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Graham Greene, el escritor que quiso apuntar al corazón de lo que importa

Libros del Asteroide reedita El revés de la trama, una de las principales novelas de uno de los escritores más destacados del pasado siglo.

Ha habido muchos escritores que han explicado su vocación como la única respuesta posible a su necesidad de salvarse a sí mismos. Por eso siempre es curioso encontrar novelas que funcionan como exorcismos. Con Graham Greene sucede, por ejemplo, que cuando condena a alguno de sus personajes en el papel parece estar tratando de redimir sus propios pecados. Por suerte, iba tan sobrado de talento que podía permitirse el lujo de coquetear con la autoficción y no dar asco en el intento.

Ocurre una cosa con los escritores superiores y es que, cuando uno se encuentra delante de alguno de sus títulos, no puede dejar de reconocer su grandeza. Todos los que destacan de esa manera comparten una misma destreza impresionante a la hora de jugar con las ideas que pretenden transmitir. Por eso es siempre tan problemático leer traducciones; y por eso los buenos traductores nunca reciben todo el reconocimiento que merecen. Un libro de Greene que acaba de ser reeditado es El revés de la trama (Libros del Asteroide), por ejemplo, y no se me ocurre un mejor ejemplo para ilustrar lo que digo. ¿Alguien es capaz de entender la sugerencia del título a la primera? No lo sé, pero lo que es seguro es que sugiere algo. Y esa duda permanece presente durante buena parte de su lectura, hasta que el autor decide revelar su significado.

El título original en inglés es bien distinto: The heart of the Matter, que vendría a querer decir algo así como "El corazón de lo que importa", o "El corazón del asunto". Igual eso da más pistas. La verdad es que no tengo capacidad para juzgar la labor del primer traductor que decidió variar las palabras hace ya tanto tiempo. Lo que sí que puedo decir es que la intriga por entender el secreto que esconden sirve como un aliciente más, siempre que al lector le gusten este tipo de juegos.

Más allá de todo eso, habría muchas cosas que decir de esta novela y muy pocas que se sostengan en una mera reseña. Para aquellos que no conozcan al autor —por lo que sea—, tal vez deberían saber que fue uno de aquellos literatos ingleses que se convirtieron al catolicismo y que escribieron obras inmensas movidos por sus propias desgarraduras espirituales. Pero por ir directos a lo anecdótico, que muchas veces es la forma más eficaz de hablar de lo importante, diré que un año antes de que se publicase este libro —que trata, entre otras cosas, de un adulterio— el propio Greene había iniciado una particular relación amorosa fuera del matrimonio.

Resalto ese dato porque ayuda a comprender los principales temas de la obra sin destriparla demasiado. Greene dividía sus novelas entre las pensadas "para entretener" y las concebidas como "artefactos literarios". Lo cierto es que su capacidad para construir historias entretenidas se trasladaba siempre a todos sus trabajos, por lo que El revés de la trama podría incluso leerse como una historia de intrigas y engaños en una colonia africana durante la Segunda Guerra Mundial —Greene también trabajó para el MI6 en África y América—. Lo que pasa es que todo el que la haya leído sabrá que eso no define ni remotamente el verdadero valor de esta novela. Por recordar otra anécdota importante: Greene era un católico converso para el que el pecado, como tema literario, siempre apuntaba hacia algo más profundo que el mero conflicto entre personajes.

En ese sentido, después de haberla terminado es recomendable regresar a la cita de Péguy que la encabeza: "El pecador ocupa el centro mismo de la cristiandad… Nadie es más competente que él en materia de cristianismo. Nadie, salvo el santo". Scobie, el protagonista principal, recuerda a aquellos personajes de Dostoyevski que dan la sensación de ser un mero instrumento del que se sirve el autor para indagar en los dilemas morales de toda la humanidad. A través de sus conflictos se van desgranando las ambigüedades que alimentan cualquier vida: el amor, el egoísmo, la compasión… Cualidades fronterizas y endebles que marcan la tenue línea que separa la integridad de la perversión. Al acabar uno no sabe si Scobie es un condenado o un santo. Y es que en el fondo lo que Graham Greene pretende es sembrar una duda; incitar a la gente a que comprenda, para despertar la compasión hacia el pecador. Tal vez también plantearle esa duda al mismo Dios. Por resumirlo con una cita del libro: "Si uno supiera, (...), si uno alcanzara lo que llamaban "el revés de la trama" —el corazón de lo que importa—, ¿tendría que compadecer hasta a los planetas?".

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