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El regreso del 'Sherlock de Avellaneda'

David Felipe Arranz recupera para la Editorial Funambulista los Archivos secretos de Sherlock Holmes, la versión apócrifa más exitosa del detective.

David Felipe Arranz recupera para la Editorial Funambulista los Archivos secretos de Sherlock Holmes, la versión apócrifa más exitosa del detective.
Ilustración original de los Archivos secretos de Sherlock Holmes | Alfred Roloff

Hay lecturas que contagian. Una vez adentrados en sus profundidades, los lectores salen de ellas con una percepción del mundo alterada, creyéndose todavía dentro de la fantasía mientras recorren las calles de su ciudad, mirando con otros ojos. Algo así debió de pasarle al profesor David Felipe Arranz cuando terminó de leer la extraña recopilación de relatos de Sherlock Holmes que había comprado hacía tiempo en un puestecito a orillas del Sena. El ejemplar no tenía fecha de edición ni nombre del autor y él, transmutado de pronto en el propio detective británico, no pudo más que ponerse a seguir las pistas para tratar de resolver el misterio que le había caído entre las manos. Lo que no sabía es que terminaría adentrándose en toda una rama apócrifa de la famosísima saga creada por Conan Doyle —230 relatos de una gran calidad— y confirmando la autoría de dos autores hasta ahora desconocidos por el gran público. Como fruto de su trabajo, cuatro de esas historias llegarán a las librerías españolas el próximo 3 de junio bajo el título de los Archivos secretos de Sherlock Holmes (Funambulista).

"Umberto Eco decía que hay personajes que están más vivos que algunas personas", comenta Arranz al otro lado del teléfono. "El Quijote y Sherlock Holmes son dos claros ejemplos". Más allá de las aventuras selladas en el papel por sus creadores, su alma de personajes universales ha traspasado las barreras de la literatura y ha terminado colándose en el mundo real. Son seres que viven entre sus lectores y que inspiran otras muchas historias y sucesos, algunas de ellas de una calidad muy destacable. Así, de la misma forma que del Quijote tenemos la versión de Avellaneda, no es de extrañar que, incluso en vida de Conan Doyle, surgiese en Europa un Sherlock Holmes diferente. Una de las mayores diferencias, por ejemplo, entre uno y otro es la sustitución del compañero eterno del detective, el doctor Watson, por el de un nuevo ayudante, "menos trascendental", llamado Harry Taxon.

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Siguiendo los diversos indicios, a través de las editoriales españolas Atlante y Povi, encargadas de la traducción y distribución del Sherlock apócrifo aquí, Arranz terminó dando con una serie de ficheros y bases de datos alemanas en las que descubrió el nombre de dos autores relativamente desconocidos. Uno era Kurt Matull, un libretista de teatro y guionista cinematográfico polaco; el otro era Matthias Blank, novelista alemán y creador de otro detective, Luther Frank, cuyas aventuras encierran algunas similitudes con las del propio Sherlock Holmes. "En realidad no descarto que hubiese un tercer autor, o incluso un cuarto", explica Arranz. Teniendo en cuenta la extensísima producción que tuvo lugar en un espacio de tiempo tan corto —los 230 relatos fueron publicados entre 1907 y 1911—, "y conociendo cómo funcionaban las editoriales entonces, que muchas veces se servían de negros para poder cumplir con unos plazos de publicación tremendamente veloces, no sería nada raro que algunas de las aventuras apócrifas de este Sherlock hubiesen sido compuestas por manos anónimas".

La respuesta de Conan Doyle

Preguntado sobre la posibilidad de que Conan Doyle conociese a este Sherlock que no era suyo, Arranz no tiene dudas. "Durante los años en los que se publicó, el Sherlock apócrifo vendió miles de ejemplares en toda Europa y en Rusia", dice. "Sabemos que Conan Doyle lo conoció porque la editorial Lutz, que era la que gozaba de los derechos de la saga en Alemania, se puso en contacto con los autores y les pidió que le cambiaran el nombre al título con el que encabezaban sus publicaciones". Así las cosas, a partir de la undécima entrega pasaron a titularla De los archivos secretos del mundialmente famoso detective, pero no se vieron obligados a abandonar la producción.

Ese hecho le sirve a Arranz para destacar el comportamiento modélico inicial de un autor que entendía la universalidad de su propio personaje y que no tuvo reparos en permitir la formación de "una comunidad literaria muy bonita". Sin embargo, al cabo de los años y cuando la fama del nuevo Sherlock Holmes se hizo patente, la editorial Litz terminó pidiendo una última modificación a sus autores: que le cambiasen el nombre por el de Harry Dickson. En opinión de Arranz, "Conan Doyle, al principio, no se imaginaba el éxito que iban a tener las historietas apócrifas", y fue precisamente eso lo que hizo que terminase pidiendo cambios sustanciales. Al final, tanto esa última modificación como "el propio agotamiento de la fórmula que había permitido la publicación masiva e ininterrumpida de la saga durante cuatro años" fueron las claves de su desaparición.

Por otro lado, para situar los Archivos secretos en contexto con la propia obra de Conan Doyle es necesario destacar que para 1907 el famoso detective británico ya había recorrido buena parte de su trayectoria editorial. Su primera aparición fue a finales de la década de los ochenta del siglo XIX, y para cuando surgió su versión apócrifa más conocida ya habían sido publicadas tres recopilaciones de relatos y tres novelas. De hecho, por aquel entonces habían pasado algunos años desde El regreso de Sherlock Holmes, obra con la que Conan Doyle cedió a la presión de los admiradores del héroe y lo resucitó, tras haberle asesinado en El problema final.

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El eslabón perdido

Arranz cataloga al Sherlock apócrifo como el "eslabón perdido que, de alguna manera, unifica la versión literaria del detective con la cinéfila". Preguntado por qué se van a encontrar los admiradores del clásico en esta obra paralela, explica: "En ella aparece un Sherlock muy deductivo, en la línea del original, pero también bastante más dado a la acción, en un salto que le acerca algo más a algunas adaptaciones cinematográficas como las de Billy Wilder o Guy Ritchie". Al mismo tiempo, las historias conservan "el halo de misterio, el gusto por los bajos fondos y la pátina catacumbesca que tanto gustan generalmente a los seguidores de Holmes".

La edición que publica ahora Funambulista incluye las ilustraciones originales del pintor Alfred Roloff e incluirá cuatro aventuras seleccionadas por su calidad. En concreto, serán: La hija del usurero, La Kodak traidora, El enigma de la casa de juegos y El vestido de la reina. Además, en próximas fechas aparecerán los volúmenes Nuevos archivos secretos de Sherlock Holmes y Últimos archivos secretos de Sherlock Holmes, con nuevas selecciones de la saga.

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