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'El heredero', la historia de los Bultó: un espía, un heredero desposeído y una huida a medianoche

Rafael Tarradas Bultó publica El heredero, una novela basada en la historia de su propia familia durante la Guerra Civil.

Rafael Tarradas Bultó, primo de Sete Givernau y sobrino del fallecido Álvaro Bultó, sentía que tenía delante una historia que le pedía a gritos ser escrita. Su abuelo Tarradas solía quedarse hasta bien entrada la noche contándole historias de la guerra, con un estilo "tan cautivador" que él se quedaba extasiado. Le hablaba de la vez que una milicia republicana ocupó la masía familiar de San Antonio, situada en Cunit, a unos 30 kilómetros de Barcelona, y toda la familia tuvo que salir de España. También la historia de su tío, "ese que hizo grandes cosas durante la guerra" pero que no llegaba a especificar cuáles. Había material para una novela, sobre todo si se añadía la leyenda que hablaba de un "heredero desposeído entre los Marqués Bultó". Tarradas comenzó a dar forma a estas anécdotas y hasta los muebles empezaron a hablarle: "Un día separé el armario de mi habitación y tenía escrito por detrás: 'Recuperado el 19 de septiembre en Cunit. Se lo habían llevado los rojos'. Busqué más y encontré que la mesa del comedor tenía escrito: 'Estaba en una masonería, se lo habían llevado para tapiar un gallinero'".

Puso en orden la información y tejió una historia de ficción sustentada en hechos reales que autopublicó como regalo familiar. "He hecho un poco de trampa porque, en realidad, no me he tenido que imaginar nada, lo tenía delante", cuenta el autor a Libertad Digital. En ocho días, se vendieron más de 500 libros. Estaba claro que traspasaba el círculo de parientes. La editorial Espasa decidió comprar los derechos y lanzó una primera edición con 20 mil ejemplares. A los cinco días se comenzó a imprimir la segunda edición. El libro se llama El heredero.

Los Marqués Bultó eran una familia aristocrática catalana con importantes negocios en la industria textil que, al estallar la Guerra Civil, tuvo que huir. "La familia tenía prevista la llegada de una milicia republicana, aunque no pensaron que fuera tan rápido. Había un cura que vivía en la finca y, antes de empezar la contienda, se pasaba el día entero en una cueva por miedo. Fue llevándose latas, velas y mantas, se estaba preparando para lo que venía".

No todas las grandes familias de la zona fueron tan previsoras, como le ocurrió a los Sagnier, que también aparecen en el libro: "En mitad de la noche se encontraron cruzando la frontera en pijama. Un día tienes todas las comodidades y al día siguiente estás durmiendo en el suelo de una carnicería del primer pueblo de Francia". La mayoría de las masías de la provincia de Barcelona fueron incautadas. "San Antonio se respetó porque en esa finca se trataba muy bien a los trabajadores. Además, se transformó en una casa de convalecencia. Como era útil para el bando republicano, no se destruyó. Hubo muchas que se quemaron", recuerda Tarradas.

El heredero

Los personajes de El Heredero están basados en personajes reales, aunque con matices. Uno de los protagonistas es Antonio, un huérfano criado por monjas, al que su idealismo y sus ganas de cambiar las condiciones laborales de los obreros le llevan a formar parte de una milicia republicana. "Antonio es el gran héroe de la novela. Él es el heredero. Lleva un secreto importante consigo", adelanta Tarradas. Para este personaje, Rafael Tarradas usó el rumor que había en la familia: "La casa familiar se llama San Antonio y no sabemos por qué. Hubo un momento en el que a alguien se le ocurrió decir que se llamaba así en honor al heredero desposeído. No se qué parte de verdad hay en todo eso, aunque sí que es cierto que antes era muy habitual que hubiera hijos ilegítimos", cuenta.

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Rafa Tarradas Bultó, autor de 'El heredero' | David Alonso Rincón

"Es un personaje que, a pesar de que la vida lo maltrata muchísimo, es una buena persona. No pierde la humanidad. Quiere cambiar las cosas, pero no a cualquier precio. Forma parte de una milicia muy violenta y eso le pilla a contrapié. Por ejemplo, quiere que la Iglesia cambie pero no quiere matar a un cura. Al final, ayuda a las personas sin importar el bando".

El tío espía

Otro de los personajes tiene correspondencia con su tío, José María Bultó Marqués, asesinado en 1977 con una bomba por Terra Lliure: "Nunca nos habló abiertamente de su colaboración en el SIFNE, el servicio de espionaje de Franco, que se creó en Barcelona. Un espía en la época de nuestros abuelos era terrible, suponía haber traicionado constantemente a gente. Siempre nos dijeron que nuestro tío había hecho cosas muy importantes durante la Guerra pero nunca nos dijeron qué. Cuando se publicaron algunos libros del SIFNE, siempre salía el nombre de nuestro tío. Atamos cabos".

El Heredero es una novela coral en la que el autor ha querido mantenerse equidistante, no hablar "de buenos ni malos". "Tengo una posición bastante imparcial. Tengo familia que luchó en el bando republicano y otra en el nacional. Ni siquiera eso me puede condicionar. La Guerra Civil dividió al país por la mitad y la mayoría de la gente no pudo elegir el bando: si estabas en Zaragoza eras nacional, si estabas en Barcelona eras republicano. Hubo quien tuvo la suerte de tener dinero y salir de España, pues fueron cuatro. Pensar que los que quedan en un bando son malos y los que quedan en el otro son bueno es un pensamiento demasiado simplista".

Lector incansable, admirador de Carmen Posadas, Sonsoles Ónega o Ken Follet, Tarradas ha tardado dos años y medio en tener listo El heredero: "No es un ensayo histórico, pretende entretener, aunque he tratado de que no hubiera incongruencias históricas". Vista la buena acogida de las aventuras familiares, ya está preparando el siguiente libro, una precuela que acabará con el principio de este libro. "También hay muy buenas historias de posguerra", avisa.

Rafael Tarradas Bultó. El heredero. Espasa, 2020.416 páginas.

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