En un esbozo de la fauna y flora que habitan en Alcandora, una ficticia localidad del sur bañada por el mar Alborán, Ricardo Alba Santamaría (Madrid, 1958) pone a desfilar a vagabundos, expresidiarios, filósofos, porreros, pastores, mujeres que se debaten entre la rabia y la melancolía, hombres ávidos de segundas oportunidad, aspirantes a artistas y artistas sin aspiraciones. Las ovejas duermen en familia (Hebras de Tinta) es una melancólica amalgama de vidas rotas, esperanzas y emociones que bullen, recogidas desde un reflejo particular del espejo de la gente corriente.
Las cartas se distanciaron una de otra. Saca del cajón el mazo de correspondencia. Al principio, una diaria; juramentos de amor, añoranzas; después, una a la semana; luego, luego la tristeza, el asomo a la puerta: "Señor cartero, ¿hay carta para mí?" (Pág.23).
Con falda muy corta o camiseta muy larga, un hilo por tanga, los ojos tirando a claros, ella dice llamarse Layla o Bianca o Natacha, qué más da, a ella le importa un guano cómo la llamen; mientras le paguen, cualquier nombre es bueno. (Pág.57)
Este conjunto de relatos, cada uno con un tono y un sabor diferente, están conectados entre sí por Alcandora, un paisaje mediterráneo de luz infinita, chumberas y buganvillas que cualquiera que haya experimentado alguna vez sabrá reconocer. Otro hilo invisible les atraviesa, uno emocional, con sus extremos sujetos por la venganza, la pena, la amargura, la solidaridad o la dignidad.
A Ana le rasgó el punzón una herida recóndita, esas de tan por muy adentro, las de las ausencias perpetuas. Y corrió, salió a correr. (Pág. 114).
Santamaría, periodista que ha ejercido en Agencia EFE, Antena 3, TVE o COPE, vuelca su sensibilidad en estos relatos cortos, de no más de tres páginas, que conforman su primer libro. En ellos caben nostálgicos veranos esperando desde la orilla los codiciados balones de plástico de Nivea lanzados desde una avioneta y tardes de rayuela, canicas y comba; pero también el terror del recuerdo de la guerra o el encuentro entre Federico García Lorca y Lupe Sino, pareja de Manolete.
La abuela Elena viajaba, vaya si viajaba. Averigüé que mi abuelo los abandonó, se largó con una vedette y con el dinero de la compañía, un golfo de amplio repertorio, con esto ya está todo dicho. (Pág. 85).
Las ovejas duermen en familia. Ricardo Alba Santamaría. Hebras de tinta, 2020. ISBN: 978 84 120527 5 6. Páginas: 134. 16 euros.