Internado en un sanatorio de Compostela, Ramón de Valle Inclán concluyó El Trueno Dorado, una novela corta que meses después de su muerte se publicó por entregas en el diario madrileño Ahora, del que era subdirector Manuel Chaves Nogales. Iban acompañadas de las ilustraciones del historietista español Salvador Bartolozzi.
El genio gallego no pudo corregir las pruebas de imprenta, labor que asumió su esposa Josefina Blanco. No se publicó como novela póstuma hasta cuatro décadas después de ser escrita. Ahora, la editorial aragonesa Rasmia, dentro de su colección Surco, recupera estos textos en una bonita edición que incluye un prólogo a cargo de su nieto Javier del Valle-Inclán Alsina.
El Trueno Dorado se ajusta, como era de esperar, al tono esperpéntico de la última etapa de Valle-Inclán. Está encuadrada en el convulso tramo final del reinado de Isabel II, previo a la revolución de 1868, en un Madrid socialmente agitado. El escritor gallego se vale de este texto para patentizar la impunidad de las clases dirigentes. Unos jóvenes aristocráticos cometen un asesinato por capricho, sabedores de su inmunidad e incriminan a unos pobres desgraciados.
A través de un abanico de personajes antagónicos, nos permite disfrutar de su maestría en el uso del lenguaje, en el que combina expresiones callejeras con un tono más propio de señoritos de la época para modelar a los protagonistas de forma exquisita.
Adolfito humeó el veguero con delicadeza y condescendiente sonrisa:
- Soy grande de España y tengo tratamiento de excelencia. En fin, como la soga se rompe siempre por lo más delgado, cuenten ustedes conmigo para sostenerlos en sus puestos.
Los expertos discrepan sobre el origen y significado de esta obra. Unos apuestan por que era un texto pensado para completar El ruedo ibérico y otros se decantan por que fue concebido como una ampliación de Ecos de Asmodeo. Sobre este asunto ahonda su nieto Javier del Valle-Inclán Alsina, que además profundiza sobre un viejo conocido de su producción literaria: el histórico y destacado anarquista gaditano Fermín Salvochea, que aparece como contrapunto a los personajes grotescos. El personaje literario se ajusta al personaje real, demostrándose así el interés que esa figura despertaba en Valle Inclán y el profuso conocimiento que tenía de él, "bien porque llegó a conocerle, bien porque se documentó, como por parte solía siempre hacer para dar verosimilitud a los episodios históricos en los que situaba a sus personajes":
Cierra el volumen una serie de apéndices que ayudan a comprender el proceso de creación y publicación de esta obra, junto a fotografías, cartas y páginas manuscritas.
Ramón del Valle-Inclán. El Trueno Dorado. Rasmia, 2020. Número de páginas: 134. Precio IVA incluido 11,54€