Menú

La llave que inició un género

Andrés Amorós recomienda La llave de cristal, la novela con la que Dashiell Hammett inventó el género negro.

Andrés Amorós recomienda La llave de cristal, la novela con la que Dashiell Hammett inventó el género negro.
Imagen de la película 'La llave de cristal'. | Archivo

Little Lost Lady, la sintonía con la que ha arrancado Andrés Amorós su intervención en Es la mañana de esRadio es, según explica el crítico, una antigua tonadilla irlandesa que habla de una chica que vive con su tío y que desaparece, de repente, raptada por unos gitanos, pero que regresa a tiempo para salvar a su familiar de la acusación popular. "Es una canción alegre, divertida", explica Amorós. Tiene un mensaje que trata de quitarle hierro a los problemas. "Y es la canción que canta el protagonista de la novela que vengo a comentar, cada vez que sale de casa a encarar un futuro problemático".

La novela de la que habla es La llave de cristal, de Dashiell Hammett, un hito literario por su manera de iniciar un género nuevo: la novela negra. "Hasta ese momento, 1931, la novela policiaca se centraba únicamente en la resolución de un misterio. Hammett introduce, además, una enorme crítica social y política". Y también cambia el estilo. "Utiliza frases cortantes, violentas, implacables, muy influido por la novela de quiosco, o ‘pulp fiction’". Sus tramas beben del cine, están llenas de elipsis y de escenas entrelazadas; y muestran lo podrido de la sociedad. "En La llave de cristal todos son corruptos: los políticos, los senadores, los jueces, los policías, los periodistas… Y el detective es un tipo duro, que aguanta unas palizas terribles a medida que avanza en sus investigaciones".

La novela explota de esa forma la crítica política. La acción está situada en las vísperas de unas elecciones que, en el fondo, no son más que la batalla definitiva entre dos gángsteres que pelean a muerte por dominar la ciudad. "El que gane se lo lleva todo, y el que pierda se va a la silla eléctrica". Hammett dibuja un panorama apabullante, en el que los personajes, corroídos por la ambición, no demuestran sentimientos más allá de los de su propio interés. "Los aristócratas no obedecen las reglas, al senador le importa menos que asesinen a su hijo que su carrera política, etcétera".

Pero la clave de todo el tinglado queda sostenida por el protagonista, "ese nuevo arquetipo de detective duro, silencioso y listísimo, a lo Bogart", y de la mujer fatal. Todo se desarrolla, además, a través de diálogos brillantes, muy del estilo de los guionistas de cine americano, plagados de humor negro y de ingenio afilado. "El tema esencial es la amistad varonil, vivida, pero nunca dicha", añade Amorós. Y el amor. "Leer a Hammett requiere una lectura lenta, reposada, para captar toda la complejidad psicológica y el avance de las tramas". El final es terrible, pero deja abierta la puerta a la amistad y a una incógnita sentimental. "Es una novela muy dura, muy negra, pero también muy romántica". En definitiva, una obra maestra que inició un género.

En Cultura

    0
    comentarios