trabajo, por lo que la actriz Sharon Tate, inquilina de la casa en la que ejercía de ama de llaves, le había propuesto quedarse a dormir allí para que no tuviese que regresar a su casa bajo el caluroso sol veraniego. Sin saberlo, Chapman había tomado la decisión más importante de su vida al declinar la oferta. Al día siguiente, aproximadamente a las ocho de la mañana, bajó del autobús y se dirigió nuevamente al domicilio, situado en el 10050 de Cielo Drive. Iba algo apresurada. El autobús se había retrasado más de lo normal y por eso, según declaró después, entró frenética en la vivienda. No quería llegar tarde a trabajar.

sharon-tate-roman-polanski.jpg
La actriz Sharon Tate junto a su marido, el director Roman Polanski. / Cordon Press

Los Polanski solían recibir muchas visitas, y no era extraño que alguna de ellas se quedase a dormir si la cena se alargaba demasiado. Era asumible, por tanto, que a esas horas continuasen aparcados tantos coches frente a la casa. Tal vez en otras circunstancias, si no hubiese tenido tanta prisa, Chapman habría echado un vistazo por encima de la ventanilla del Rambler estacionado cerca de la verja —colocado como si su conductor lo hubiese detenido justo antes de salir de la propiedad—, pero ese día tampoco podía perder el tiempo en trivialidades. Si lo hubiese hecho, sin embargo, habría descubierto el cuerpo sin vida de Steve Parent, un chico de 18 años que, simplemente, había estado en el lugar equivocado en el momento equivocado. No lo vio. Por el contrario, continuó su camino sin percatarse de nada y se dirigió a la puerta trasera de la casa. Una vez dentro, y antes de llegar al salón, se topó con un par de baúles que le impedían el paso. Después declararía que no fue aquello lo que más le llamó la atención, sino el hecho de que estuviesen manchados con algo rojo. Extrañada, se aproximó a la puerta principal, que estaba abierta, y allí, en el suelo del porche, encontró varios charcos del mismo color. Al mirar hacia el exterior, en el césped, reconoció la silueta del primer cadáver. A sus espaldas, en la puerta blanca que acababa de traspasar, estaba escrita con sangre la palabra PIG.

La policía halló un total de cinco víctimas en el recinto. Habían sido brutalmente asesinadas, y la escena era tan burda que no parecía tener una explicación lógica: Un chico tiroteado dentro de un coche en la entrada; dos cuerpos acuchillados en el jardín; y otros dos, también acuchillados, en el centro del salón. Estos últimos, además, se encontraban unidos por una cuerda que les rodeaba el cuello. Los primeros indicios llevaron a los investigadores a asumir que las víctimas estaban relacionadas, de alguna manera, con algún negocio ilegal de drogas; y aquella convicción errónea impidió, sin embargo, que el caso pudiese ser resuelto rápidamente.

Un crimen anterior

Al poco del descubrimiento de la señora Chapman, dos sargentos de la Oficina del Sheriff de Los Ángeles acudieron a ver a uno de los inspectores de homicidios que llevaba el caso en el Departamento de Policía. Le dijeron que se encontraban investigando un crimen parecido: el asesinato a cuchilladas de Gary Hinman, un profesor de música de 34 años cuyo cuerpo había aparecido dentro de su vivienda. En la pared del salón, cerca del cadáver, el asesino había escrito con la sangre de la víctima las palabras POLITICAL PIGGY. Además, ya habían detenido a un sospechoso, Robert Beausoleil, un músico hippie al que habían descubierto durmiendo en el coche de Hinman, con la ropa ensangrentada y en posesión de un cuchillo, posible arma homicida. Bobby, como era más conocido, había estado viviendo en el rancho Spahn junto a otros jóvenes que, según se comentaba, estaban liderados por un tal Charlie Manson, que les había convencido de que era la reencarnación de Jesucristo.

El inspector pasó por alto las similitudes entre las dos escenas del crimen y les respondió que no necesitaba ayuda. Además, se mostró escéptico ante la idea de que aquello lo hubiese llevado a cabo una pandilla de adolescentes. Tanto él como sus compañeros estaban convencidos de que los crímenes de Cielo Drive tenían que ver con una "gran operación de droga". Algo serio, en definitiva, y no una burda y poco creíble refriega hippie. Su obstinación con esa línea de investigación hizo que, cuando se encontraron los cadáveres de Leno y Rosemary Labianca, un día después —también acuchillados en su casa y rodeados de mensajes escalofriantes escritos en las paredes—, el Departamento de Policía de Los Ángeles determinase que no existía relación alguna entre esos crímenes y los de la casa de Polanski.

bobby-beausoleil-familia-manson.jpg
Robert Beausoleil, detenido por el asesinato de Gary Hinman. / Cordon Press

Amistades peligrosas

Gary Hinman había sido bastante cercano a algunos de los jóvenes que vivían con Charles Manson. En varias ocasiones incluso dejó que unos cuantos miembros de La Familia, como se hacían llamar, viviesen en su casa durante cortos periodos de tiempo. El propio Manson había pasado distintas temporadas allí. Y Hinman, en todo momento, les consideró sus amigos. Por eso el 25 de julio de 1969, dos semanas antes de los asesinatos de Cielo Drive, no se sorprendió al ver aparecer en su puerta a Bobby Beausoleil acompañado de Susan Atkins —que estaría implicada también tanto en el caso Tate como en el Labianca— y de Mary Brunner. Antes bien, se creyó sin rechistar su versión. ¿Por qué no iba a hacerlo? Y asumió fácilmente que habían acudido después de tanto tiempo para preguntarle cómo le iba todo. No sospechaba que en realidad se habían plantado allí siguiendo instrucciones muy concretas. Además, aún no había descubierto que debía temer a Charles Manson.

Durante el juicio posterior, Beausoleil diría que en realidad había ido allí a reclamar al joven músico el dinero que le había pagado por una mercancía de mescalina que resultó estar adulterada. Pero esa versión nunca resultó muy creíble. Brunner, por su parte, indicaría que Manson se había enterado de que Hinman había heredado una buena cantidad, y que quería que se la donase. Al parecer los tres jóvenes llegaron y se mostraron cordiales con su antiguo amigo. Comenzaron a rememorar con él los viejos tiempos y, al cabo de un rato de cháchara intrascendente, de forma súbita, le pidieron el dinero. Cuando el profesor les contestó que no sabía de lo que le estaban hablando, Bobby sacó una pistola y comenzó a pegarle con ella. Le ató y llamó a Manson, que acudió a la casa al poco acompañado de otro miembro de La Familia llamado Bruce Davis.

Al verle entrar, con una espada desenvainada en la mano, Hinman le miró suplicante y le pidió que se fuesen. No entendía por qué le hacían eso. Les dijo también que les consideraba sus amigos. Manson no se inmutó, sin previo aviso le asestó un sablazo y le arrancó media oreja de cuajo. Antes de irse le dio dos opciones: el dinero o la vida. Tanto Beausoleil como Atkins y Brunner permanecieron allí dos días más, y lo único que consiguieron fueron los papeles de propiedad de los dos coches de Hinman. Cansado de esperar, Bobby telefoneó a Manson y le explicó la situación. "Bueno, ya sabes lo que tienes que hacer", recibió como respuesta. Nada más colgar sacó su cuchillo y asestó a Hinman dos puñaladas en el corazón.

atkins-van-houten-krenwinkel-manson.jpg
Las jóvenes Leslie Van Houten, Susan Atkins y Patricia Krenwinkel asesinaron por orden de Charles Manson. / Cordon Press

El cuerpo fue hallado el 31 de julio y Bobby fue arrestado esa misma semana. Pocos días después, Sharon Tate fue asesinada –estando embarazada de 8 meses– junto a sus amigos Jay Sebring, Abigail Folger y Voytek Frykowski –Roman Polanski, marido de Tate, se salvó porque se encontraba en Londres en esos momentos–. Antes que ellos, Steven Parent recibió cuatro disparos cuando se disponía a salir de la casa. Su error fatal había sido visitar a William Garretson, un joven contratado para el mantenimiento del jardín y la piscina, que vivía en la casa de invitados y que sobrevivió, sorprendentemente, sin enterarse de nada de lo ocurrido durante la noche. En la investigación posterior se llegó a esgrimir como uno de los posibles móviles del crimen que Manson pretendía aportar una coartada a Beausoleil para liberarle de la cárcel. Sea como fuere, lo cierto es que los investigadores del caso Tate fueron informados del crimen de Hinman al poco de descubrir los nuevos asesinatos, pero decidieron no seguir esa línea de investigación. Aquella decisión hizo que La Familia Manson pasase desapercibida para la policía durante meses. Por suerte, sus miembros principales, incluido el líder, habían sido detenidos en ese intervalo, aunque los cargos de los que se les acusaba eran bien distintos: incendio provocado y robo de vehículos.

En 1974 Vincent Bugliosi, el fiscal encargado de la acusación contra La Familia Manson por los crímenes Tate-Labianca, desveló los entresijos de los asesinatos y de su posterior investigación en un libro titulado Helter Skelter (Contra), que acaba de ser reeditado en España.

Temas

En Cultura

    0
    comentarios