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Pedro de Tena

Los libros ¿rojos? de Xi Jinping. La cuarta revolución industrial

El presidente de la República Popular China siente una grana admiración por economista alemán Klaus Schwab. No es lo mismo que el desarrollo tecnológico se haga para libertad que contra ella.

El presidente de la República Popular China siente una grana admiración por economista alemán Klaus Schwab. No es lo mismo que el desarrollo tecnológico se haga para libertad que contra ella.
El economista alemán Klaus Schwab y el presidente de la República Popular China Xi Jinping | CordonPress

La consideración que tiene Xi Jinping, presidente de la República Popular China, hacia el economista alemán Klaus Schwab excede las normas de la cortesía para abarcar formas de admiración estratégicas o de máxima utilidad. Además de saludarle especialmente en el Foro de Davos de 2017, le mencionó dos veces más en su discurso del 17 de enero. La primera, llamando “Economía Schwab” al entrecruzamiento de ideas del Foro que hacía saltar “chispas de conocimiento” y grandes resultados “con relativamente poca aportación”.

Posteriormente, lo citó de nuevo en referencia a su libro La Cuarta Revolución Industrial, un libro poco conocido por el gran público a pesar de haberlo publicado la editorial Debate en 2016 con prólogo de Ana Patricia Botín. Entonces, el presidente chino destacó cómo esta cuarta revolución industrial ha escrito que ésta causaría efectos como la intensificación de la desigualdad, la distribución desigual de ingresos y un crecimiento desequilibrado.

Por tanto, cabe conjeturar que este libro de Schwab es uno de los libros de referencia que dan pistas estratégicas al PC Chino y a su presidente. Si tenemos en cuenta que otro libro más reciente del alemán, Covid-19: el gran reinicio (2020), escrito conjuntamente con Thierry Malleret, está, si no mencionado expresamente, claramente asumido por Xi Jinping en su intervención de este pasado mes de enero en Davos, podemos concluir que estos dos libros, paridos en el seno del Foro Económico Mundial, cuando menos, les resultan útiles al régimen comunista chino.

Tal vez no sea estrictamente los “libros rojos” del presidente de China y líder del Partido Comunista, pero parece que de algún modo benefician la senda elegida por el gran país asiático y parecen ser herramientas de máxima calidad para ejecutar los planes mundiales de China en el futuro inmediato.

El primero de ellos desde el punto de vista de su aparición en el tiempo es, como hemos dicho,  La cuarta revolución industrial. Del otro, trataremos en otro artículo complementario.

Para Schwab no hay duda de que esta “cuarta revolución industrial” está teniendo lugar y “no se parece a nada que la humanidad haya experimentado antes”, tanto por su magnitud (revolución digital que afecta a todo), velocidad (ritmo exponencial antes que lineal) y alcance (mundial). No sólo está cambiando lo que hacemos y como lo hacemos sino también quiénes somos.

Casi como el viejo Kant, Schwab quiere un mundo con sociedades y naciones (o ex naciones) verdaderamente cosmopolitas y traza un plan para conseguirlo. La cuarta revolución industrial es como una ley de la naturaleza inexorable y poco pueden hacer ni la libertad ni la voluntad individuales en su tratamiento. Lo único que puede hacerse es darle “de una manera que mejore el estado del mundo”, para lo cual, obviamente, es preciso saber qué es lo mejor para el mundo y para todo el mundo que componemos los individuos, viejo sueño totalitario de una ingeniería socio-política que se siente capaz de decidir qué es lo bueno para todos.

Dado que “la naturaleza fundamental y global de esta revolución afectará a todos los países, economías, sectores y personas y estará influenciada por ellos”, será preciso un nuevo internacionalismo ya sin encaje en un mundo de naciones sino con raíces “la cooperación entre fronteras académicas, sociales, políticas, nacionales y de la industria” para “crear narrativas positivas, comunes y llenas de esperanza, que les permitan a individuos y grupos de todas partes del mundo participar y beneficiarse de las transformaciones actuales.”

Ha habido cuatro grandes revoluciones en la historia: la agrícola y ganadera del Neolítico basada en la energía humana o natural (agua y viento) que dio origen a las ciudades y  comercio, capacidad de transporte reducidos y escasa globalización y las tres revoluciones industriales que se sucedieron desde el siglo XVIII sustituyendo la energía muscular por la energía mecánica, mejorando sustancialmente transportes y comunicaciones.

Desde 1760 a 1840, aparecen la máquina de vapor, el ferrocarril y producción y comercio en masa. Desde 1840 al siglo XX se acentúa el mismo umbo con la electricidad, las cadenas de montaje y se continua la extensión de comercio y la aceleración del transporte. Desde 1960, los semiconductores, la computación mediante servidores y la informática personal dan paso a la era digital con Internet de vehículo mundial.

Han Zheng y Klaus Schwab (Davos, 2020)

Desde 1990, está en marcha una nueva revolución más intensa si cabe  caracterizada “por un internet más ubicuo y móvil, por sensores más pequeños y potentes que son cada vez más baratos, y por la inteligencia artificial y el aprendizaje de la máquina.” Es lo que se ha llamado la “segunda era de las máquinas” que reciben su fuerza de la automatización y de la creación de cosas «sin precedentes».

Según Schwab, “la cuarta revolución industrial…no solo consiste en máquinas y sistemas inteligentes y conectados. Su alcance es más amplio. Al mismo tiempo, se producen oleadas de más avances en ámbitos que van desde la secuenciación genética hasta la nanotecnología, y de las energías renovables a la computación cuántica. Es la fusión de estas tecnologías y su interacción a través de los dominios físicos, digitales y biológicos lo que hace que la cuarta revolución industrial sea fundamentalmente diferente de las anteriores.”

En el planeta conviven sociedades y personas que no han salido de la primera, segunda o tercera revolución industrial. Por ejemplo, “1.300 millones de personas carecen de acceso a la electricidad” y “4.000 millones de personas, la mayoría en el mundo en desarrollo, ”no tiene acceso a Internet.

El problema es que, para decirlo en términos clásicos marxistas, el desarrollo de las fuerzas productivas no se aviene con las relaciones sociales, ni con las relaciones de producción ni con el conjunto de unas superestructuras institucionales, jurídicas e ideológicas diseñadas para un estadio tecnológico anterior.  Por eso, Schwab cree que se necesita un “rediseño” de “nuestros sistemas económicos, sociales y políticos” y la formulación de una “narrativa” sobre la cuarta revolución industrial. El problema es que no está claro que la libertad de cada persona tenga cabida en los nuevos diseños ni siquiera que la persona en sí sea respetada.

Los cambios para los próximos años: la libertad en peligro

  1. TECNOLOGÍAS IMPLANTABLES.

Desde teléfonos móviles a tatuajes inteligentes, de implantes cocleares, lejos ya de las prótesis,  a chips que relacionan palabras y pensamientos. Sus ventajas van desde la búsqueda de personas desaparecidas e identificaciones instantáneas al desarrollo de una vida más larga y saludable o una memoria inagotable. Pero, ¿qué pasará con la privacidad, con la autonomía, con el control de las tendencias, con la libertad de actuación sobre nuestros datos?

  1. PRESENCIA DIGITAL.

El 80 por ciento de las personas tendrán presencia digital en internet y ello afectará a su vida física. Seremos más transparentes, nos conectaremos con otros, podremos expresarnos, coordinarnos  e intercambiar información con particulares y con el gobierno. Pero podremos ser más vigilados, podremos ser suplantados, acosados, deformados con fakes e identificados, queramos o no. Facebook, Twitter e Instagram cuentan con más “habitantes” que Estados Unidos, Unión Europea e Iberoamérica juntas.  

  1. LA VISIÓN COMO LA NUEVA INTERFAZ.

El 10 por ciento de las gafas de lectura estarán conectadas a internet y serán inteligentes al estilo de Google Glass y otros. . Los ojos pueden ser la fuente para interactuar con la información y responder a ella. La información será inmediata y muy cualificada y aumentada, con especial interés para discapacitados. Pero puede distraer, saturar de información, ser adictivo. Moldear objetos en 3D, adquirir información de todo lo digitalizado que se vea o esté al alcance.

  1. INTERNET PARA VESTIR.

La ropa (ya hay camisetas que miden el sudor, el pulso, la respiración) y accesorios también estarán conectados a Internet, pasando de los móviles a los tejidos y objetos cercanos. Ya hay un reloj de Apple con conexión a la red y pronto lo estará la ropa, antes de 2025. Con ellos habrá más autosuficiencia, mejor salud, resolución de casos de desaparecidos, personalización y diseño propio de ropa, monitores para seguir la respiración de un bebé o su sueño, pero habrá problemas de seguridad de los datos, riesgos de ser vigilados y merma de la intimidad. 70 millones de relojes inteligentes y otros brazaletes se vendieron en 2015 Serán  514 millones en 2021.

  1. INFORMÁTICA UBICUA.

El 90 por ciento de los seres humanos vivos tendrán acceso a Internet. Hoy, sólo el 43%. Por ello, aumentarán las ventas de todo tipo de móviles y tabletas o similares. Internet será un derecho como el agua que requerirá menos inversiones por avanzar las conexiones inalámbricas. El mundo estará interconectado y difundir contenidos será lo normal. Con ello, se reducirán las diferencias, se facilitará el acceso a la educación, salud y gobierno. El comercio electrónico se multiplicará creando empleos y podrá facilitarse la participación democrática. Pero la posibilidad de manipulación será mayor como la dispersión política tanto como los espacios cerrados y privados a los que no se podrá acceder (clubs o jardines privados).  Internet.org, un proyecto de Facebook, ha habilitado el acceso a servicios básicos de internet para más de mil millones de personas en diecisiete países en el 2014. Google tiene su proyecto Loon, con globos y SpaceX invierte en satélites.

  1. UN SUPERORDENADOR EN SU BOLSILLO.

Los teléfonos inteligentes se extenderán al máximo en 2025 y tendrá costos, tamaños y formatos mucho menores y funcione similares a un ordenador. Para esta década, se prevé que África tenga 500 millones de móviles. . Las máquinas serán más rápidas y harán tareas complejas y especializadas. Sus efectos positivos y negativos serán similares a los del punto anterior si bien traerá confusiones entre lo personal y lo laboral. La potencia y capacidad de los artefactos crecen exponencialmente pero tal vez también sus costes ambientales.

  1. ALMACENAMIENTO PARA TODOS.

El 90 por ciento de las personas tienen almacenamiento ilimitado y gratuito (financiado mediante publicidad), disminuyendo la preocupación por borrar. Eso puede hacer que el almacenamiento vuelva a ser mercancía si bien compensable en publicidad o compras. Ya se ofrece almacenamiento gratis en la nube. La memoria personal se enriquecerá así como la eficiencia general en estudios y negocios. El problema estará en mantener la privacidad, la imposibilidad de borrar del todo.  

  1. EL INTERNET DE Y PARA LAS COSAS.

Internet será el medio al que la mayoría de los sensores se conectarán. Cualquier cosa podrá ser conectada a la red mediante sensores inteligentes que podrá monitorizar a animales domésticos y su salud, a familiares, a electrodomésticos Con ello se aumentará la eficiencia de los recursos, la productividad, la seguridad, la ampliación de los mercados, nuevas empresas dotadores de sensores, de productos con servicios digitales, creación de “gemelos” digitales, ampliación de la percepción de los entornos…Pero, además el peligro para la privacidad, exigirá mucha mayor cualificación en los empleos y podrá sufrir pérdida del control. Toda empresa será empresa de software. Los coches ya tienen códigos informáticos y procesadores incorporados además de tener un 8 por ciento de ellos conexión a Internet.

  1. EL HOGAR CONECTADO.

Internet llegará a los aparatos domésticos por la Domótica. Permitirá controlar las luces, las cortinas, la ventilación, el aire acondicionado, el audio y el vídeo, los electrodomésticos y los sistemas de seguridad. Podrá haber robots conectados para todo tipo de servicios como ya hay aspiradoras. Crecerá la eficiencia y el servicio cómodo, la seguridad, la autonomía de niños, ancianos y discapacitados, especialización de la publicidad, aumento del teletrabajo y reducción de costos (incluso médicos). Pero  vuelve a presentarse el problema de la privacidad, el espionaje externo, y la vulnerabilidad en general. Ya hay coches que ordenan al termostato de casa que suba la temperatura.  

10. CIUDADES INTELIGENTES.

Podrá haber ciudades sin semáforos para 2025 o así se espera. Servicios, suministros y calles estarán conectadas a Internet administrando la energía, los materiales, logística y tráfico, soluciones de estacionamiento inteligente, recogida de basuras e incluso análisis de modelos predictivos.  Habrá una mejora en los servicios y recursos, menores coste, menos delincuencia y contaminación, más movilidad, etc. Pero habrá problemas para guardar la privacidad, riesgo de colapso si falla el sistema y vulnerabilidad a los ataques cibernéticos. Santander ya contaba con 20.000 sensores en 2015. Naturalmente, la cultura urbana tradicional sufrirá  y los hábitos deberán ser cambiados.

11. “BIG DATA" PARA LA TOMA DE DECISIONES.

El censo de población será sustituido por fuentes de Big Data debidamente interconectados. Se trata de aprovechar la inmensa cantidad de datos sobre personas y comunidades para reemplazar los procesos que hoy se realizan manualmente. Ello puede conllevar despidos y desaparición de empleos pero creará nuevas categorías laborales.  puede hacer que algunos puestos de trabajo queden obsoletos, pero también crear categorías laborales y oportunidades que actualmente no existen en el mercado. Siguen los problemas con la individualidad, la privacidad, la propiedad de los nuevos datos organizados y la posible desconfianza hacia la veracidad de los datos. El volumen de datos en las empresas de todo el mundo se duplica cada 1,2 años. Hasta los satélites se usan ya en la agricultura. Incluso hay datos sobre la salubridad de los restaurantes de una ciudad.

A partir de ahora enunciamos simplemente el resto de los componentes de esta revolución industrial, la cuarta, que forma parte de la visión del mundo asumida escénicamente por Xi Jin Ping

12. VEHÍCULOS SIN CONDUCTOR.

Los automóviles sin conductor equivaldrán al 10 por ciento de todos los vehículos en las carreteras de Estados Unidos.

13. INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y TOMA DE DECISIONES.

Habrá una máquina de inteligencia artificial en una junta directiva.

14. LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y LOS EMPLEOS DE CUELLO BLANCO.

El 30 por ciento de las auditorías corporativas las realizará la inteligencia artificial con grave quebranto para los “cuellos blancos”.

15. ROBÓTICA Y SERVICIOS.

Se espera el primer farmacéutico robot en Estados Unidos. Ya había en 2017 1,1 millones de robots.

16. BITCOIN Y “BLOCKCHAIN".

El 10 por ciento del producto interior bruto (PIB) global estará almacenado en tecnología de blockchain,  una forma de hacer de manera distribuida el seguimiento de transacciones fiables.

17. ECONOMÍA COLABORATIVA.

En todo el mundo habrá más viajes en automóvil compartido que en coches privados. Ya Zipcar proporciona un método para compartir el uso de un vehículo por períodos más cortos y razonables que las empresas tradicionales de alquiler de coches.

18. LOS GOBIERNOS Y “BLOCKCHAIN".

Primera vez que un gobierno recaudará sus impuestos a través de un blockchain que no está regulado por un banco central pero conlleva un impuesto a las transacciones.

19. IMPRESIÓN 3D E INDUSTRIA.

El primer automóvil fabricado mediante la impresión 3D estará en producción. Con el paso del tiempo, las impresoras 3D superarán los obstáculos de velocidad, costo y tamaño, y su uso se generalizar

20. IMPRESIÓN 3D Y SALUD HUMANA.

Primer trasplante de un hígado impreso en 3D. Esto es, las nuevas impresoras crearán órganos humanos. Será la “bioimpresión"

21. IMPRESIÓN 3D Y ARTÍCULOS DE CONSUMO.

El 5 por ciento de los productos de consumo serán impresos en 3D e irá creciendo este porcentaje. Incluso electrodomésticos podrán ser impresos.

22. SERES DISEÑADORES.

Nace el primer ser humano con el genoma directa y deliberadamente editado. El Proyecto Genoma Humano gastó 2.700 millones de dólares para producir el primer genoma completo en 2003. En 2009, el costo por genoma se redujo hasta los 100.000 dólares, mientras que hoy es posible para los investigadores pagar a un laboratorio especializado solo 1.000 dólares para secuenciar un genoma humano. 

23. NEUROTECNOLOGÍAS.

Punto de inflexión: Primer humano con una memoria totalmente artificial implantada en el cerebro. Ya hay un Proyecto Cerebro Humano (proyecto de 1.000 millones de euros, financiado por la Comisión Europea durante más de diez años). El otro es la iniciativa de Barack Obama sobre Investigación del Cerebro a través de Neurotecnologías Innovadoras Avanzadas (BRAIN, por sus siglas en inglés).

Como se ve, es un amplio abanico de consecuencias prácticas de la revolución tecnológica en marcha. El problema es la dirección y los valores desde los que se afronten y desarrollen. No es lo mismo que el desarrollo tecnológico se haga para libertad que contra ella. Cabe sospechar que el máximo dirigente del comunismo chino, una dictadura descomunal, no esté pensando precisamente en las libertades individuales ni en los derechos y deberes personales ante este panorama. Y puede estarse seguro de que, eso sí, aprovechará la circunstancia según le vaya interesando. Parece el caso de su relación con el Foro de Davos, su pista de lanzamiento mundial.

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