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"379, los crímenes de ETA sin resolver", el libro recopilatorio que debería avergonzar a España

El 44 por ciento de los asesinatos de la banda terrorista están todavía sin resolver. No sé conoce a sus autores materiales y no se ha hecho justicia.

España sufrió durante casi 50 años la acción criminal de una organización terrorista. Tiros en la nuca, coches-bomba, secuestros, campañas de extorsión, persecución de las personas que alzaban la voz… Una auténtica pesadilla que una parte de la clase política y de la sociedad quiere olvidar una vez superada ya la década desde que ETA anunciase el abandono del terrorismo como método para conseguir la independencia de su entelequia de Euskal Herria.

La desmemoria de la historia más reciente parece ser una de las nuevas consignas políticas de moda. Hay partidos políticos, incluso, que parecen estar dentro de una carrera por olvidar el pasado y hacer pelillos a la mar con los asesinatos. Todo ello para poder jugar en su beneficio con los escaños parlamentarios de los que un día alentaron y dieron cobertura a los terroristas. Todo ello blanqueando a los cooperadores necesarios de los criminales.

Pero la realidad es que la democracia española todavía tiene una enorme deuda pendiente con aquellos que sufrieron en primera persona el terror. ETA asesinó a 856 personas. Sólo el 56 por ciento de esos crímenes han tenido a su autor o lo tienen actualmente pagando entre rejas por sus crímenes, o lo que es lo mismo, el 44 por ciento de los asesinatos de la banda terrorista todavía están por resolver.

"379, los crímenes de ETA sin resolver", es el libro recopilatorio que debería avergonzar a España. Que la debería hacer reflexionar sobre cómo ha tratado a las víctimas del terrorismo. Un manual meticulosamente elaborado por la asociación Dignidad y Justicia –con el apoyo de la Comisaría General de Información de la Policía Nacional– en el que se recopilan todos los crímenes cuyo autor todavía se desconoce.

Y no es sólo un número, sino son personas que no pudieron disfrutar de la vida como hubiesen merecido o como hubiesen podido. Son familias a las que se les arrebató a un ser querido por el cruel capricho de unos asesinos y que no han tenido ni la justicia mínima que debe tener cualquier víctima ante un crimen así. Es la democracia española robando la memoria, dignidad y justicia que se merecen todos y cada uno de los asesinados por ETA.

En dos detallados tomos –de casi 400 páginas cada uno– se hace un recorrido por los datos que se conocen de estos 379 asesinatos. Salvo de seis, todo hay que decirlo. Seis sangrantes casos de espurgo, es decir, de la destrucción física e intencionada de los sumarios judiciales con todos los datos sobre la investigación. Seis casos cuyos detalles se han perdido para siempre. Los seis, también hay que decirlo, estaban en juzgados del País Vasco.

La mayoría de estos crímenes sin resolver son de los años sesenta o setenta, pero también los hay más recientes. Son casos, por ejemplo, como el atentado que costó la vida en noviembre de 2001 a los ertzainas Ana Isabel Arostegi y Javier Mijangos en Beasain (Guipúzcoa), o el que en julio de 2009 costó la vida a los guardias civiles Diego Salvá y Carlos Sáenz de Tejada en Calviá (Mallorca).

En el menor de los casos sus autores todavía podrían ser detenidos y acabar en la cárcel. En la gran mayoría, el delito ya está prescrito, pero sus familias tienen el derecho a que se les haga memoria y tiene derecho a que se les haga un relato que cuente la verdad de lo que pasó, quiénes fueron los criminales que acabaron con su vida, aunque desde Dignidad y Justicia son conscientes de que en algunos casos será casi imposible.

La asociación cree que hay espacio para ese relato de la verdad. Por un lado, tratando de encausar a los dirigentes de las cúpulas de ETA que dieron la orden de matar en aquellos años. Así han conseguido imputar en los últimos meses a un buen puñado de antiguos jefes de ETA. "En Ucrania todos estamos culpando a Vladimir Putin de los crímenes de guerra. Es el autor detrás del autor. Hay que ir a por el autor intelectual", defiende su presidente, Daniel Portero.

Por el otro, llevando a juicio a los autores materiales aunque el delito ya esté prescrito. Pone como ejemplo de ello el caso de uno de los médicos que robó recién nacido en una maternidad de Madrid en los setenta. "Se le llevó a juicio. No fue condenado porque el delito había prescrito y, además, el mismo entraría dentro de la Ley de Amnistía del 1977. Pero se constituyó un relato de la verdad", explica.

En definitiva, "379, los crímenes de ETA sin resolver", es el libro recopilatorio de una de las grandes deudas de la democracia española no sólo con las víctimas del terrorismo, sino también con su propia ciudadanía. Es el libro que documenta que la memoria democrática todavía tiene tareas pendientes. Es el espejo que refleja que todavía queda mucha justicia por aplicar pese a algunos tienen demasiada prisa por pasar página al terror.

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