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Hija de colonos

Cuaderno de memorias coloniales son las memorias con las que Isabela Figueiredo, nacida en la actual Maputo, ajusta cuentas con su pasado.

"La historia se enfrenta siempre a ese gran obstáculo, que deben superar los investigadores: el silencio sobre lo que se calló o se prefirió esconder a conciencia. Sobre lo que no es honroso. La basura se hace desaparecer, los cadáveres se emparedan y todo deja de existir", son las palabras que preceden a Cuaderno de memorias coloniales (Libros del asteroide), las memorias con las que Isabela Figueiredo ajusta cuentas con su pasado. Nació en 1963 en Lourenço Marques, actual Maputo, capital de Mozambique. Sus padres eran oriundos de Portugal.

Figueiredo expone una infancia que incomoda y que escuece, narrada por una niña que no juzga ni interpreta, solo describe el único mundo que conoce. Es una niña que se adentra en asuntos de adultos y que, con la simpleza de los quehaceres diarios, pone sobre la mesa el poder colonial, un racismo normalizado y desigualdades sociales más que evidentes. Es una crónica del colonialismo con los ojos de la época: "Los camareros eran negros y les dejábamos propina si habían enseñado los dientes, si habían sido rápidos en el servicio y nos habían llamado patrón" (pág. 33). "La distancia entre blancos y negros era equivalente a la que existe entre especies distintas. Nosotros éramos blancos, personas, seres racionales". (Pág. 55).

Publicado en 2009, supuso un terremoto importante en Portugal, un guantazo de realidad para todos aquellos que preferían la versión edulcorada y que, según la autora, principalmente fue criticado "por el sector nostálgico de los retornados". Ella necesitaba sacar lo que tenía dentro, hablar de su realidad, contar cómo fue para una niña rubia de "trenzas impecablemente peinadas" crecer junto "al niño negro cubierto de tierra, casi desnudo, hambriento".

Las memorias de esta niña trascienden el asunto racial para abarcar una complicada relación paternofilial. "Mi padre no pudo arrancarme de lo que era ni de lo que pensaba; mi padre no fue capaz de darle forma a mi pensamiento. Mi padre no me doblegó. Escapé de él" (pág.167).

La narración ocupa hasta la independencia de Mozambique en 1975 y la complicada vuelta de la protagonista a "la metrópoli": "Se divertían burlándose de nosotros, echándonos en cara que allí las cosas eran difíciles, y lo eran, que aquí no había negros para que nos lavasen los pies y el culo, que teníamos que trabajar, perezosos de mierda que nunca habían dado palo al agua en la vida…" (Pág. 181)

Isabela Figueiredo. Cuaderno de memorias coloniales. Traducción de Antonio Jiménez Morato. Libros del Asterioide, 2021. ISBN: 978-84-17977-60-3. Páginas: 208. PVP: 18,95 euros

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