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Victoria Eugenia, una vida sostenida por sus joyas

Nieves Herrero presenta El joyero de la reina, una forma de contar qué supuso cada una de sus joyas en la vida de Victoria Eugenia.

Hablemos con Ayanta: Con Nieves Herrero

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Nieves Herrero presenta El joyero de la reina, una forma de contar qué supuso cada una de sus joyas en la vida de Victoria Eugenia.
La reina Victoria Eugenia, luciendo las joyas | dinastiasreales.blogspot.com

Esta semana, Ayanta Barilli ha querido presentar en su sección de Es la mañana de Federico el último libro de Nieves Herrero: El joyero de la reina (Ediciones B). La periodista y escritora ha acudido también al estudio para charlar sobre los entresijos de una obra que tiene mucho trabajo detrás, y que presenta la vida de la reina Victoria Eugenia como nunca nadie la había mostrado antes: a través de su relación con su ajuar.

El libro, por ejemplo, presenta la relación especial que la reina tuvo con sus joyas de pasar, "aquellas que dejó en herencia para las reinas que la sucediesen", ha explicado Herrero. "Yo lo que intento es contar qué supuso cada una de esas joyas en la vida de Victoria Eugenia". Ella tenía una obsesión. Sus joyas le daban fuerza y servían para articular su vida, sus desvelos y sus supersticiones. "Es algo bastante común, por otro lado, entre quienes tienen muchas joyas", ha explicado también Barilli. "El propio Alfonso XIII tenía muchas, ya que a los reyes siempre se les han regalado ese tipo de cosas". Victoria Eugenia, por su parte, el día que tuvieron que salir de España antes del advenimiento de la Segunda República, "se llevó muchísimas y dejó otras tantas, que fueron expoliadas rápidamente". Las que se llevó, sin embargo, fueron su tabla de salvación. "Las joyas tienen una doble condición: por un lado son objetos que se heredan, que cuentan una historia y que guardan la buena o mala suerte de quien las llevó, pero por otro tienen un grandísimo valor, y pueden garantizar la supervivencia cuando vienen mal dadas".

El tema de las supersticiones es tratado en profundidad en El joyero de la reina. "Victoria Eugenia, por ejemplo, tenía una dama inglesa, llamada Lady William Cecil, que fue la mecenas de las excavaciones en Egipto de Howard Carter. De ahí le trajo a la reina de España muchas joyas de los antiguos faraones, como lapislázuli, las piedras de las estrellas, y le explicó también el carácter mágico y trascendental que tenían en la Antigüedad".

Otro de los grandes objetos del joyero real era el collar de Chatones. "Se dice que la reina iba añadiendo cada uno de los brillantes que le regalaba Alfonso XIII, y que rumiaba que siempre se los entregaba cuando había cometido alguna infidelidad. Al final, el collar le pasaba la cintura", ha explicado Herrero, antes de desvelar qué fue lo que la empujó a escribir una obra como esta. "En una foto famosa de Victoria Eugenia se la puede ver con siete collares, la perla peregrina y la tiara de la flor de lis. Yo, al verla, recuerdo que me pregunté qué necesidad tenía de llevar tanta joya. Pues bien, después de escribir el libro pensé en lo mal que debía de estar la pobre, cuando necesitaba de la fuerza de tanta joya para sobrevivir".

La vida de Victoria Eugenia estuvo plagada de reveses. Y de eso han conversado también durante la intervención de esta mañana. "Ella tenía el mal de la sangre de Hesse, lo que hoy conocemos como hemofilia, y sufrió mucho por la posibilidad de transmitirle esa enfermedad a sus hijos", ha dicho Herrero. Federico, por su parte, ha recordado que su propio matrimonio con Alfonso XIII estuvo marcado desde el día de la boda, cuando Mateo Morral tiró una bomba que mató a varias personas del séquito real y que no se llevó la vida de los reyes de milagro. "Llegó a su casa el día de su boda con el vestido ensangrentado". Un mal presagio, cuanto menos, que sólo era el inicio de una existencia marcada por la huida, el sufrimiento y el exilio.

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